Primarias: correr el tupido velo
En un escenario político confuso y con las encuestas cuestionadas por su poder predictivo, el 2-J se verá cuánto pesan efectivamente los candidatos de Chile Vamos y el Frente Amplio.
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Posiblemente estamos en el periodo político de mayores cambios desde 1990. Los ajustes se han observado sobre todo desde el centro a la izquierda, donde resultan evidentes dadas las rupturas entre la DC y sus compañeros de conglomerado. En este contexto –con transformaciones diarias en plena campaña presidencial y parlamentaria, donde el poder predictivo de las encuestas está cuestionado a nivel mundial–, las primarias del 2 de julio próximo correrán el tupido velo y, por primera vez, podremos observar el verdadero cuadro político chileno.
En definitiva, el 2-J sabremos el peso de los candidatos y la correlación de fuerzas al interior de Chile Vamos y el Frente Amplio, que algunas luces darán sobre la Nueva Mayoría, que por sus conflictos internos no logró participar del ejercicio ciudadano.
En la anterior primaria de la derecha, entre Pablo Longueira y Andrés Allamand –el 30 de junio de 2013– participaron poco más de 800 mil personas. En Chile Vamos están conscientes de que en esta ocasión no existe una disputa especialmente competitiva –no parece razonable dudar de la victoria de Sebastián Piñera frente a Manuel José Ossandón y Felipe Kast–, pero las expectativas son superar esa cifra. Alcanzar un millón de votantes sería, sin duda, un buen número, aunque en la centroizquierda en 2013 hayan tenido 2.142.070 electores.
Con un buen número de electores, la participación se podría interpretar como una señal hacia el gobierno actual, un espaldarazo a la oposición.
En el Frente Amplio, una coalición que hasta 2016 no existía, la atracción de votantes es un factor que se mira con especial atención. Evidentemente, no aspiran a alcanzar un número similar al de la derecha, pero al menos la mitad: unos 500 mil en todo Chile. No tienen una experiencia similar a nivel nacional, pero en Valparaíso celebraron en julio pasado las primarias ciudadanas para elegir a su candidato a alcalde, Jorge Sharp. Participaron 5.272 votantes –mientras que en las legales de la Nueva Mayoría lo hicieron 15.080 personas–, aunque luego su abanderado logró quedarse con el municipio con un 53,7% de la votación (46.302 votos).
Otra de las experiencias fue la ratificación de la candidatura de Beatriz Sánchez por los militantes de Revolución Democrática y del Movimiento Autonomista. En el ejercicio online, en promedio, se alcanzó una participación del 24% de los habilitados para votar de ambas agrupaciones.
A su vez, sería extraño y una mala señal para Chile Vamos que el Frente Amplio, recién constituido, se les acercara demasiado en participación.
Chile Vamos: la distancia entre Piñera y Ossandón
A juzgar por las encuestas como CEP –que dan a Piñera con un 23,7% y a Ossandón con un 5,4%– todo indica que la primaria de la derecha tendrá un resultado predecible: el expresidente, el senador y, en tercer lugar, el líder de Evópoli, Felipe Kast. Pero la distancia entre uno y otro dará algunas señales del escenario político en los próximos meses.
Para Piñera, dicen en Chile Vamos, obtener un respaldo superior a un 60% es positivo. Significaría que su principal contendor –Ossandón– no se arrancaría demasiado por sobre el 30%, considerando que los pronósticos internos apuntan a que Kast bordearía el 10%. Menos de un 60%, sin embargo, para Piñera comienza a representar un problema.
En la oposición recuerdan que en 2013, con su segundo lugar en las primarias de la Nueva Mayoría y su 13% de respaldo, Andrés Velasco de todas formas se convirtió en un factor dentro del conglomerado. Por lo tanto, un Ossandón elevado, representaría un ruido constante para lo que queda con miras a noviembre.
El equipo del expresidente está tranquilo: mes pasado, mes ganado. El hecho que no suba en las encuestas –un factor esperanzador para el guillerismo–, no los pone nervioso. Sigue primero en la carrera, pese al caso Exalmar y al debate sobre los paraísos fiscales. Si no comete errores mayores y con el escenario actual, Piñera sería elegido presidente el próximo 19 de noviembre. Su principal temor a fines del año pasado y comienzo de 2017 –que Alejandro Guillier creciera y se instalara como un fenómeno, como candidato único de la Nueva Mayoría–, se ha ido difuminando. El factor Ossandón, a su vez, no es un problema para la primera vuelta, como fue el temor en algún momento. En su equipo señalan que su porcentaje de apoyo en la CEP –23,7%–, representa un 42% llevándolo al universo de votantes reales y a cerca de un 45% si se sacan de carrera a los candidatos de las primarias.
El senador Ossandón aspira, como es evidente, a quedar instalado para la próxima presidencial y, en ese sentido, un 20%-30% lo dejaría en inmejorable posición. Con éxito ha logrado polarizar la elección interna de Chile Vamos y posicionarse como el antagonista de Piñera dentro del bloque, como la alternativa. Probablemente, como dicen en la derecha, podría haber utilizado una mejor estrategia y, en vez de personalizar su disputa con el expresidente, haber cambiado el clivaje: la derecha de los escritorios y la derecha de la calle, el político tradicional y el político de la calle.
Kast lo tiene complicado. Si no llega a los dos dígitos el 2-J, Evópoli debería preguntarse las razones de que un candidato correcto que ha hecho una buena campaña, no logre conseguir votación. ¿Habrá valido la pena tanto esfuerzo? Repiten que es un proyecto colectivo, que trasciende la elección primaria, por lo que Evópoli sigue su curso. Pero con menos de 10% incluso se dificulta que Chile Vamos le dé a un premio de consuelo distinto al de un cupo de diputado.
FA: enfrentamiento de última hora
El camino hacia la institucionalización que ha llevado adelante el Frente Amplio es uno de sus puntos a favor. Una fuerza que recién se constituyó formalmente en el verano pasado, ha conseguido entrar a una primaria legal, usando un espacio que dejó vacío el oficialismo con sus disputas internas. Que hayan llegado a esta instancia –con sus franjas televisivas, bastante alabadas–, representa un logro.
Al margen de este aspecto, sin embargo, llegan en una llamativa tensión interna, aunque finalmente lógica. Hasta hace algunas semanas en la campaña de Beatriz Sánchez se señalaba en privado que, dado el desempeño de la periodista en las encuestas a nivel nacional –un 4,8% le dio la CEP–, Alberto Mayol estaba siendo bastante generoso al participar de las primarias donde podría ser aplastado por la candidata de Revolución Democrática de Giorgio Jackson y el Movimiento Autonomista de Gabriel Boric.
Pero el sociólogo parece haber cambiado de estrategia a pocas semanas del 2-J y comenzó a desplegar una campaña nada de pasiva ni testimonial ante su contendora interna. En los últimos días, indicó que su compañera de coalición no era un fenómeno como en algún minuto había parecido, acusó a RD de haber querido bajar su candidatura y, en definitiva, comenzó a marcar diferencias con Sánchez.
Mientras su discurso parece de mayor dureza, similar al de la izquierda de los ‘90 y 2000, el de la periodista intenta tener una convocatoria de mayor amplitud, para aspirar a superar los espacios habituales de la izquierda en Chile.
Todavía no está claro si la estrategia de Mayol pondrá nervios a una elección sin mayor tensión –lo que es bueno finalmente para el Frente Amplio, porque hace competitiva la primaria–, o provocará algún tipo de daño a la candidatura de Sánchez, que lleva la ventaja. Pero los frenteamplistas no deberían olvidar el caso del Podemos español, uno de sus modelos a nivel internacional. El partido de Pablo Iglesias comenzó pronto a presentar tanto problemas de división interna, probablemente por inexperiencia, como conflictos de sectarismo: dentro de estos grupos existe gente que está acostumbrada a la protesta, pero ni se plantea llegar al poder. Cuando lo hace, comienzan las discusiones sobre la pureza de su militancia.
En cualquier caso, la mayor duda que logró instalar Mayol tiene relación a la distancia que lo separa de Sánchez. De acuerdo al sociólogo, tiene un 45% versus un 55% de la periodista. Es decir, una diferencia estrecha. Resulta dudoso considerando que la candidata marca 4,8% en la CEP, donde Mayol no aparece.
Si los resultados fueran estrechos como indica Mayol –de menos de 10%–, sería un golpe para la candidatura de Sánchez que necesita salir fortalecida de cara al 19 de noviembre.
Coordinadores programáticos de Chile Vamos debaten ideas
¿Qué tan diferentes son los lineamientos programáticos de los precandidatos de la centro derecha? En el marco de un debate organizado por el Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), los coordinadores programáticos de los aspirantes a La Moneda de Chile Vamos revelaron grandes puntos en común al momento de exponer sus ideas que dieron forma a sus documentos de gobierno.
"Es curioso porque no puedo no estar de acuerdo con la gran mayoría de las cosas que hasta ahora he escuchado de mis dos compañeros de panel, suscribo prácticamente todo", afirmó el macrocoordinador programático del expresidente Sebastián Piñera, Gonzalo Blumel, tras escuchar a Ignacio Briones, coordinador de Felipe Kast y Javier Pinto, líder del equipo programático de Manuel José Ossandón.
Uno de los cuestionamientos que surgieron, tras las primeras interacciones, fueron los temas que cada uno de los jefes programáticos valoraba de sus compañeros de panel. El punto se lo llevó Pinto con la propuesta para fortalecer los municipios, para que a través los gobiernos locales se impulse la descentralización.
Sin embargo, el senador independiente también fue el más criticado. Blumel indicó que "el programa de gobierno de Ossandón me gusta mucho más que lo que le escucho al candidato", calificando su programa como "un buen documento", pero que se hayan ciertas incongruencias entre lo escrito y lo expuesto en sus apariciones públicas, ejemplificando que "aspira a la gratuidad universal y en el documento programático en ninguna parte dice que se aspira a la gratuidad universal".
Durante el encuentro también se planteó la separación de la idea de que este sector representa una derecha económica, a lo que Blumel confesó que "si el principio único de la candidatura del presidente Piñera fuese crecimiento, yo no estaría trabajando con él" y "si el crecimiento no fuese una prioridad, tampoco estaría trabajando con él".
Los tres coordinadores además coincidieron en que el mero crecimiento no es suficiente para un futuro gobierno y que las propuestas deben ir acompañadas de otros elementos sociales y políticos, lo que se traduce en las distintas propuestas de los candidatos para reformar la administración pública.