Economía bisagra: de menos a más
Jorge Selaive Economista Jefe Scotiabank y Académico FEN U. Chile
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Jorge Selaive
El 2018 se caracterizó por una partida notablemente acelerada, con un crecimiento en torno a 5% el primer semestre. Chile le sacó ventaja al mundo y a otras economías de la región en su dinamismo económico, con un nuevo gobierno que ciertamente ha colocado mayor énfasis en el crecimiento y con aspiraciones reformistas que mejoraban el ambiente de negocios. Muchos pensaron que los primeros meses marcarían el inicio de una recuperación homogénea en todas las variables que importan a la ciudadanía, y en alguna medida así ha sido. La diferencia ha residido en la perdurabilidad, homogeneidad e intensidad.
Algo de lo que en su momento denominé exuberancia se ha extinguido en gran medida, pero la realidad subyacente sigue siendo de una recuperación en curso. Para el gobierno, los desafíos pasan de moverse de la propuesta a la concreción. Se han presentado reformas en el ámbito tributario y de pensiones, en conjunto con varias otras que, teniendo menos reflexión mediática, son igualmente importantes. Corresponde ahora, entonces, que las negociaciones del Ejecutivo con el Congreso lleguen a un puerto de consenso lo antes posible. El gobierno requiere que alguno de los grandes emblemas de campaña se haga realidad pronto, transformándose en la necesaria inyección de adrenalina que requieren las confianzas empresariales.
De particular cuidado en el ámbito tributario es la depreciación semi-instantánea. En este caso, es crucial que el empresariado sepa lo antes posible si se mantendrá o eliminará este beneficio. Las soluciones esquina (si/no) permiten un desarrollo más fluido de la inversión. Si la respuesta es afirmativa con retroactividad desde enero 2019, como está contemplada en el proyecto de ley, entonces cabe menos duda de que la inversión proyectada, y quizás más, se concretará durante los próximos trimestres. Si la respuesta es negativa, se evitará la postergación de cierta inversión que podría estar aspirando acogerse a este beneficio.
Para el Banco Central los desafíos de recalibración parecen evidentes. Lamentablemente, las decisiones que hemos tenido y las que vendrán no serán con la predictibilidad deseada en el precio de activos y encuestas. La Reserva Federal ha sido capaz de recalibrar mirando con juicio experto el escenario externo. Es entonces deseable tal evaluación lo antes posible, pues insistir en continuar retirando estímulo monetario a un ritmo mayor al contemplado por el mercado financiero, cuando vemos claros lomos de toro hasta mediados del próximo año, puede llevar a castigos innecesarios al crecimiento. La tasa de política monetaria neutral hace tiempo que no está entre 4% y 4,5% sino en o bajo ese rango, y es esperable ese análisis prontamente.
Se conocerán cifras de crecimiento muy pobres estos meses estivales. Las confianzas se asentarán en territorio pesimista y el mercado laboral seguirá mostrando acotada recuperación para los chilenos. Este período de camino en el desierto o meses bisagra no debería desalentar. Comparto la visión de que 2019 será un año de menos a más que nos terminará entregando un crecimiento “marginalmente” sobre 3%, con mayor empleo, inversión y recuperación de confianzas. Para que aquello se concrete será indispensable una inyección de adrenalina que, dado que no vendrá del escenario externo, tendrá que tener un origen doméstico. Mi candidato es la pronta aprobación de una reforma emblemática del gobierno con un buen consenso político-técnico.