Jorge Selaive

¿Quo vadis, comercio?

Jorge Selaive Economista Jefe Scotiabank y Académico FEN U. de Chile

Por: Jorge Selaive | Publicado: Lunes 23 de septiembre de 2019 a las 04:00 hrs.
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La desaceleración económica se toma la discusión mediática. La debilidad del comercio adquiere protagonismo en el contexto anterior. Se venden menos autos, se importan menos artículos electrónicos y las grandes tiendas se reestructuran para hacer frente al e-commerce. Me gustaría colocar algunos hechos estilizados que permiten armar un mejor juicio de lo que sucede en el comercio.

Hecho estilizado 1. Desde 2016, el ticket promedio de venta ha disminuido de manera sistemática en el comercio (en algunos subsectores más de 25% real). Es decir, se venden montos más pequeños y el número de transacciones ha obviamente aumentado. Esto es reflejo de la fuerte penetración de medios de compra digital en desmedro de la venta en sala. Aquello explica parte del proceso de ajuste en empleo que experimenta el sector comercio, con destrucción de trabajo asalariado, pero fuerte creación de empleo por cuenta propia. Este fenómeno parece más bien un ajuste estructural en el comercio que un fenómeno cíclico.

Hecho estilizado 2. El consumo de bienes se ha desacelerado desde mediados de 2018, pero el consumo de servicios continúa con notable dinamismo. Servicios de transporte, comunicaciones, asesorías, diseños, recreación,cultura, financieros y todo aquello que sea un servicio, crece a tasas que duplican el crecimiento del PIB. La gente se gasta algo más de su dinero en servicios versus bienes, lo que puede también en parte ser un fenómeno permanente.

Hecho estilizado 3. El ahorro precautorio aumenta de manera muy fuerte. Parece haber una impresión de que el empleo y los salarios están estancados, aunque ello no es efectivo. Se crea bastante empleo por cuenta propia, al igual que empleo público asalariado. El empleo privado, en tanto, se destruye, pero en sectores muy específicos de la manufactura afectados por la guerra comercial y ciertamente en el comercio. Con todo, el ingreso de los hogares se desacelerara de manera muy acotada este primer semestre hacia tasas de expansión similares a las de la primera parte de 2018, pero el consumo de los hogares se desacelerara mucho más. Como contrapartida, los hogares aumentan su ahorro (por razones precautorias), fenómeno que no veíamos desde el 2017 (período pre-eleccionario).

Más preocupante sería que el consumo se desacelerara con caídas también en el ahorro, pues sería síntoma de clara debilidad de los ingresos laborales, y retiro de ahorro para suavizar consumo. Está presente, entonces, un temor al futuro económico, lo que conversa bastante bien con los diversos indicadores de confianza. Este fenómeno explicaría la desaceleración del consumo privado y gran parte de la sorpresa del bajo crecimiento del primer semestre.

¿A qué temen los hogares, si el mercado laboral no los estaría afectando de manera tan ruda? Debemos buscar un shock exógeno donde la intensificación de la guerra comercial podría jugar un rol no menor. La palabra "recesión" se ha tornado una de las menciones más frecuentes en la prensa desde la crisis subprime. Aquello no es inocuo para los hogares. Alternativamente, hay lentitud en la aprobación de las reformas estructurales del gobierno, pero cuesta pensar que aquello pueda generar este comportamiento en los hogares.

Estos hechos estilizados deberían ayudar a diagnosticar mejor la perdurabilidad del ajuste en el comercio. El comercio está flaqueando no por peculiar debilidad del mercado laboral, sino por temores respecto al futuro de impredecibles eventos externos y un ajuste estructural en la manera en que se enfrenta al consumidor digital.

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