La inclusión laboral se hace espacio en las empresas
Al entrar al mundo laboral, la calidad de vida de las personas con discapacidad mejora en un 100%, según índices de la Fundación Con Trabajo.
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“Nunca duré en ningún puesto de trabajo, no me consideraban no más. Fue frustrante, pero tenía que seguir levantándome”, comenta Lucas Sichel, auxiliar de servicio en la Clínica Universidad de los Andes. Tras diversos intentos por conseguir trabajo -y varios cargos donde no logró continuidad-, en 2019 firmó su primer contrato indefinido en dicho centro médico.
Un año antes había entrado en vigencia la Ley 21.015, que establece que las empresas de 100 o más trabajadores deben contar con un 1% de personas con discapacidad en su plantilla laboral.
Una norma que se vino a poner al día con el 17,6% de la población adulta chilena -al cual pertenece Sichel- que cuenta con algún grado de discapacidad, según la última Encuesta Nacional de Discapacidad (Endide); y también por las distintas instancias que bregaban por el tema con anterioridad, dado su positivo impacto.
La incorporación y acceso a un sueldo estable son parte de las ganancias para quienes han encontrado una plaza laboral. A nivel de equipos, el saldo también es positivo.
De hecho, la experiencia de la Fundación Con Trabajo -institución que lleva más de 10 años trabajando por la inclusión laboral-, muestra que el 100% de las personas con discapacidad que participa en su programa tiene una mejora en el índice global de calidad de vida.
“Se empiezan a sentir mejor consigo mismos y tienen propósitos para levantarse”, sostiene la directora ejecutiva de la entidad, María José López.
Pero esta no es la única institución que se ha enfocado en la materia. Descúbreme y Miradas Compartidas también están abocadas a la incorporación laboral de quienes tienen alguna discapacidad.
“Nosotros queremos llegar a un punto en donde no se tenga que hablar de inclusión, porque eso significaría que todos tendríamos un espacio finalmente en el mercado laboral”, enfatiza la directora ejecutiva de Fundación Descúbreme, Carola Rubia.
En primera persona
Pese a que abrió sus puertas hace menos de 10 años, la Clínica Universidad de los Andes se ha hecho eco de la inclusión laboral. Durante 2015, comenzó a impulsar la incorporación de personas con discapacidad en el centro médico.
El director de personas de la clínica, Rodrigo Avendaño, explica que la Ley 21.015 los ayudó a adquirir más fuerza, por lo que buscaron una alianza factible para contribuir desde la práctica.“Así llegamos a la Fundación Con Trabajo, que nos ayudó a tener inclusión de manera documentada y sistematizada”, dice.
Este 2023 Lucas Sichel cumplió cuatro años en la clínica, lugar donde por primera vez se ha sentido un igual con sus compañeros y jefes. “Tengo horario normal, he podido escalar dentro de la misma clínica y un sueldo decente. Partí como movilizador y ahora mírenme, trabajando en urgencias”, expone.
El trabajo en el centro médico le ha entregado distintas herramientas al hombre de 31 años, pero lo más importante para él fue que lo ayudó a cumplir su meta personal. Al tener un contrato indefinido, accedió a un sueldo que le entregó la posibilidad de publicar su primer libro Transición. “Ahora voy por el segundo”, afirma.
El año pasado la Clínica Universidad de los Andes llegó a tener 16 personas con discapacidad trabajando bajo su techo, y Avendaño espera seguir creciendo en este ámbito. “Queremos seguir buscando alianzas para aumentar el abanico, para poder ofrecer trabajos dignos y atractivos, y paso a paso ir sacando las múltiples barreras que tiene impuesta la sociedad”.
Para la empresa minera no metálica Soquimich la promulgación de la Ley fue todo un desafío. Tras la puesta en marcha de la norma, la compañía hizo un análisis interno para ver cómo incorporar a personas con alguna discapacidad en su plantilla.
“Fue ahí donde nos dimos cuenta de que teníamos muchas personas con discapacidad dentro de la compañía, pero no lo sabíamos”, comenta la subgerente de atracción de talento y diversidad de la firma, Bárbara Blumel.
Así fue como comenzaron a trabajar en conjunto con la Fundación Miradas Compartidas, con un programa enfocado en capacitar y desarrollar a personas en diferentes áreas. “Hemos aprendido y comprendido bastante en todo lo que nos podemos ayudar mutuamente. Ha sido algo súper nutritivo para los equipos”, enfatiza Blumel.
Sergio Navarro, empleado del área de Recursos Humanos de SQM, lleva más de 26 años trabajando en la compañía minera, y hace seis le ocurrió un suceso que le cambiaría la vida: “Quedé en silla de ruedas de la noche a la mañana”.
Pese a ese difícil momento, la empresa le entregó las capacidades para seguir trabajando en ella, y de a poco fueron adoptando la infraestructura para que pudiese realizar sus labores de forma óptima.
“Siempre han estado apoyándome, tengo todas las facilidades dentro de la empresa. Uno al principio cree que todo se acabó, pero aprendí que hay que ver el vaso lleno”, admite Navarro.
Hoy hay más de 44 personas con cierto grado de discapacidad que se desempeñan en la firma chilena, y la idea es aumentar el número.
“Son personas que permiten diversidad en el equipo, por lo tanto soluciones diversas a muchos problemas que antiguamente no se nos ocurrían. Ahora hay metas y triunfos que podemos lograr gracias a aquello”, sostiene Blumel.