¿Camino a un sobreajuste económico?
Jorge Selaive Economista Jefe Scotiabank y Académico FEN U. de Chile
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Jorge Selaive
Las cuentas nacionales y la balanza de pagos del primer trimestre de este año revelaron que la convergencia a niveles sostenibles en el ámbito externo estaría casi concluida, mientras que la desaceleración del consumo privado ha sido suficiente para avanzar en esa dirección. En ese contexto, no parece justificable continuar levantando la premisa de desequilibrios macroeconómicos, sino más bien la continuación del ajuste en curso que, desde mi punto de vista, podría ir más allá del necesario para hacer converger la inflación a 3%.
Es decir, podríamos ir camino a un sobreajuste de la economía de no mediar pronta recalibración en las políticas contra cíclicas.
“Seguir afirmando que hay desequilibrios macroeconómicos conversa poco con el estado de la economía. De no mediar sorpresas, la convergencia de la inflación a 3% estaría consolidándose, aunque quizás demasiado”.
De las cifras recién conocidas, destaca la nula velocidad del PIB no minero en marzo conducida por gran parte de los sectores, a excepción de servicios. Enero fue el “gran” mes del trimestre, pero en el margen, la situación no parece particularmente alentadora.
Por el lado del gasto, el consumo privado de los hogares se contrajo 2,5% trimestre contra trimestre, explicado por una violenta caída en el consumo de bienes durables de 19% en igual comparación, que termina ubicando su nivel en torno a lo observado a mediados de 2017.
Algo que parece no tener un ajuste relevante sería el consumo de servicios, lo que se explicaría por el mayor dinamismo de actividades vinculadas a recreación, cultura, viajes y transporte, todas ellas muy concentradas en el primer mes del año. Una historia conocida es la contracción que muestra la inversión en construcción y obras en sus componentes de maquinaria y equipos. El nivel de la inversión total estaría 2,6% por debajo del observado el último trimestre de 2021. Como contrapartida, por el lado de la oferta, servicios empresariales evidencia una contracción de 1,7% trimestre contra trimestre, el tercer mayor descenso de los últimos 10 años y el segundo excluyendo el 2T20.
Por el lado de las cuentas externas, luego de efectos puntuales en la importación de servicios a fines de 2022, se observa una cuenta corriente superavitaria, la más alta de la última década. Hacia el resto del año, la balanza comercial de bienes sería algo menos positiva, pero la normalización en la importación de servicios y la menor renta (dado el retroceso en el precio del cobre) aseguran una convergencia de la cuenta corriente hacia niveles sostenibles a fines de año.
Debemos recordar que los países exportadores de commodities, receptores de inversión extranjera directa, usualmente tenemos un déficit de cuenta corriente; lo importante es que se ubique en torno a niveles sostenibles y sea adecuadamente financiado por inversión de largo plazo. Estimo que un déficit sostenible de cuenta corriente, en torno a 2 pp. del PIB, se observaría a fines de 2023.
La reciente medida tomada respecto al capital de los bancos se justifica en un aumento en los riesgos de ocurrencia de un shock externo severo. En efecto, el deterioro reciente de los términos de intercambio y aumento de probabilidad de recesión en Estados Unidos dan cuenta que se podría estar concretando un deterioro en el escenario internacional mayor al previsto.
En el contexto anterior, seguir afirmando la presencia de desequilibrios macroeconómicos conversa poco con el estado de la economía. Qué duda cabe que la inflación es la piedra en el zapato, pero de no mediar sorpresas, la convergencia a 3% estaría consolidándose. Quizás demasiado, ante un eventual ajuste macroeconómico superior al necesario.