Por Bárbara Gutiérrez P.
Existe relativo consenso en que la meta del desarrolla está cerca. No obstante, las diferencias radican en cuáles son los obstáculos que dificultan un avance a paso firme hacia ese horizonte. En entrevista con DF, el investigador senior del CEP y ex presidente del Banco Central, Vittorio Corbo, enumeraba tres problemas que se deben resolver previamente. Uno de ellos está directamente vinculado con la profesionalización del sector público: “Más meritocracia, cuadros más estables, que no llegue un ministro de Hacienda y arme su equipo y que cuando se vaya, también se vaya el equipo y llegue otro a aprender de nuevo”, detallaba el economista.
Esa es precisamente la labor a la que se ha abocado el Consejo de Alta Dirección Pública (ADP), presidido por Carlos Williamson, en un 2012 que cerraría con un proyecto de ley ingresado al Congreso, que pretende modificar el actual sistema de selección de profesionales de excelencia para cargos claves en la administración del Estado, y ad portas de un año electoral que genera incertidumbre en los procesos que lidera el Servicio Civil.
- El sistema de ADP es valorado transversalmente. A su juicio, ¿por qué es importante blindarlo y mejorarlo?
- En efecto, se valora porque ha demostrado ser un poderoso mecanismo para poner frenos a los apetitos de algunos sectores de la clase política que, en el pasado, contaban con que la lucha por el poder otorgaba al vencedor un botín electoral que era la “repartija” de cargos públicos directivos. Habitualmente, para instalar sus propios operadores políticos. La llamada “dedocracia”. La ADP, creada en 2003, fue en ese sentido un fenómeno contracultural, ya que instaló la idea y el modelo para poner el mérito profesional como requisito para ocupar cargos públicos y, a mi juicio, el mérito, no parece haber sido un atributo presente en los llamados operadores políticos, que perdieron así una importante fuente laboral. Y ello se traduce para el Estado en una ganancia neta: menos corrupción y más gestión. Pero la ADP no está exenta de sus propias limitaciones y como todo sistema es perfectible; más aún, debe mejorarse para validarse en el largo plazo.
- ¿Qué lecciones dejan los cambios de gobierno y de coalición en el gobierno en materia ADP?
- Los dos cambios de gobierno desde la instalación del sistema, presidenta Bachelet y presidente Piñera, han demostrado que los cambios de autoridades inducen numerosas desvinculaciones, 60% y 75%, respectivamente, con lo cual en gobiernos de 4 años, el horizonte laboral para los directivos seleccionados es muy corto. Si bien hay que tomar con cautela la cifra, ya que aún no estamos en régimen y muchos cargos se están concursando por primera vez, la permanencia promedio de un ADP es 2,2 años.
- En 2013 habrá elecciones y el cambio de gobierno plantea un nuevo desafío ¿Es necesario dar más estabilidad a los directivos y dónde se debe focalizar?
- Me preocupa lo que pueda suceder. Desde luego la proximidad de una elección reduce el número de candidatos disponibles por los motivos anteriores y surgen los riesgos que se declaren desiertos muchos concursos. El desafío nuestro es reforzar la difusión del sistema, sin embargo, los postulantes son racionales y saben que en la eventualidad de estar en posesión del cargo no hay garantías de que una nueva autoridad los ratifique y menos todavía si hay cambios de coalición política.
- ¿Cuáles son las principales lecciones que dejó, por ejemplo, el cambio de la Concertación a la Alianza?
- Primero, que los cambios de coalición acentúan las desvinculaciones, no obstante lo cual, llama la atención que incluso con la llegada al poder de una administración de la misma afinidad política que la anterior, es decir, con la llegada de la presidenta Bachelet, se fue mucha gente elegida por el presidente Lagos. O sea, parece que estamos frente a un problema estructural. Segundo, no perdamos de vista que la ADP conjuga dos factores: mérito, juicio que establece el Consejo de Alta Dirección Pública o el Comité de Selección en el primer y segundo nivel jerárquico, respectivamente; y confianza, que juzga la autoridad política. Y a mi juicio, son dos factores que deben estar para una buena gestión pública. Entonces no hay que confundirse: la estabilidad no puede significar inamovilidad en cargos que son de confianza.En consecuencia, el desafío para el sistema es, por un lado, seguir generando las confianzas respecto a que la ADP proporciona directivos con las competencias laborales para hacer una buena gestión de gobierno y que con independencia de su pensamiento político se pondrán “la camiseta” del gobierno elegido democráticamente. Doy fe que la gran mayoría de candidatos idóneos no tienen otro propósito que volcar su experiencia y hacer una buena gestión. Pero, por otra parte, el sistema debe blindarse frente a malas prácticas. Por ejemplo, despedir arbitrariamente a quienes han sido buenos ejecutivos públicos solo para poner o buscar a alguien más afín a sus afinidades político partidista.
- Pero, ¿cómo evalúa el comportamiento de las desvinculaciones?
- Insisto, las desvinculaciones entre-presidencias son altas, mientras que las intra-presidencias son bajas. En este último caso, los elegidos por la autoridad se mantienen hasta el final: el 90% en el gobierno de Bachelet, y por ahora el 94% del presidente Piñera. O sea, los elegidos permanecen y ello es un una tremenda fortaleza del sistema. Los problemas surgen con cambios de autoridad.
- ¿Hay evidencia concreta del impacto de la ADP en la gestión pública?
- Todavía necesitamos un rodaje mayor del nuevo sistema para evaluar el impacto. Hay un estudio de la Universidad de Los Andes, realizado por Loreto Lira -consejera ADP- que abarca el período 2003-2010 y mide -a través de indicadores relevantes- el impacto en la gestión de los directores de servicios de salud seleccionados por ADP en el sistema. Salud representa el 30% del total de cargos. Los resultados muestran que la estada promedio de los pacientes en los hospitales baja en un rango de 7% a 11%, la rotación de pacientes aumenta en torno al 1%, la tasa de utilización de pabellones sube entre 9% y 16% y el índice de letalidad hospitalaria disminuye entre 3% y 7%. A todas luces, la selección en base al mérito tiene un impacto beneficioso en la gestión. La ADP ha sido una reforma beneficiosa que le ha permitido al Estado maximizar recursos y mejorar estándares en las prestaciones y efectivamente, nos interesa avanzar en una línea de estudios para medir el impacto. Ahora, esto lleva a una reflexión no menor: a veces se dice que la ADP es un mecanismo gravoso de selección de directivos pero los resultados y la evidencia, sólo en el caso de salud, hablan de una contribución efectiva.
- Se ha cuestionado también la medición del desempeño...
- Esto se hace a través de los Convenios de Desempeño que tienen tasas de cumplimiento de casi un 100%, pero que no resulta muy confiable por cuanto, en su mayoría, se fijan metas no muy desafiantes. Es algo que debe revisarse.
Reconocimiento internacional
- ¿Cómo evalúa la OCDE a Chile en materia de ADP, modernización del Estado, en general, en materia de recursos humanos en el sector público?
- La OCDE dijo en 2009: “La creación de la ADP a nivel del Gobierno Central orientado a modernizar y hacer más transparente la gestión directiva y enfrentar la corrupción en ese plano, puede considerarse uno de los principales logros en la modernización de la gestión pública”, y el Banco Mundial en 2011: “Los Altos Directivos Públicos son reclutados usando un impecable proceso de selección basado en el mérito que virtualmente elimina la interferencia política, pero su valor de retorno parece ser bajo, fundamentalmente, por la alta rotación de ejecutivos, su costo relativamente alto y la larga duración de los procesos”. O sea, hay una alta valoración del sistema lo que no obsta para juzgar que se requieren mejoras. Por otra parte, la modernización del Estado, también compromete al estamento no directivo y yo lamento que no se le dé en los medios una mayor importancia. En este gobierno se han tomado iniciativas en materia de gestión de personas sobre aspectos de ingreso, promoción, capacitación y evaluación del desempeño.
- Vittorio Corbo asegura que éste es un tema clave para alcanzar el desarrollo junto a temas como Educación y Energía, ¿Cómo se puede consolidar ese tema desde el Estado y cuánto puede colaborar el avance de la ley de ADP?
- Desde luego, reconocer los avances. La idea de un Estado muy lento, burocrático, extremadamente regulador y poco transparente, que en algún momento lo fue, ha ido migrando hacia un Estado que ha ganado en eficiencia y efectividad. El indicador sobre instituciones públicas para medir “Competitividad” del World Economic Forum de 2012 dice que Chile ha avanzado desde el lugar 38 al 28 entre alrededor de 135 naciones. Más aún, ese indicador es mejor que el respectivo de las instituciones privadas que incluso ha retrocedido, especialmente, por el escaso avance en el ámbito de Gobiernos Corporativos. La ley ADP se hará cargo de la reducción de tiempos en los concursos, revisar sistema de incentivos económicos, instalar en el segundo nivel mecanismos que atenúen los impactos de los ciclos políticos y promuevan la retención, limitar severamente la presencia de ocupantes provisionales y transitorios en los concursos, mayor coordinación y rendición de cuentas con los centros de generación de las políticas públicas y expansión del sistema ADP a otros servicios.