Desde 1989 ha escrito diversos trabajos sobre impuestos. A principios de los ‘90 fue uno de los primeros en proponer la fórmula 20/20, o sea 20% de tasa máxima a las personas y 20% tasa a las empresas y en 1997 y en el año 2000 junto al actual presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, escribió dos propuestas de reforma tributaria.
Bernardo Fontaine Talavera, asesor y director de empresas, economista y experto tributario, conversó con DF sobre la reforma del gobierno e hizo un análisis de la forma en que se está dando el debate a nivel político y técnico.
- ¿Cuál es su opinión respecto a la reforma tributaria presentada por el Gobierno?
- No tengo muy claro si era necesaria desde el punto de vista de recaudación. Lo veo más como una respuesta política. Ahora, desde el punto de vista técnico, la reforma si se aprueba completa es un avance y presenta medidas para todos los gustos. Ahora conviene que se apruebe rápido para no generar más incertidumbre.
- ¿En qué sentido?
- La eliminación de los aranceles, la baja del impuesto de timbres y del impuesto al software, los impuestos “verdes” y a los alcoholes son positivos, así como la rebaja a los impuestos personales a la renta y las redefiniciones a la Ley de la Renta que buscan disminuir la elusión. El alza a 20% al impuesto a las empresas parece ser un mal necesario y el cambio al impuesto a los combustibles es lo más dudoso de la reforma, pero con evidentes beneficios políticos. Sin embargo, el gobierno perdió la oportunidad de modernizar los impuestos.
- ¿Cómo sería esa modernización?
- Lo clave aquí es acordar un consenso para que Chile tenga impuestos que lo lleven al desarrollo ya. Sabemos que tenemos que igualar el impuesto a los combustibles para el diesel y el no diesel, implementar definitivamente la factura electrónica y tener impuestos a la renta con tasas moderadas y bases amplias, es decir que todas las actividades paguen impuestos sin tratamientos especiales ni excepciones. Y algo muy importante, impuestos fáciles de recaudar y pagar. En concreto, sería deseable que las distintas fuerzas políticas acordaran por 20 años, por ejemplo, no establecer tasas de IVA, impuestos a las empresas ni impuestos a las personas superiores a 20% ó 25% y, al mismo tiempo, eliminar todo tratamiento que exime de impuestos, es decir gravar todo ingreso o utilidad efectivamente percibida.
- Pero eso beneficiaría a los más ricos, de hecho ya la baja de la tasa máxima del impuesto a las personas del 40% al 36% ha sido cuestionada por ser regresiva y beneficiar a muy pocos...
- A ver, los impuestos a la renta en Chile ya aportan a la redistribución del ingreso: el 82% no paga impuestos a la renta.
El impuesto a la renta ya es redistributivo porque el 82% no paga. Esta enorme masa exenta de impuestos es algo muy único de Chile. Lo que queda es la discusión sobre cuánto debe pagar cada grupo de contribuyentes dentro de ese 18% más rico y eso no tiene que ver con la redistribución de ingresos.
Tiene más que ver con impulsar el crecimiento, la movilidad social y que dentro de ese 18% no haya injusticias.
- El académico Claudio Agostini ha dicho que el 60% de la rebaja al impuesto personal lo percibirán 82.000 personas...
- Pero eso es obvio. Si se bajan las tasas altas eso afecta hoy, obviamente, a los que las pagan que son pocos. Pero cuidado, esos cálculos son estáticos. Ciertamente la inmensa mayoría de los que están en los tramos bajos de impuestos aspiran a superarse y llegar a rentas altas. Los que mejoren sus ingresos a futuro también saldrán beneficiados por la reforma. Tenemos impuestos personales con tasas demasiado altas y eso perjudica el esfuerzo y la capacidad creadora y emprendedora de las personas, así como su posibilidad de ahorrar, entorpeciendo en definitiva el crecimiento. Tampoco nuestras altas tasas son eficaces para redistribuir ingresos porque recaen básicamente sobre los profesionales y sectores medios. La paradoja es que estos impuestos altamente progresivos terminan por castigar a quienes se superan y progresan, entorpeciendo la movilidad social. Hubiera preferido mantener los aranceles y profundizar las rebajas en las tasas personales.
-¿Qué ganaría el país con tasas de impuestos más bajas?
- Con una tasa máxima de impuestos personales del 20%, empresarios, trabajadores independientes, empleados y profesionales se verían impulsados a desarrollar toda su energía y creatividad, puesto que verían más claramente los frutos de su esfuerzo.
Además tasas máximas moderadas para personas y empresas reducen la evasión y eliminan la necesidad de crear continuamente regímenes tributarios especiales y excepciones.
Por eso, tasas moderadas son inseparables de impuestos que graven ampliamente sin casos especiales. Todos estos casos especiales generan injusticias, actividades o contribuyentes privilegiados y oportunidades de elusión.
Además complican innecesariamente la fiscalización. Lo mejor son impuestos fáciles de pagar y fiscalizar.
- El senador Ricardo Lagos Weber y economistas vinculados a la Concertación han insistido en cambiar el sistema tributario a base devengada para las utilidades de las empresas, aduciendo que el 70% de las utilidades corporativas no pagan...
- En eso hay mucha confusión. Hoy los empresarios y accionistas ya pagan 20% por las utilidades devengadas en sus empresas. No es cierto que el 70% de las utilidades no paguen impuestos.
Lo que entiendo buscan proponer es que, además, los dueños paguen a nivel personal por las utilidades que generan las empresas aunque éstas no las hayan recibido. Eso suena bastante injusto, ¿con qué recursos pagarían por utilidades que no han recibido? Cuando se dicen estas cosas, los políticos piensan en los grandes millonarios, pero la enorme mayoría de los potenciales afectados son empresarios medianos y pequeños, además de accionistas minoritarios.
Ellos también viven estrecheces de recursos. Hoy los empresarios pagan impuestos personales por las utilidades que reciben porque sólo pueden disponer libremente de ellas para consumir.
Los empleados pagan por sus sueldos menos lo que depositan en la AFP, las cotizaciones en salud y ciertos tipos de ahorros porque tampoco disponen de esos fondos para consumir.
- Pero los dueños sociedades tienen mayor libertad para ahorrar sus ingresos que los empleados, por eso han surgido sociedades para prestar servicios y existen formas de elusión que permiten ocasionalmente a esos dueños retirar utilidades sin pagar el Global complementario...
- Sí, hasta la tasa promedio de 20% de impuestos, el tratamiento de empleados y socios o accionistas de empresas es igual. Quienes tienen tasas de impuestos personales superiores, tienen diferencias. Pero si esa es la preocupación, la solución puede ser permitirles a los empleados percibir sus sueldos en sociedades y de esa forma igualar el tratamiento tributario para las rentas del capital y del trabajo.
Respecto a la elusión, por cierto hay elusión y también evasión. Leyes más precisas, la eliminación de regímenes especiales y exenciones y una mejor fiscalización son el remedio para la elusión.
Aquí ha faltado más SII. Quienes piden tasas mayores de impuestos devengados argumentando que los empresarios pagan poco, porque, en definitiva, utilizan los fondos reinvertidos en sus sociedades en beneficio personal, olvidan que con tasas mayores de utilidades devengadas más conviene la elusión, más gastos personales pasarán por gastos de la empresa.
- También se ha dicho que mayores tasas a las empresas afectarán negativamente la inversión.
- Evidentemente y eso es válido también para la reforma del gobierno. Nuevamente la discusión pública piensa en las grandes empresas, pero lo cierto es que las medianas y pequeñas empresas, la inmensa mayoría, tienen buen acceso a financiamiento de equipos y edificios, pero tienen dificultades para financiar su capital de trabajo, esto es el IVA, los sueldos, las cuentas por cobrar y sus inventarios. Un impuesto de 20% o más a las utilidades, les reduce la caja y disminuye su capacidad de crecer. En la lógica de la reforma, echo de menos una ampliación del régimen que permite a las pyme retener utilidades sin pagar el 20%. Hoy sólo pueden acogerse las empresas afectas a IVA, dejando fuera muchas empresas de servicio, y sólo por aproximadamente
$60 millones anuales. Es muy poco. Por otra parte ¿qué pasa con todos los trabajadores afiliados a las AFP?
Ellos percibirían menores jubilaciones porque las AFP tienen acciones en empresas que pagan ahora más impuestos.
- ¿Y por qué, entonces, la discusión tributaria se perfila tan enconada?
- Porque los impuestos son un tema que genera muchos argumentos estomacales, muchos estereotipos y también afecta intereses.
Hay países que presentan altas tasas de impuestos a la renta, pero eso es ficticio, tienen tantas excepciones que la tasa real es mucho menor. Ese camino, por ejemplo, es políticamente muy atractivo -los ricos pagan poco, se dice-, pero Chile hoy clama transparencia en todo. Es más fácil y populista decir ¡que los ricos paguen más! pero otra cosa es revisar en la práctica qué sucede y qué le conviene al país.
Pienso que los realmente ricos nunca pagan mucho más, porque siempre encuentran una salida.
Los mayores impuestos afectan fundamentalmente a profesionales y medianos empresarios.
Claro, son sectores más favorecidos, pero que luchan por superar su nivel de vida y en esa lucha impulsan al país.
Es muy bueno que el CEP y Cieplan, dos centros de estudios de signos diversos, hayan desarrollado por meses un profundo trabajo conjunto de revisión técnica del sistema tributario.
Sus conclusiones son tranquilizadoras: tenemos un buen sistema tributario en comparación a los países desarrollados y ellos proponen reformas, pero no cambios revolucionarios. En particular, recomiendan mantener el impuesto personal sólo a las utilidades retiradas desde las empresas.
- ¿Qué nos puede decir de la propuesta CEP-Cieplan?
- Todavía no termino de analizarla en detalle, pero lo que llevo leído habla de un estudio serio y completo, con propuestas bien fundamentadas. Allí se llega a acuerdos técnicos y desapasionados. Claro, a mi me habría gustado ir más allá en las propuestas, en los términos que ya he manifestado aquí, pero ese trabajo es un enorme aporte a la discusión. Yo comparto que tenemos un buen sistema tributario, bastante mejor que la mayoría de los países. Hay que mejorarlo, pero no desarmarlo.
- La lucha contra la elusión se ha vuelto un aspecto fundamental de la discusión tributaria y aporta una parte significativa de los recursos que busca reunir el gobierno.
- Pienso que la reforma enfrenta inteligentemente una parte importante de las ventanas que tiene hoy la Ley de la Renta. Eso sí, habrá que revisar bien el detalle para no castigar situaciones legítimas y definir bien desde cuándo se aplican los cambios. Por ejemplo, la reforma grava la venta en el exterior de una empresa extranjera que tenga más del 10% de sus activos en Chile. Yo no sé si entendí bien, pero según eso, si por ejemplo Fidelitas, empresa norteamericana, vende acciones de Endesa España, suponiendo que el 10% de sus activos está en Chile, ¿debiera pagar en Chile impuestos? O si una empresa minera internacional compra o se fusiona con otra empresa internacional, ¿debiera pagar en Chile? Creo este tema merece aclaraciones, parece impracticable.