La petrolera estatal brasileña Petrobras está viviendo horas agitadas en medio de la mayor investigación por corrupción en la historia del país. La agencia Fitch rebajó ayer la nota de la compañía a "BBB-" desde "BBB", y le otorgó a perspectiva negativa, lo que significa que podría volver a recortarla en los próximos meses.
Fitch se sumó así a Moody's, que ya había hecho lo mismo la semana pasada.
La calificadora justificó su decisión citando la creciente incertidumbre sobre la capacidad de la petrolera para registrar amortizaciones de manera apropiada, en medio de las denuncias de que sus activos fueron sobrevalorizados por actos de corrupción.
Mercado celebra
Pero las advertencias de la agencia no fueron suficientes para contener la mayor alza en las acciones de la petrolera en 16 años, luego de que una reunión ayer, entre la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff y la presidenta ejecutiva de Petrobras, Maria das Graças Foster, desatara especulaciones sobre un cambio de mando en la estatal.
Las acciones preferentes de Petrobras se dispararon ayer 15,47%, a 10 reales, su mayor ganancia diaria desde 1999, impulsando a la bolsa de Sao Paulo a ganar 2,76 % en el día.
Foster es considerada por los inversionistas como un obstáculo a la solución de la investigación, y los reportes apuntan a que habría estado informada sobre los casos y no tomó medidas al respecto.
El sitio web del diario Folha de S. Paulo reportó ayer por la mañana que la oficina presidencial le había notificado a Foster que sería reemplazada, pero no dijo cómo obtuvo la información. Según el diario, Rousseff estaría convencida de que la situación de Foster es "insostenible".
El Gobierno brasileño, sin embargo, rechazó a través de un funcionario de prensa del Palacio Presidencial el reporte de Folha.
Los inversionistas esperan que un nuevo liderazgo ayude a restaurar la credibilidad de la empresa, sacudida por un escándalo de corrupción que podría superar los US$ 28.000 millones.