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Reporte de Indicadores de Género en Empresas en Chile

Francisca Jünemann, presidenta ChileMujeres, y Verónica Campino, vicepresidenta ChileMujeres

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El recién lanzado Reporte de Indicadores de Género en Empresas de Chile, elaborado por el Ministerio de la Mujer y EG, junto a Hacienda en colaboración con Fundación ChileMujeres, nos muestra que en situación previa a la crisis sanitaria en 450 empresas que reportan a la CMF, sólo el 40% de las personas contratadas eran mujeres y las posibilidades de acceder a cargos de alta responsabilidad eran limitadas. En las gerencias de primera línea el 80% de los puestos eran ocupados por hombres y solo el 20% por mujeres; a nivel de directorios la presencia femenina se reducía al 10,6% mientras que la de los hombres alcanzaba el 89,4%; y la brecha salarial existía en prácticamente todas las organizaciones.

Si ya la situación de las mujeres pre Covid-19 era desigual, en estos momentos donde la desocupación femenina se acerca al 10%, la realidad nos da señales de alerta que requieren medidas concretas al interior de las organizaciones y de los hogares para no profundizar aún más el desequilibrio en el mundo del trabajo.

Las mujeres son las más expuestas a pérdidas de trabajos formales por estar en sectores especialmente expuestos -como el de servicios- y porque el teletrabajo es para ellas más difícil al trabajar principalmente en industrias que requieren presencia y por una cultura carente de corresponsabilidad familiar y parental.

Así, mientras la principal dificultad de una mujer para realizar el teletrabajo está en compatibilizarlo con las tareas domésticas, para los hombres está en la calidad de internet. Y respecto del cuidado de los hijos e hijas, sólo el 18% de los padres dice estar a cargo de ellos en estos momentos. Su "aporte" mayoritario es cocinar, con un 30% de hombres que lo hace.

Un cambio de cultura que valore de igual manera el trabajo de los hombres en el hogar y el de las mujeres en las organizaciones, es indispensable para sortear esta crisis en un país donde el 42% de los hogares tiene jefatura femenina y donde a menor nivel socio económico, menor es la participación laboral de las mujeres, enquistando en ellas la pobreza, la informalidad y la ausencia de oportunidades.

 

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