¿Qué sistema tributario necesita Chile?
Durante las últimas semanas hemos visto distintas posiciones en torno...
Durante las últimas semanas hemos visto distintas posiciones en torno a las modificaciones tributarias. Prácticamente todos han opinado, como para no dejar dudas de que nos hemos convertido en un país “opinólogo”; sin embargo, no se observa que ellas respondan a la pregunta fundamental, cual es, ¿para qué se quieren hacer cambios o perfeccionamientos tributarios?
Parece ser que no hay un objetivo central que sostenga esta acción, o peor aún, cada quien tiene su propio objetivo, que impide alguna convergencia al respecto. Sabemos que a los sistemas de tributación se les atribuyen los roles de recaudar y el de redistribuir la riqueza. Con los cambios o perfeccionamientos propuestos hasta ahora, ¿cuál de los dos objetivos es que el que se persigue?
Antes de proponer modificaciones se debe responder a estos planteamientos, y mirar la experiencia de otros países más desarrollados para tomar como ejemplo algunas medidas que sirven como incentivos. Por ejemplo, a nivel de las personas o familias, el poder rebajar impuestos a través del fomento de la redistribución directa en necesidades indispensables como la salud y educación. Señalo esto, por cuanto cabe recordar que un sector que ha estado permanentemente expuesto a altos niveles de tributación es precisamente el de la clase media, aquella que a través de la actividad comercial o profesional alcanzan ciertos niveles de tributación que los exponen, cada año, a niveles de impuestos cercanos al 40% de sus ingresos.
Por otra parte, parece claro que se necesitan ciertas reformas, pero hay que ser cuidadosos y reconocer que las bases del sistema actual han sido exitosas y que al pensar en modificar, siempre se debe considerar el que prevalezcan las condiciones para el emprendimiento, factor sustancial para el crecimiento del país.
Si se considera que la mayor parte de los empleos vienen de la PYME, sería positivo un sistema que diferencie los parámetros entre los tributos de éstas organizaciones y las grandes empresas.
Antes de discutir reformas, tanto los empresarios, como políticos, asesores y el propio gobierno deben alinear los criterios en cuanto a los objetivos sobre los que se deben construir los cimientos de éstas, con una mirada de país en el largo plazo, que sea capaz de fomentar el emprendimiento, antes de sofocarlo, que premie la generación de más pymes, que ofrezca más opciones a los profesionales. Tal parece que es hora de negociar intereses y no posiciones, pensando en el país y su gente.