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Científicas al poder: La chilena que busca entender a los humanos estudiando a los primates

Tras meses de estudio internada en la selva del Congo, hoy se dedica a difundir la importancia del juego en las sociedades.

Por: | Publicado: Lunes 13 de noviembre de 2017 a las 04:00 hrs.
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La chilena Isabel Behncke es la primera científica occidental en internarse en la selva del Congo, en África, para estudiar a los primates bonobos. ¿Su objetivo? Entender el comportamiento humano, dada la cercanía y parentesco evolutivo con quienes tenemos una “abuela” en común.

Tras meses de vivir en la selva estudiando a los bonobos, observó que el comportamiento de juego era clave para los primates no sólo en la infancia, sino también en la edad adulta, una característica con la cual estos animales han alcanzado la felicidad en el país más violento de África. Justamente, descubrir la relevancia del comportamiento de juego en una sociedad, se le reconoce mundialmente como uno de los principales aportes de su investigación.

“Ha sido un aporte que no lo decido yo, sino que se da en el tiempo. Es una noción que hay que expandir y seguir estudiando, ver qué dice la neurociencia del aprendizaje a lo largo de la vida”, comenta Behncke, quien hoy forma parte del Centro de Investigación de Complejidad Social de la Universidad del Desarrollo.

Este camino no ha sido corto. Creció en Chile en medio de la naturaleza, estudió zoología –disciplina que se enfoca en el reino animal, sus orígenes y procesos- en la universidad de Oxford e hizo un máster en Conservación de la Naturaleza, pero su deseo de comprender la evolución humana la llevó a estudiar el comportamiento de los primates, tarea por la que retornó a Inglaterra y desde allí al Congo.

Una ruta maratónica y arriesgada, pero natural, dice. Behncke ya se había definido como una apasionada de la naturaleza, curiosa por la evolución y el conocimiento. Estos factores la llevaron a optar por construir una experiencia universitaria -y sobre todo de vida- más integradora.

“He sido afortunada al tener un entrenamiento bastante holístico, en el sentido que siempre me interesó entender el fenómeno en distintas organizaciones, desde la neurociencia hasta la ecología y la paleontología. Eso me ha permitido tener una mirada amplia”, afirma.

Una visión que le permite ser hoy un puente entre las ciencias del conocimiento, ecológicas, cognitivas, del comportamiento y de la evolución. Una mirada que no quiere perder y que le parece importante por ser integradora.

“Mientras más se sofistica, mientras más avanzamos como civilización, aumenta la especialización; es un fenómeno que ocurre, que es normal, pero a la vez necesitamos incrementar el esfuerzo en coordinar los distintos elementos que quedan aislados, entonces este trabajo de integración es muy importante”, explica.

Además de unir las ciencias para estudiar a los bonobos, la científica participa en foros sobre el futuro de la tecnología, le interesa saber hacia dónde avanzan las ciudades y estar al tanto de los problemas que enfrenta la sociedad, de los cambios. Su idea es evaluar qué conocimientos de los que aprendió con los primates y las ciencias del comportamiento pueden aplicarse a soluciones prácticas, pero de impacto global.

Mirada femenina

Behncke reconoce que tiene un papel único en su especialidad y que radica en una combinación de factores; entre ellos, una mirada chilena, latinoamericana, de mujer, cercana a la naturaleza y la libertad para investigar, que le permitió ver cosas distintas. Es clara al destacar la importancia de las mujeres en equipos científicos y de toda índole, ya que pueden dar una mirada distinta.

Para apoyar esta postura, trabaja con el Instituto de Sistemas Complejos de Santa Fe, en Estados Unidos, donde examinan los beneficios de la diversidad cognitiva, cuyos resultados indican que aumenta la inteligencia colectiva.

Es crítica ante la baja paridad de género en el rubro científico y plantea que para que haya más presencia femenina “faltan condiciones”. Añade que los proyectos de corto plazo implican estar trasladándose de un lado a otro, impidiendo –a hombres y en especial a mujeres con hijos- la estabilidad para mantener arraigo.

“Veo que muchos de los problemas del feminismo son de tiempo, si tuviéramos intervenciones y si las pudiéramos crear, que aumenten el tiempo y flexibilidad para las mujeres, estaríamos dando un beneficio tremendo”, señala. 

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