La última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) dada a conocer el viernes, además de corroborar la desafección de la ciudadanía con la política y los políticos, revela un creciente pesimismo de la población respecto del desempeño de la economía y las perspectivas hacia adelante.
Un 26% de los encuestados, cinco puntos más que en el sondeo de agosto del año pasado, califica su situación económica actual como mala o muy mala y el 31%, ocho puntos menos que hace un año, cree que en los próximos 12 meses estará mejor o mucho mejor. Los números son aún más desalentadores cuando la pregunta se refiere a la situación económica del país. Aquí, 48% contesta que es mala o muy mala y apenas 14% espera que sea mejor o mucho mejor en doce meses más.
La percepción de la ciudadanía no es antojadiza. Las últimas cifras de actividad económica han ratificado que, si bien el país sigue creciendo, el ritmo al que lo hace es más lento del que se esperaba hace unos meses y, además, no da señales de cambio hacia una tendencia más positiva en el corto plazo. A los once trimestres consecutivos en que el PIB anota una expansión menor a su potencial, se suman negativas proyecciones de inversión, como las informadas por la Corporación de Bienes de Capital.
Aunque la encuesta del CEP muestra nuevamente que las personas son más optimistas sobre el futuro de su situación económica personal que respecto de la del país, en ambos casos la percepción se deteriora.
Las autoridades deben atender esta ascendente preocupación ciudadana pues incide directamente en sus expectativas como agentes económicos que toman de decisiones de consumo e inversión.