Los seis naranjillos que no se encontraron en el área del proyecto de tierras raras en Penco o las múltiples observaciones hechas a la megalínea eléctrica Kimal-Lo Aguirre son algunas de las actuaciones de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) que afectaron adversamente la tramitación ambiental de estas iniciativas. Como aquellas, hay muchas obras -de distintos sectores, envergadura y territorios- que esta entidad ha puesto en jaque. ¿Qué responde Conaf a las críticas del sector privado?
La directora ejecutiva de la corporación, Aída Baldini, asegura que “la complejidad de la normativa forestal hace que se critique el accionar de Conaf”. Y detalla que, por ejemplo, al aplicar la Ley de Bosque Nativo, “se deben integrar diversos decretos de monumentos naturales (Ruil, Queule, Pitao, Bellotos, Alerce y Araucaria), más todas aquellas especies que se encuentran en alguna categoría de amenaza, e incluso aplicar decretos antiguos de protección”.
“La complejidad de la normativa forestal hace que se critique el accionar de Conaf”, dice la directora ejecutiva, Aída Baldini, quien admite que “siempre existirán oportunidades de mejora para todos los actores partícipes de la evaluación ambiental”.
La entidad tiene, en simple, el mandato de verificar el cumplimiento de la normativa forestal y ambiental vigente. “Las leyes que administra presentan un alcance nacional, por lo que cualquier actividad o proyecto que se quiera implementar puede tener algún grado de afectación sobre la vegetación”, que es su ámbito de acción, señala.
Baldini precisa que si bien Conaf basa su actuación en un enfoque técnico y legal, “cuando las instituciones trabajan con diversas normativas, las que pueden ser modificadas por entidades distintas a quien las aplica, es posible que se puedan entender de diferente forma, al quedar a veces poco claras, lo que ha generado que existan críticas al respecto”, generando así “incertidumbre en la inversión”.

Aída Baldini, directora ejecutiva de Conaf.
Debilidades en proyectos
La directora de Conaf también aterriza lo que, a su juicio, son los puntos febles en las iniciativas que se presentan a evaluación ambiental. “Entre las debilidades principales que se han detectado está la identificación, descripción y caracterización de la flora, bosques y vegetación de competencia que se verá afectada por las obras o actividades del proyecto”, acota, lo que a su entender “se traduce en el incremento de las iteraciones en el proceso”, como Icsaras o Adendas, pero también en errores en la determinación de la línea base y todos los aspectos posteriores: medidas de mitigación, compensación o reparación o los permisos sectoriales que se van a solicitar. Como estos temas deben ser resueltos por los dueños de los proyectos, los impacta, “deteniendo la evaluación ambiental y postergando los plazos de entrega de las respuestas”.
Otro aspecto crítico es que las empresas suelen usar, para describir la vegetación y el ambiente en la zona del proyecto, una metodología que puede presentar fallas: la Carta de Ocupación de Tierras (COT).
¿Que problema tiene? “No logra capturar la información necesaria” en áreas donde algunas especies “no son dominantes ni abundantes”, explica la directora de Conaf, quien también ha detectado que la presentación cartográfica de las iniciativas “muchas veces no es coherente en la presentación de sus capítulos, respecto de las zonas de intervención de la vegetación”.
Conaf, dice, tiene como “una de sus fortalezas” que “evalúa los proyectos en terreno”.
Otra complicación es que ante “la no caracterización o escasa identificación” de las especies vegetales, “no se presenten todos los permisos ambientales sectoriales (PAS) que sean necesarios”. Esto provoca que Conaf pida las autorizaciones faltantes o las corrija, “generando de este modo una nueva propuesta de medidas de mitigación, compensación y reparación”, con la consiguiente demora.
Autocrítica
Aída Baldini, en todo caso, se hace cargo de las críticas. “Siempre existirán oportunidades de mejora para todos los actores partícipes de la evaluación ambiental, titulares, consultoras, servicios públicos, y en ese camino hemos estado, ahora con mayor fuerza en Conaf”, asegura.
En cuanto a qué están haciendo al respecto, afirma que “como Conaf y Ministerio de Agricultura nos estamos haciendo cargo, y hemos reconocido nuestras debilidades, y como medida correctiva y de mejora, actualmente las brechas detectadas se están trabajando, gestionando y minimizando”.
Y citó ejemplos de mejoras. Uno es lo que definió como “correcta orientación” del reglamento de suelos, aguas y humedales, que se encuentra para toma de razón en Contraloría. Lo otro es que Agricultura ha solicitado una modificación de la ley de Bosque Nativo “en materias urgentes para activar la inversión y el manejo forestal sustentable”.