Señor Director:
¿El que ríe último, ríe mejor? En realidad, no habría que cantar victoria todavía. Si bien para muchos la muerte de Osama Bin Laden es incluso motivo de júbilo, lo que se ha hecho es eliminar los síntomas de la enfermedad, pero no su causa, lo cual implica que no es el fin de la guerra contra el terrorismo. Esta última sólo ha reflejado el foco errado con que Estados Unidos y sus aliados han manejado el flagelo del terrorismo. Los grupos terroristas forman parte de las nuevas amenazas a la seguridad internacional, intensificadas hace unas décadas con la profundización de la globalización, amenazas que no tienen nada que ver con las que se vivieron durante la Guerra Fría, definidas en un Estado o gobierno, delimitadas en una zona geográfica y territorio determinado, con formas de organización vertical y muy jerarquizada. Estamos hablando de actores que no representan a ningún Estado o gobierno en particular; se trata de grupos extremos transnacionales, que no se identifican con un territorio en particular, por lo tanto, las estrategias convencionales no resultan efectivas. Ahora que no nos queda más que esperar cómo reaccionarán las células de la red Al-Qaeda, el futuro es incierto y, por ende, incierto también es quién será el que ría último.
Natalia Lizama
Investigadora Facultad de Gobierno Universidad del Desarrollo
Señor Director:
La muerte de Osama Bin Laden ha sido tan oscura como toda su historia. Desde que fue reclutado por los propios estadounidenses para luchar contra los soviéticos en Afganistán, hasta los supuestos videos en los que aparecía lanzando cruzadas contra Occidente. El éxito de la operación que puso fin a su vida hay que analizarlo en su verdadero contexto: han pasado diez años desde el anuncio del Gobierno de Estados Unidos de ir tras el terrorista. En el intertanto se han intervenido gobiernos, se ha condenado a gente inocente, se han gastado billones de dólares y han muertos miles de personas a raíz de esta acción. El daño colateral de esta acción ha sido altísimo. Por lo demás, tampoco se puede saber con certeza si esto signifique el fin del Al Qaeda, por el contrario, las reacciones de júbilo del pueblo estadounidense afuera de la Casa Blanca, a mi juicio, absolutamente desmesuradas, pueden ser un factor que incite nuevos ataques. Así como también la transformación de Osama en un mártir, como ocurrió con el Che Guevara. Finalmente, el apoyo a los rebeldes en Libia demuestra que Estados Unidos no aprendió la lección de que no puede intervenir en lugares completamente alejados a su ideología y cultura, sin esperar una respuesta violenta de parte de los agredidos.
Gonzalo Serrano del pozo
Historiador Universidad Andrés Bello
Señor Director:
¿Veremos alguna vez el cuerpo de Bin Laden para creer que su muerte es de verdad y no es un invento de Estados Unidos? Mal que mal, la noticia ayuda a subirle los bonos a Obama, cuya figura estaba bien complicada. Sin duda que esto le ayuda a darle otro aire a su administración y es un apoyo fuerte para su campaña de reelección.
Patricia Pérez M.
Señor Director:
Hace pocos minutos escuché a la Sra. ministra del Trabajo decir que ella se ha quebrado la cabeza durante cuatro meses para desarrollar el proyecto perfecto relacionado con el Multirut. Quiero decirle a la Sra. ministra que los proyectos perfectos deben siempre discutirse con la contraparte afectada antes de hacerlos públicos. El Sr. Martínez, presidente de la CUT, tiene todo el derecho a criticar un proyecto que ella considera perfecto, pero que a él le parece que fue presentado a última hora y los sigue afectando en sus relaciones laborales frente a las astucias de los empresarios respecto al multirut. Sra. ministra, mucha gente tiene derecho a discrepar con usted sobre sus tendencias políticas. La soberbia es muy mala consejera, los trabajadores en Chile también pueden tener opinión.
Pedro P. Molina W.