Candidatos franceses encaran difícil escenario
El país sufre dificultades políticas y económicas y se cree que las finanzas públicas serán más relevantes que el resultado de abril.
Por: | Publicado: Lunes 5 de marzo de 2012 a las 05:00 hrs.
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A menos de dos meses de la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Francia, el 22 de abril, los políticos del país ya están en plena campaña.
El actual mandatario, Nicolás Sarkozy, sigue rezagado en las encuestas y su país parece estar dirigiéndose a una transferencia relativa de poder desde la centro derecha a la centro izquierda. Sin embargo, un incierto entorno económico externo y el mal estado de las finanzas públicas dará poca libertad de acción en la política económica sea cual sea el resultado de la elección.
La agenda del próximo gobierno estará dominada por la necesidad de reducir el déficit fiscal y aumentar el empleo.
Desde que declaró su candidatura bajo el lema “Una Francia sólida”, Sarkozy ha lanzado una serie de nuevas iniciativas junto con un llamado a respetar “valores tradicionales” de trabajo, responsabilidad, y autoridad.
Distintos elementos de su plataforma presidencial estaban ya claros desde los anteriores anuncios políticos, como apoyar la introducción de un impuesto a las transacciones de servicios financieros y un nuevo IVA “social”. En las últimas semanas, esto se ha ampliado a un pedido sin limitaciones a los votantes de derecha, con promesas de cambio en el sistema de votación y referendums en temas sociales. Este enfoque está diseñado para atraer apoyo del Frente Nacional (FN), que bajo el liderazgo de Marine Le Pen continúa teniendo una sólida tercera posición en las encuestas, y así fortalecer las opciones de entrar a una segunda vuelta aprincipios de mayo.
Su principal rival, François Hollande, del Partido Socialista (PS), lanzó formalmente su campaña en enero. A pesar del limitado margen fiscal de maniobra de Francia y su compromiso de respetar los planes de recorte de déficit del gobierno de centro derecha UMP, Hollande ha delineado nuevos compromisos de gasto, que se pagarán aumentando más la ya elevada carga fiscal.
Esta semana planteó una propuesta para introducir una tasa de impuesto impositivo marginal de 75% en los ingresos superiores a 1 millón de euros al año, en respuesta a lo que describió como “inaceptables” remuneraciones de los ejecutivos de alto nivel. Hollande también ha insistido en la renegociación del tratado intergubernamental fiscal que se aplicará a la mayoría de los estados miembros de la Unión Europea, a pesar del casi seguro rechazo de Alemania a volver a abrir este debate. A pesar de estas inconsistencias, Hollande ha despejado algunas de las dudas iniciales sobre su capacidad para la presidencia, mostrándose a sí mismo como un defensor eficaz y, en general, desafiando los intentos de la derecha que lo pintan como “débil”.
Debilidad estructural
Dejando de lado las prescripciones política vagas y consignas fáciles de la campaña presidencial, la política económica en los próximos años es probable que esté más influida por las realidades que enfrentan las finanzas públicas que por el resultado de la elección misma.
Las perspectivas de la política fiscal futura se puede encontrar en el informe anual recientemente publicado por el Tribunal de Cuentas, que actúa como organismo público de control. El reporte deja claro que no habrá más remedio que redoblar los esfuerzos en la reducción del déficit y, sobre todo, para concentrarse en la reducción de los gastos, en lugar de aumentos en los impuestos.
El actual mandatario, Nicolás Sarkozy, sigue rezagado en las encuestas y su país parece estar dirigiéndose a una transferencia relativa de poder desde la centro derecha a la centro izquierda. Sin embargo, un incierto entorno económico externo y el mal estado de las finanzas públicas dará poca libertad de acción en la política económica sea cual sea el resultado de la elección.
La agenda del próximo gobierno estará dominada por la necesidad de reducir el déficit fiscal y aumentar el empleo.
Desde que declaró su candidatura bajo el lema “Una Francia sólida”, Sarkozy ha lanzado una serie de nuevas iniciativas junto con un llamado a respetar “valores tradicionales” de trabajo, responsabilidad, y autoridad.
Distintos elementos de su plataforma presidencial estaban ya claros desde los anteriores anuncios políticos, como apoyar la introducción de un impuesto a las transacciones de servicios financieros y un nuevo IVA “social”. En las últimas semanas, esto se ha ampliado a un pedido sin limitaciones a los votantes de derecha, con promesas de cambio en el sistema de votación y referendums en temas sociales. Este enfoque está diseñado para atraer apoyo del Frente Nacional (FN), que bajo el liderazgo de Marine Le Pen continúa teniendo una sólida tercera posición en las encuestas, y así fortalecer las opciones de entrar a una segunda vuelta aprincipios de mayo.
Su principal rival, François Hollande, del Partido Socialista (PS), lanzó formalmente su campaña en enero. A pesar del limitado margen fiscal de maniobra de Francia y su compromiso de respetar los planes de recorte de déficit del gobierno de centro derecha UMP, Hollande ha delineado nuevos compromisos de gasto, que se pagarán aumentando más la ya elevada carga fiscal.
Esta semana planteó una propuesta para introducir una tasa de impuesto impositivo marginal de 75% en los ingresos superiores a 1 millón de euros al año, en respuesta a lo que describió como “inaceptables” remuneraciones de los ejecutivos de alto nivel. Hollande también ha insistido en la renegociación del tratado intergubernamental fiscal que se aplicará a la mayoría de los estados miembros de la Unión Europea, a pesar del casi seguro rechazo de Alemania a volver a abrir este debate. A pesar de estas inconsistencias, Hollande ha despejado algunas de las dudas iniciales sobre su capacidad para la presidencia, mostrándose a sí mismo como un defensor eficaz y, en general, desafiando los intentos de la derecha que lo pintan como “débil”.
Debilidad estructural
Dejando de lado las prescripciones política vagas y consignas fáciles de la campaña presidencial, la política económica en los próximos años es probable que esté más influida por las realidades que enfrentan las finanzas públicas que por el resultado de la elección misma.
Las perspectivas de la política fiscal futura se puede encontrar en el informe anual recientemente publicado por el Tribunal de Cuentas, que actúa como organismo público de control. El reporte deja claro que no habrá más remedio que redoblar los esfuerzos en la reducción del déficit y, sobre todo, para concentrarse en la reducción de los gastos, en lugar de aumentos en los impuestos.