Sandra Gillot y los planes de expansión para Benexia, de la mano de la chía
Duplicar las exportaciones de ingredientes para alimentos, bebidas y suplementos, y ampliar la planta que tienen en Arica para el desarrollo de estos productos sobre la base de chía, se cuentan entre los proyectos para este 2022 y los próximos años.
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Con esto podemos salvar el mundo, pensó Sandra Gillot, cuando a comienzos de los 2000, a pocos años de haber llegado desde su Bélgica natal a trabajar en una empresa de ingeniería en Chile, conoció y se encantó con la chía.
Supo de esta semilla mientras participaba en unos proyectos de innovación de la embajada belga. "Me interesaba el tema de la salud y me llamó la atención una empresa que trabajaba con Omega 3. Me contacté con ellos y me dijeron 'pero si la fuente más importante de Omega 3 en la naturaleza es la chía y los productores están en Salta; si tú estás ahí en Chile, te costaría cruzar la Cordillera para encontrarte con ellos'. Y eso hice", relata.
Encontró un productor boliviano, con quien se asoció en 2005: Alberto Baracatt. Desde entonces trabajan juntos, él a cargo de la producción con plantaciones en Argentina y Bolivia, y ella, más en el área comercial y financiera.
Así partió Benexia, desde cero, cuenta. Tanto, que tardaron un año en lograr la primera resolución sanitaria para poder importar chía en el país.
Durante años les fue muy bien porque eran prácticamente los únicos en el mercado. Pero empezaron a aparecer muchos competidores, hubo un verdadero boom, el mercado se llenó de chía. "Estábamos justo invirtiendo en un desarrollo industrial cuando los precios se fueron para abajo. Tuvimos que hacer una reestructuración financiera", dice, "y volvimos a partir, ya no como distribuidores de semillas, sino como productores de ingredientes limpios para alimentos, bebidas y suplementos nutricionales, con un valor agregado mucho mayor".
Hoy, en Benexia trabajan 50 personas en la planta de Arica y 20 en las oficinas de Santiago. A partir de la chía, producen y exportan dos mil toneladas de productos como aceite, fibra, leche, proteína, entre otros. Sus principales mercados son Estados Unidos, Asia y América Latina. A Europa prácticamente no llegan, por asuntos regulatorios, y en Chile, ha sido lento porque aquí, por un asunto reglamentario, desde 2014 no pueden promover el omega 3 que tiene la chía. "Chile es el único país donde el omega 3 vegetal no se presentar en las etiquetas y esa es una desventaja", dice.
El año pasado duplicaron sus ventas, señala, y este 2022 las van a duplicar nuevamente. "Es lo que corresponde a la capacidad productiva de la planta y los proyectos en los que estamos", afirma. Y explica: "No hay proyecto chico en la industria de alimentos, cuando empiezas con algo para lo que se requieren contenedores, no puedes ir de a poco. Estamos creciendo muy rápidamente y eso, claro, tiene un manejo financiero detrás, exige mucho capital de trabajo, financiamiento, los clientes pagan a 90 - 120 días. Diría que hoy estamos en pleno desarrollo".
Cuenta que también están en vías de certificación B, lo que estima no será difícil, porque "el proyecto desde el principio ha tenido un gran eje social y medioambiental", además de la apuesta innovadora que ha implicado prueba y error en desarrollos y nuevos mercados.
"Somos los grandes innovadores mundiales en ingredientes de la chía, porque no hay más que nosotros todavía en el mercado", asegura.
Pandemia: "No es un buen momento"
-¿Cómo les fue con la pandemia?
-La pandemia nos está afectando un montón, por la situación logística, la falta crítica de mano de obra y, sobre eso, los problemas sociales en Arica. No hemos dejado de producir y obviamente esperamos que la situación se arregle lo antes posible, pero es difícil, pero realmente no es un buen momento.
Tengo que decir que junto con eso el consumidor final sí está buscando comida más saludable y eso nos ha dado y seguirá proporcionando mayores oportunidades.
-¿A qué se refiere con la falta crítica de trabajadores?
-Nos ha perjudicado mucho el bono que entregó el gobierno, pero sobre todo el trabajo informal, que es una gran dificultad en Arica. Nosotros nos vinimos para acá porque, con operaciones entre Bolivia y Argentina, era el puerto natural, y también por nuestra idea de desarrollar los extremos del país.
-¿Pero no están pensando dejar Arica o si?
-No, en absoluto. Estamos pensando crecer en Arica. De hecho, tenemos proyectado ampliar nuestra capacidad productiva al doble y lo haremos en Arica. Eso es en dos años, tres máximo.