Las almas del CEO en un entorno bipolar
Director LUMINIS Consejeros
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Javier Zabala
El ambiente sigue enrarecido. Por ejemplo en lo económico el alza del dólar está favoreciendo varios sectores, y febrero mostró el mejor Imacec de los últimos trimestres, aunque con 3,6% más de horas trabajadas por el bisiesto. En lo político, voluntaristamente Valdés se enfoca en el crecimiento y Burgos declara concluida la obra gruesa de las reformas de este gobierno. Pero los constructores dentro de La Moneda parecen no compartir planos, pues en paralelo desde ahí mismo instruyen a los partidos a decidirse qué reformas quieren completar en este mandato; es decir a qué fundaciones quieren seguir aplicando la retroexcavadora, siendo más selectivos y rápidos. Y para coronar la presidenta pide unidad.
Un estudio de Russell Reynolds da luces de qué comportamientos debe mostrar un CEO en esta bipolaridad de entorno, teniendo el respaldo de haber incluido a más de 4.000 ejecutivos, incluyedo 130 máximos mandos.
El mirar permanentemente el futuro y prepararse para este es la principal característica diferenciadora de un CEO, e implica ser optimista y activo en perseguir nuevas oportunidades. Pero en demasiadas de mis reuniones percibo a Gerentes Generales que no poseen esta característica, y que más bien hace muchos trimestres están pesimistas y congelados en la cautela. La segunda familia de comportamientos es el ser intrépidos, que implica sentirse cómodos con tomar riesgos calculados pero no descuidados; tener un sesgo a la acción pero sin ser impulsivos; y ser constructivamente resilientes para soportar las presiones, pero sin volverse insensibles. Nuevamente, observo gran cantidad de supuestos líderes en posiciones más bien timoratas, que contrasta lo que destaca este estudio. La tercera es el ser formadores de equipos, que implica leer eficientemente a las personas buscando entender diferentes perspectivas, pero sin sobre-analizar todo lo que dicen; ser medidos en las emociones mostrando intensidad pero manteniendo el control; ser pragmáticos en incluir a otros en las decisiones, pero sin perder la independencia; y estar dispuestos a confiar rodeandose de una variedad de personas, pero sin caer en el candor.
En suma, el patrón de características de los CEOs muestra que equilibran dos almas, pero al compararlo con el discurso reinante se encuentra una brecha de pesimismo imperante. Cabe preguntarse, entonces, si el estilo de muchas de nuestras máximas gerencias es el adecuado para un mundo donde, en un mismo edificio, se intentan simultáneamente celebrar tijerales y continuar con demoliciones.