La presidenta Cristina Fernández aseguró ayer que no firmará ningún acuerdo con los tenedores de deuda en default que pueda comprometer el futuro de los argentinos.
Fernández afirmó que cerrar un acuerdo con el grupo de inversionistas liderado por el multimillonario Paul Singer podría significar violar la “cláusula Rufo”, incluida en los prospectos de sus bonos vigentes, lo que destruiría las reestructuraciones realizadas en 2005 y 2010, tras el default de US$ 95 mil millones, en 2001. Esta cláusula estipula que cualquier condición más favorable que se ofrezca a los tenedores de bonos que no concurrieron a los canjes anteriores deber extenderse al resto. Si eso llegara a ocurrir “se caen las quitas que Néstor logró por primera vez en la historia, se caen todos los plazos y te piden todo junto”. Su fallecido esposo y predecesor, Néstor Kirchner, lideró un duro proceso de negociación que impuso a los financistas de Argentina un recorte récord de la deuda de 70%.
La mandataria, sin embargo, aseguró que Argentina “no va a entrar en default”, pero su promesa no se basa en un compromiso de pago, sino en una definición lingüística, ya que “en default entran los que no pagan y Argentina pagó”.
Al encabezar un acto en el distrito bonaerense de General Rodríguez, la Presidenta aseguró que las agencias calificadoras “van a tener que inventar algún término” nuevo para explicar la situación de su país “que pagó sus deudas pero los pagos fueron bloqueados por alguien y no permitió que el dinero llegara”. El juez de Distrito de Nueva York, Thomas Griesa, que acogió la demanda de los inversionistas, bloqueó el mes pasado un pago de intereses de Argentina de
US$ 539 millones, hasta que la Casa Rosada llegue a un acuerdo con los “holdouts”. La nación caería en incumplimiento de sus bonos a 2033 si no llega a un acuerdo antes del 30 de julio. (Cronista)