Sobre seguros y catástrofes
Roberto Ríos Ossa Director Centro de Riesgos y Seguros, Pontificia Universidad Católica
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Roberto Ríos Ossa
En la conferencia Internacional de la Industria Aseguradora en 2022, Yoshihiro Kawai, presidente del Comité de Seguros y Pensiones Privadas de la OCDE, nos ilustró sobre las recomendaciones del organismo referidas a las estrategias de financiación de los riesgos de desastres. Estas tienen por objeto diseñar estrategias para enfrentar los efectos económicos de los eventos catastróficos, y Kawai abordó la implementación de un sistema de seguros obligatorios y el reforzamiento de la colaboración público-privada.
Frente a recientes incendios, y en particular los de la V Región de Valparaíso, la industria ha entregado información preliminar sobre el impacto de estos eventos, consignando que sólo una parte de los efectos dañosos de estos desastres serán asumidos por el sector asegurador privado.
“A propósito de los recientes incendios en Valparaíso, ya es hora de evaluar, entre otras medidas, la implementación legal de seguros obligatorios que confieran cobertura para enfrentar los riesgos que sean categorizados como catastróficos”.
Las razones, en términos generales, van desde las políticas de suscripción de los aseguradores y reaseguradores relacionadas con factores técnicos de medición y evaluación de riesgos, su capacidad económica y su estrategia empresarial, hasta la falta de conocimiento y medios económicos de los sectores más vulnerables para acceder al sistema de aseguramiento privado. Agrego a esto, además, la ausencia de una estrategia que considere una clara colaboración público-privada destinada a enfrentar los efectos económicos de riesgos catastróficos.
Surge como una exigencia imperativa implementar un sistema que busque “desarrollar una estrategia de financiamiento del riesgo de desastres, establecer un proceso para la evaluación de riesgos, crear un entorno propicio para la protección financiera de las personas y las empresas, y gestionar el impacto en las finanzas públicas”, como lo sugiere la OCDE según expuso Yoshihiro Kawai.
Lo anterior justifica evaluar, entre otras medidas, la implementación legal de seguros obligatorios que confieran cobertura para enfrentar los riesgos que sean categorizados como catastróficos, a lo menos respecto a los eventos en los que la probabilidad se encuentra más cerca de la certeza que del azar, como ocurre en los últimos incendios que han afectado de manera dramática a miles de personas.
Este régimen de seguros obligatorios, si bien puede ser considerado prima facie como una carga o costo económico para los posibles asegurados, su masificación debiera traer aparejados efectos favorables en los valores de las primas y mejora de las coberturas que ofrezca el mercado asegurador. En fin, los beneficios podrían ser considerables para las personas.
Por otra parte, y como complemento de un régimen de seguros obligatorios, creo que es el momento de revisar la posibilidad de crear una institución de carácter pública, con la debida autonomía en su administración, que permita enfrentar eventos catastróficos. Un buen ejemplo es el Consorcio de Compensación de Seguros español, creado al término de la Guerra Civil con el objeto de compensar los daños derivados del conflicto, que con el tiempo se fue transformando en un sistema que permite enfrentar riesgos de gran magnitud, mejorando la inclusión y permitiendo el acceso a quienes por diversas razones quedan excluidos del sistema de aseguramiento privado.
En fin, una adecuada estrategia de gestión de riesgos catastróficos -sustentada en la colaboración entre el mundo público y el privado- nos permitirá crear las bases para enfrentar las consecuencias de los desastres y aliviar la carga de quienes deben padecerlas.