Las barreras para emprender después de los 50 años
Una trayectoria profesional como empleado, sesgos etarios, temor al fracaso o el acceso al financiamiento, son algunas de las limitantes que dificultan emprender en la etapa senior.
Por: Marco Zecchetto | Publicado: Viernes 8 de noviembre de 2024 a las 04:00 hrs.
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El emprendimiento es una alternativa cada vez más buscada como fuente laboral a cualquier edad. Sin embargo, quienes deciden hacerlo después de los 50 años chocan de frente con una serie de barreras: miedo al fracaso, sesgos etarios y perfiles muy vinculados a una trayectoria laboral corporativa.
El Reporte Nacional de Chile 2023 del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), elaborado por la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo (UDD), evidenció que más del 68% de las personas adultas de entre 18 y 64 años que emprendieron en 2023, lo hicieron motivadas por la escasez de trabajo y la dificultad para conseguir un empleo estable.
El informe no determinó el número total de emprendedores en 2023 y por lo mismo, tampoco el porcentaje que representan los mayores de 50 años de ese total, no obstante, evidenció que un 14% de los nacientes (menos de tres meses de operación) y el 12% de los nuevos empresarios (entre tres a 42 meses) tenían entre 55 y 64 años.
La fundadora de People & Partners, Janet Spröhnle, explicó que la mayoría de los mayores de 50 optan por esta vía como respuesta a la falta de opciones laborales tras salir de una empresa, y muchas veces sus perfiles están más asociados a una trayectoria de empleados bajo una estructura corporativa. Esto implica, dijo, que su perfil “conversa mejor” con pertenecer a una organización, funcionar dentro de ciertas normativas o no ser el último tomador de decisiones.
“El tránsito de empleado a emprendedor hay que mirarlo con atención, porque te vas a un campo muy distinto y las personas normalmente creen que todo sigue igual, con la diferencia de que no van a tener un jefe, pero hay mucho mito instalado”, comentó Spröhnle.
En tanto, la presidenta de Tálanton -corporación sin fines de lucro que promueve el talento y la contribución de profesionales mayores de 50 años en entornos corporativos- Alejandra Pérez-Fabres, dijo que existen barreras culturales como el “edadismo” (sesgo etario), que afecta tanto el emprender como la búsqueda de empleo.
“Existen muchos prejuicios, a veces inconscientes, en torno a la madurez o vejez que pueden desincentivar el emprendimiento. Lo vemos en frases como ‘emprender es para los jóvenes’, ‘los mayores están desactualizados tecnológicamente’, ‘les cuesta aprender’, ‘son más lentos, mañosos o inflexibles’, ‘les falta energía’, etcétera. Por otra parte, cuando has sido empleado toda tu vida, no es fácil hacer el cambio a una mentalidad emprendedora”, afirmó Pérez-Fabres.
Otra barrera, comentó, es el temor al fracaso, asociado a la duda de sus capacidades, a la presión social de su entorno y a la toma de riesgos en esta etapa de la vida.
“Es muy distinto correr riesgos a los 30 años que a los 55 o 60, cuando no tendrás suficiente tiempo para recuperarte en caso de que las cosas no resulten”, dijo.
También es un factor limitante el acceso a financiamiento:“No todos tienen recursos propios para iniciar un nuevo negocio y aunque los tuvieran, no muchos están dispuestos a arriesgar los ahorros de su vida que ayudarán a financiar la última etapa del ciclo vital”.
Para Pérez-Fabres existe “un gran espacio” para generar incentivos focalizados en apoyar el emprendimiento en etapas avanzadas, tanto a nivel público como privado.
Caso de éxito: The Ganesha Lab
Tras una carrera de 25 años trabajando en multinacionales tecnológicas para las ciencias de la vida, el licenciado en ciencias aplicadas alemán, Markus Schreyer (64 años), llegó a Chile en 2015 para impulsar la innovación científica y el desarrollo de startups biotecnológicas en la región. En 2017, con 57 años, fundó la aceleradora y escaladora de startups latinoamericanas, The Ganesha Lab, orientada a empresas emergentes basadas en ciencia y tecnología y en octubre de 2023 anunció la estructuración de un fondo de US$ 10 millones para invertir en startups en etapas tempranas. Schreyer comentó que, además de los factores culturales -como el idioma o la cultura organizacional- uno de los mayores desafíos que enfrentó fue la “agilidad” para gestionar o aportar valor en diferentes áreas. “Por ejemplo, entiendo en general la inteligencia artificial, pero no puedo captar todo el detalle. Por eso tengo un equipo más joven. Es importante ser autocrítico ante las áreas donde puedes generar valor y donde no”, dijo Schreyer. Otro reto, contó, fue establecer un plan de sucesión claro para dar continuidad a The Ganesha Lab. “Hoy tengo 64 años y eso es un riesgo para los inversionistas. Por eso es muy importante pensar en eso como emprendedor, cuando uno entra más tarde en la carrera”.