Ramiro Urenda por cumBre cpc:
El director del Pequeño Cottolengo, habla del precedente que significa para el empresariado nacional realizar una reunión como la de hoy en la institución.
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Por Valentina Valenzuela
Representantes del mundo social, las universidades, grandes empresas y centros de innovación, son parte de los 104 participantes que tendrá la cumbre empresarial que se realiza el día de hoy en el Pequeño Cottolengo en la comuna de Cerrillos, convocada por el presidente de la CPC, Alfredo Moreno.
Ramiro Urenda, director de la institución encargada de acoger a jóvenes y adultos, en su mayoría en situación de abandono y de discapacidad intelectual severa y profunda, forma parte del comité organizador del 3xI, y hoy pasó de ser invitado a anfitrión de la cumbre empresarial.
Con participantes entre los que se cuentan Horst Paulmann, los Angelini, Yarur, Said y Saieh, la meta es dialogar sobre cómo se pueden hacer cosas entre todos, independiente de las diferencias y de las ideologías.
-¿Qué importancia tiene para usted que la segunda cumbre empresarial que organiza la CPC se realice en el Pequeño Cottolengo?
-Se va a tratar de vincular y de encontrar dos mundos muy desconectados hasta el momento, el de los empresarios y el de la fragilidad casi en su máxima expresión, el Cottolengo. Son niños abandonados, que normalmente no son visibles para la sociedad, entonces que un encuentro de esta naturaleza, donde van a estar grandes líderes y empresarios del país reunidos ahí, les va a permitir a ellos encontrarse con un mundo que no conocen y que los va a sorprender y sensibilizar muchísimo.
-¿Falta cercanía o conciencia del mundo empresarial o de la sociedad civil en general con este tipo de obra?
-Absolutamente, se requiere de la conciencia de que si uno se acerca a las personas frágiles en general, se da cuenta de la propia. Este movimiento del 3XI se trata de que se encuentren estos mundos, de que los empresarios se den cuenta de que todos son personas.
La conexión es muy pobre hoy día, hay pocos empresarios que saben que este mundo existe. Entonces, nosotros como 3xI, decidimos que la segunda reunión en vez de hacerla en un palacio o en un gran centro de eventos, como era Las Majadas, la haríamos en un lugar totalmente opuesto. Hay una deuda muy importante del empresariado que, en parte, justifica los problemas de imagen que tiene o de desconocimiento de la realidad y de codearse poco con el mundo de la fragilidad, éste puede ser un buen comienzo para que esto pudiese cambiar.
-¿Cómo es la dinámica del trabajo que se realizará?
-El ejercicio partirá con que se encuentren, como personas, estos dos mundos. En una segunda parte, los distintos grupos van a recorrer el Cottolengo y a meditar acerca de lo que se vive ahí y las lecciones de vida que hay. Para finalizar, con todos los participantes explicando qué es lo que ellos desearían que suceda en Chile. La idea es que surjan ideas concretas de cómo pueden trabajar en conjunto estas distintas unidades para solucionar los problemas. Es más valioso estar unidos, que los programas que podamos tener por nuestras diferencias ideológicas.
-¿Esto sentaría un precedente?
-Sí, lo importante no es solo el lugar, sino que un tercio de la reunión consistirá en enfrentar a personas que viven en fragilidad. Creo que es un paso fuerte para motivar a los empresarios y que empiecen a mejorar su imagen frente a la sociedad.