Gonzalo Sanhueza: “La economía está estancada en crecimientos cercanos al 1,5% y es probable que eso se mantenga este año”
Lo más desalentador es que es poco o nada lo que se puede hacer. La política fiscal está agotada y lo mismo ocurre, según el analista, con la política monetaria. Tampoco las elecciones mejorarían las expectativas de los agentes del mercado.
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El consumo este año no variaría mucho en relación a 2016 (2,8% según la proyección del Banco Central en su último Informe de Política Monetaria), aunque podría ser ligeramente inferior, ya que la creación de empleos se ha debilitado, los créditos de consumo se han desacelerado y la confianza de los consumidores no repunta. La inversión tampoco mejoraría, en especial en la minería y construcción; y las exportaciones no aumentarían significativamente, ya que el tipo de cambio real “dejó de ser competitivo”.
Es decir, “los motores del crecimiento siguen apagados”, aseguró el economista de Econsult y del Grupo de Política Monetaria de la Universidad de Chile, Gonzalo Sanhueza, quien observa “una economía estancada en el 1,5%”, el piso de lo pronosticado por el instituto emisor para este año.
Y no es mucho lo que se puede hacer, con una tasa de interés ya bastante expansiva y un gasto fiscal que no puede volver a crecer a los niveles de años anteriores debido al riesgo de ajustes en la clasificación de riesgo, lo que dificultaría el acceso a financiamiento externo al gobierno y a las empresas. Ni las elecciones presidenciales mejorarían el panorama, cree Sanhueza.
- Las últimas cifras siguen evidenciando un bajo ritmo de crecimiento económico. ¿Cómo ve el escenario?
- Los motores del crecimiento siguen apagados, es decir, uno no ve que la economía logre niveles de crecimiento más altos. A fines de año pasado hubo un leve rebote (Imacec de 0,8% en noviembre y 1,2% en diciembre, luego de una caída de 0,4% en octubre), pero todo indica que esa recuperación no tendrá más fuerza. Si miras por el lado de la demanda agregada, el consumo -que ha estado creciendo a tasas razonables, en torno al 4% en los últimos meses- se enfrenta a una masa salarial que se comenzó a desacelerar, porque hay menor creación de empleos; los créditos de consumo en el margen también se han desacelerado; y la confianza de los consumidores bajó.
Por el lado de la inversión, los últimos datos muestran que sigue cayendo la inversión minera, y lo más grave es que sigue bajando -a pesar del rebote que estamos viendo- el precio del cobre. También estamos viendo una fuerte desaceleración en el sector construcción, con una caída a noviembre del 4% (3,9%). Un tercer elemento es las exportaciones, pero el tipo de cambio real se vino abajo y hoy ya no es competitivo. La economía está estancada en crecimientos en torno al 1,5% y es probable que este año eso se mantenga.
- Es decir, tendremos un crecimiento en el piso del rango proyectado por el Banco Central.
- Sí. Lo que estamos viendo es que en el margen los factores se están moviendo hacia la zona más negativa. No hay una recuperación en los elementos de consumo y de inversión; y todavía el indicador de confianza empresarial está en niveles muy bajos. Eso hace que, más allá de la desaceleración de la inversión minera y en la construcción, es poco probable un aumento de la inversión en otros sectores, porque la confianza de los empresarios es baja.
- ¿Hay algún elemento que podría mejorar el panorama?
- En economía se habla de las políticas estabilizadoras. Una es la política fiscal, con una reducción de los impuestos o un aumento del gasto fiscal, pero nosotros ya la usamos. Tenemos una deuda fiscal que ya alcanza los US$ 50.000 millones, por lo tanto no hay mucho espacio para promover una política fiscal estabilizadora, sin caer en un efecto muy negativo, como perder la clasificación de riesgo. Por el lado de la política monetaria, el Banco Central ya la está usando, con una tasa de 3,25% y lo más probable es que la TPM llegue a 3% en marzo. Esa es una tasa expansiva, porque la tasa neutral está más cerca del 4,5%. Entonces, a no ser que la inflación se mantenga baja, no habrá mucho espacio para reducir la tasa de interés. Después, hay otras cosas que se pueden hacer, como un programa ambicioso de concesiones, pero eso tiene que ver más con el mediano plazo.
- ¿Las elecciones presidenciales pueden modificar las expectativas de consumidores y empresarios?
- No, en nada. Aunque el nuevo gobierno tuviera una agenda pro crecimiento y eso modifique las perspectivas de los empresarios y consumidores, para que eso se materialice en crecimiento ya estamos hablando de 2018. Además, hay mucha incertidumbre respecto de quién va a ganar la elección y también sobre los programas económicos. Ninguno de los precandidatos ha puesto un programa sobre la mesa. Las expectativas se forman sobre hechos concretos y no hay programas que puedan modificar las expectativas. Ni siquiera hay candidatos. Es poco probable que el escenario político cambie este año el escenario económico. Algunos efectos recién se podrían ver en 2018.
- Un nuevo año de pobre crecimiento, ¿cómo afectará el mercado laboral?
- Lo que tenemos es un fuerte cambio en la composición. Tenemos mucho trabajo por cuenta propia y poco trabajo asalariado, y lo que veremos este año será un mercado laboral débil. Por otro lado, este año se implementará la reforma laboral y eso también va a generar incertidumbre, por la implementación y los efectos. Y cuando hay incertidumbre en materia laboral, las empresas reducen la contratación.