Por P. Ojeda / G. Cerda / J. C. Prado
Las cifras son contundentes y a la vez desafiantes como país. Desde 2002 hasta el último catastro realizado el año pasado, el número de extranjeros provenientes de Argentina, Perú, Colombia, Ecuador y Bolivia que hoy residen en Chile pasó de 110.443 a 273.541 habitantes, lo que significa un crecimiento porcentual de 147,68%, según cifras del Departamento de Extranjería y Migración del Ministerio del Interior y Seguridad Pública que lidera Rodrigo Hinzpeter.
Este aumento -que se ha dado en casi una década y que no contempla a ciudadanos de otras nacionalidades- generó que el gobierno esté evaluando cambios en la apertura de la política migratoria del país. La iniciativa es confirmada por el subsecretario del Trabajo, Bruno Baranda, quien ha participado del proyecto que lidera el Ministerio del Interior y que incluyó consultas a distintas reparticiones de gobierno. “Estas definiciones dependen del presidente, es una propuesta de reforma a la política migratoria”, afirma Baranda.
De hecho, la propuesta ya está en manos del presidente Sebastián Piñera y contempla modificaciones en varios ámbitos de la política vigente, pero tiene un énfasis al recoger propuestas que impactan directamente al mercado laboral.
Esto, debido a que las buenas cifras de empleo que se han apreciado en los últimos meses perjudican a rubros como la agricultura, dado que cada vez hay menos mano de obra calificada para realizar labores en el campo.
En ese sentido, la iniciativa contempla un profundo cambio en el sistema de visas de trabajo, puesto que se analiza permitir la presencia de extranjeros por un tiempo acotado con el objetivo de que se empleen en áreas en las que escasee personal calificado.
“Pareciera ser más atractiva para la discusión una estructura de visas que aporte -restrictivamente- el trabajo de algunos extranjeros en determinadas zonas geográficas y en algunos sectores de la economía por un tiempo limitado”, afirma Baranda.
Eso sí, ello vendría acompañado por un aumento en las exigencias a los empleadores para el retorno de estos mismos trabajadores a sus países, con el objetivo de evitar situaciones denigrantes para los trabajadores de otras nacionalidades.
Eso sí, Baranda recalca que antes de llenar esos cupos faltantes con mano de obra extranjera, la primera opción es ocupar a los cesantes que existen en el país y reinsertarlos al mundo productivo.
Aumento de cupo
foráneo en las empresas
Otro tema que se ha analizado en las últimas semanas es la factibilidad de aumentar el tope de 15% de personal extranjero que como máximo pueden contratar las empresas nacionales. Pese a que hay una petición expresa de los gremios agrícolas (ver nota página 27) por aumentar ese tope, la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, planteó que el tema no será abordado por el gobierno sin un catastro serio que dé cuenta de las necesidades de cada sector económico.
En ese sentido, estaría resuelto que la minería goce de un avance en ese ítem, sobre todo en mano de obra calificada. No obstante, en los trabajadores de menor calificación el cambio no regiría.