Tim Girven, The Legal 500: El ritmo de creación de firmas boutiques en Chile es de los más altos del continente
El editor de la publicación especializada se refirió al dinamismo del sector en el país, en la jornada previa a la liberación de los resultados del ranking 2022.
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El editor de una de las guías más esperadas por los estudios y abogados locales ( The Legal 500), Tim Girven en conversación con Diario Financiero realizó un detallado análisis de la industria en el país a propósito de la publicación del ranking 2022 que se libera este miércoles.
En la previa, el experto se refirió al dinamismo del sector en Chile, donde ni el estallido social, ni la pandemia han logrado mermar su crecimiento.
-Ad portas de liberarse el ranking, ¿Cuáles son los cambios más representativos que has podido observar en la guía 2022?
-Particularmente no ha habido una tendencia o factor dominante durante este último año... El dinamismo de sus firmas sigue tan alto como en años anteriores con un constante crecimiento, división y refundación.
-Pero dentro de ese dinamismo, ¿Hay algún factor que se escapa de la regla?
- El ritmo de la generación de nuevas boutiques es el más alto que cualquier otro país en el continente (dejando a lado a Brasil); pero por otro lado vemos que las firmas dominantes siguen en su posición y mantienen su fortaleza.
-¿A qué obedece el surgimiento de esta nueva camada de abogados emprendedores?
- Es un tema que hemos notado y seguido por varios años. Sus causas son varias. Por un lado, las firmas grandes –como Carey y PPU, por ejemplo- no pueden hacer socios todos sus asociados seniors y of counsel -naufragaría el barco-, por lo cual cada año hay un cierto número de abogado/as muy entrenados y capaces, que reconocen su propias circunstancias y deciden buscar una alternativa. Mientras, otros surgen del momento en el que estén sus áreas de especialidad (temas regulatorios y litigios) y, en otras ocasiones, es por choque de culturas.
-¿Cómo ves su posicionamiento?
-No hay duda que en sus áreas de especialización son excelentes profesionales; además, este fenómeno coincide con una apertura de parte de clientes corporativos de utilizar estas firmas pequeñas que hace una década casi no hubiesen mirado.
Su reto, en cambio, es mantener una visibilidad suficiente en el mercado para terminar con su dependencia de clientes que los han seguido de su trabajo anterior y, lograr así, establecer una clientela más amplia, minimizando el impacto que podría tener la pérdida de un cliente de peso.
-¿Cómo ves el futuro de estas firmas?
-No creo que hayamos visto el fin de esta tendencia, todo lo contrario. Sin embargo es interesante hacer una observación, y es que todavía no hemos visto el surgimiento de una nueva generación de firmas que quieran ‘tomarse el mercado’, tal como las que se fundaron entre fines de los ‘80 y mediados de los ‘90, como fue el caso en Chile de Barros & Errázuriz y posteriormente Bofill, Mir & Álvarez Jana Abogados.
-Volviendo al tema del ranking, ¿Qué es lo que ha llevado a que Venture Capital y Medio Ambiente a tener un mayor crecimiento dentro de la guía?
- Lo interesante es lo que está detrás de dicho crecimiento. Por un lado, el aumento de riqueza privada que ha sido un fenómeno constante de los últimos 30 o 40 años, principalmente en el mundo occidental; y por el otro, se trata de la faceta de Derecho Público que más rápidamente crece hoy en día, y que, con la crisis del calentamiento global, además va a emerger como una vertiente más crítica y con mayores limitaciones.
Impacto de los 'cierres'
-¿Cuál es tu mirada de la industria legal chilena y su desempeño en la pandemia?
- Como era de esperar su desempeño ha sido -en lo general- bastante impresionante. Las firmas han logrado mantener sus servicios (y la calidad de los mismos) a pesar de los “cierres”, y los clientes han apreciado estos esfuerzos y logros.
-¿Qué ganó o perdió la industria con la pandemia?
-Definitivamente la obligación de home-working ha ganado terreno respecto de maneras de trabajar que no serían tan fáciles de implementar en el futuro y que las oficinas temían ofrecer -por tradición más que otra razón concreta-. Por otro lado, los avances en la digitalización de los procesos de la justicia también constituyen un paso que sería muy difícil dar marcha atrás.
La práctica privada, por su parte, también ha buscado afianzarse todavía más en el grado de especialización que ofrecen a sus clientes, lo cual veo como un win-win, tanto por los clientes como por la propia industria de servicios legales.
Y, finalmente me ha impresionado el número de destacadas figuras que han buscado utilizar su conocimiento para el bien común con sus intervenciones en el ámbito público; ahí destaco el libro ‘Cohesión Social y Convención Constituyente 2021’ de Juan Ignacio Correa, por ejemplo.