Mucha expectación existía en los mercados por conocer el Informe de Política Monetaria ("IPoM") de diciembre y saber cuál sería la visión del Banco Central respecto del curso que va a tomar nuestra economía el próximo año. Y es que en el IPoM de septiembre, se habían registrado importantes diferencias entre las proyecciones del Banco Central y las del sector privado, especialmente en materia de inflación y crecimiento, con una inflación proyectada por la entidad emisora para el año 2014 de 4,1% y un crecimiento de la economía entre 1,75% y 2,25%.
Así, el IPoM de diciembre puso fin a la incertidumbre, y tal como se esperaba sus proyecciones se alinearon con las del mercado, ajustando el Banco Central su estimación de inflación a 4,8%, casi un punto porcentual por encima de lo estimado en septiembre, y su estimación de crecimiento a 1,7%, por debajo incluso de su peor escenario proyectado en septiembre.
La pregunta pendiente entonces era si estos shocks no esperados sobre la economía en materia de inflación y crecimiento serían transitorios o, bien, persistirían el próximo año, y al parecer todo indica que se trataría de algo más bien transitorio.
En efecto, el Banco Central espera que la inflación vuelva a su rango meta a mediados del año 2015, y que el crecimiento se sitúe entre 2,5% y 3,5% el próximo año.
En este contexto, lo único que preocupa es que las proyecciones del Banco Central para el año 2015 suponen una recuperación de la confianza tanto de los empresarios como de los consumidores, que de no darse empeoraría aún más el escenario de bajo crecimiento proyectado. Actualmente, el Índice Mensual de Confianza Empresarial (IMCE) general se encuentra en 40,56 puntos.
La última vez que este indicador estuvo en niveles tan bajos fue en abril de 2009, en plena crisis financiera internacional, y se demoró aproximadamente seis meses en sobrepasar la barrera de los 50 puntos y volver a la zona de expansión.
Por lo tanto, si bien es cierto que el Banco Central ajustó a la baja su escenario base, todavía existe un riesgo de que los resultados sean aún peores de no producirse un shock exógeno que logre revertir en el corto plazo la caída que han registrado las expectativas, lo que resulta poco probable.
Así las cosas, nuestro escenario base se asemeja más bien al escenario negativo del Banco Central, con un crecimiento para el año 2015 de 2,5% y una inflación de 2,1%, mientras que en nuestro escenario negativo, el crecimiento sólo alcanzaría 1,5%.