Al igual que millones de personas en todo el mundo, el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ángel Gurría, está en cuarentena. Desde su departamento en París, en uno de los países más afectados del mundo, conversó con DF sobre la situación del coronavirus en América Latina y Chile.
"Me gustaría expresar todo mi apoyo a todos y cada uno de los afectados por esta pandemia", comentó Gurría, y agregó que "el Covid-19 debe ser un recordatorio de los beneficios que se consiguen con la cooperación multilateral. Todos estamos juntos en esto, y la acción conjunta, coordinada y global es más importante que nunca".
- ¿Cómo evalúa la reacción de Latinoamérica frente al coronavirus?
- Casi todos los países de América Latina han adoptado medidas sin precedentes. Sin embargo, la región entra en la crisis del Covid-19 en un contexto en que la mayoría de los países ya presentaba un potencial de crecimiento bajo y un descontento social en aumento. La proporción de trabajadores informales es muy elevada, lo que incrementa el costo económico y social del confinamiento, que a su vez, reduce la capacidad de apoyar a los más necesitados.
El reducido margen fiscal y la falta de estabilizadores automáticos en muchos países podrían limitar el grado y el impacto de las respuestas futuras. De hecho, el margen fiscal para la adopción de políticas de respuesta es mucho menor ahora que durante la crisis financiera global de 2008.
- ¿Hay países que puedan reaccionar mejor?
- Hay mucha heterogeneidad en la región, y países como Chile y Perú muestran un mayor margen fiscal debido a las políticas prudentes adoptadas en el pasado, pero otros están menos preparados. Como la crisis es un shock temporal, los países deben evitar responder con aumentos permanentes del gasto, como ocurrió después de 2008. También tienen que asegurarse de poner en práctica las medidas necesarias para que la crisis no agrave los problemas sociales ya existentes y proteger a los más vulnerables.
- Chile en particular, ¿cómo ha reaccionado ante la pandemia?
- Rápidamente. En lo sanitario, medidas como el cierre de fronteras y el toque de queda se promulgaron con rapidez durante las primeras fases del virus, lo que contribuyó a mantener en niveles bajos el número de víctimas registrado hasta el momento. También vemos con buenos ojos el despliegue inmediato del 2% del presupuesto general para acometer gastos sanitarios adicionales. Chile entró en el brote con una capacidad razonable para hacer frente a los casos más graves del virus, pero aún así, su capacidad de respuesta ante una pandemia de esta magnitud ha sido limitada, como en muchos países.
Se estimó que el número de camas con respiradores permitiría atender a la mitad de los casos más graves en el peor escenario previsto por los epidemiólogos. Y también el país entró en la crisis con una elevada desigualdad en el acceso a la asistencia médica, lo que amenaza con desalentar a gran parte de la población a declarar que tienen síntomas.
- ¿Y en lo económico?
- También reaccionó con rapidez. Se adoptaron dos paquetes fiscales para fortalecer la asistencia sanitaria y prestar apoyo tanto a las personas como a las empresas. El Banco Central recortó sus tasas de interés a mínimos históricos, y también se establecieron diversas garantías para evitar una crisis de liquidez. Con el Bono Covid-19 el gobierno proporcionó una importante ayuda a los trabajadores más vulnerables e informales. Acogemos favorablemente todas estas medidas, pero el crecimiento ya se había deteriorado antes del brote como consecuencia de los acontecimientos sociales, por lo que el Covid-19 constituye el segundo shock económico en sólo unos meses. Las desigualdades siguen siendo elevadas y limitan las oportunidades de la próxima generación, y si bien Chile cuenta con instituciones creíbles, un marco macroeconómico sólido y bajos niveles de endeudamiento, será crucial intensificar los esfuerzos para implantar la ambiciosa agenda social que era prioridad antes del brote.
- ¿Cómo evalúa los paquetes de estímulo fiscal del gobierno?
- Son importantes, ya que representan una inyección total de casi el 7% del PIB hacia la economía mediante gastos directos y medidas de apoyo al crédito. Evitar la destrucción de puestos de trabajo, empresas y capital es una de las prioridades de la estrategia económica, lo cual vemos favorablemente. Una estrategia correcta pasa por tratar de preservar el potencial económico en la mayor medida posible.
Resulta difícil evaluar a estas alturas si el 7% del PIB será suficiente o no, dependerá también de la cantidad de tiempo que se prolonguen las medidas de confinamiento. Sin embargo, lo que está claro es que Chile debe estar preparado para seguir apoyando su economía, en caso necesario. Tampoco debe perder de vista la necesidad de avanzar en otras prioridades, como la reforma de las pensiones, la mejora de la eficiencia en el gasto público y las políticas de competencia.
- ¿Cuánto esperan que caiga el PIB de Chile este año?
- Las estimaciones preliminares apuntan a una recesión de la magnitud de la crisis monetaria de 1985. La preservación de los empleos, las empresas y el capital en la mayor medida posible mientras esté detenida la economía podría permitir que ésta se recupere más rápidamente en la segunda mitad de 2020 y luego en 2021.
- ¿De qué dependerá el repunte?
- De muchos factores, uno es la probabilidad de una segunda ola del brote -a nivel nacional o mundial- así como la evolución de la situación en China y Estados Unidos, los principales socios comerciales de Chile. Otra incertidumbre es la solidez de la demanda interna. Sin embargo, la confianza de los consumidores podría verse gravemente afectada tras esta serie de acontecimientos.
Es importante que el gobierno lleve a cabo una comunicación clara y eficaz sobre el estado de la propagación del virus, la cual contribuirá sin duda a incrementar la confianza. De cara al futuro, también será fundamental prestar mayor atención al impacto distributivo de las reformas en los diferentes grupos y regiones, y convertir la equidad en un elemento clave en la adopción de políticas.
- ¿Qué tan profunda es la recesión que esperan para este año?
- A nivel mundial, se trata de la pandemia más grave desde la gripe española de 1918 y 1919 y la mayor crisis económica mundial desde la Gran Depresión de los años 30. El impacto económico del Covid-19 será mayor y se sentirá más ampliamente que la crisis financiera mundial de 2008 y 2009. Pero ninguna crisis se parece exactamente a la anterior y, en el mejor de los casos, aprendemos de ellas a través de las políticas que han funcionado para abordar mejor las crisis futuras. Los responsables de políticas públicas aprendieron lecciones importantes de la Gran Depresión y de las crisis posteriores. Hoy contamos con instituciones y políticas mucho mejores para apoyar la economía, incluida una mejor reglamentación bancaria y políticas favorables en materia fiscal y monetaria. A pesar de ello, es probable que el producto mundial caiga con fuerza en 2020, y que muchas economías, tanto avanzadas como emergentes, experimenten grandes recesiones.
- ¿Y en América Latina?
- Prevemos una recesión considerable. La crisis está reduciendo tanto la oferta como la demanda, y todos los componentes de la demanda privada se ven afectados. Las medidas de confinamiento están reduciendo con fuerza el consumo privado en la mayoría de bienes y servicios. La inversión se verá afectada por la caída de las perspectivas de crecimiento y la incertidumbre, mientras que la demanda exterior ya se está debilitando, incluido en los mercados de materias primas que son vitales para América Latina, en particular en América del Sur y México. La región también sufrirá las consecuencias del shock en los viajes y el turismo, cuyo efecto se prevé que sea relativamente prolongado.
- ¿Cómo impactará al país la inminente recuperación de China?
- De forma positiva. Si China logra mantener el virus bajo control, su recuperación podría cobrar impulso más o menos al mismo tiempo que Chile reinicie su economía. Esa coincidencia temporal sería beneficiosa para Chile. En términos generales, se estima que cuando China crece un punto adicional, Chile crece 0,6 puntos más, sobre todo porque China es el mayor consumidor de cobre del mundo. Pero la recuperación de China también depende, en cierta medida, de la solidez de la economía mundial.
- Por el contrario, ¿cómo afectará a Chile la situación en Estados Unidos?
- A través de los mismos canales comerciales que China, pero muy probablemente de forma negativa, dado que en EEUU siguen sufriendo los impactos de la pandemia. Por cada caída de un punto en el crecimiento de EEUU, se estima que Chile crece 0,4 puntos menos. Si bien la recuperación de China podría contribuir al repunte de Chile en 2020, es probable que EEUU no empiece a contribuir a este hasta el año próximo.
- ¿Cuánto estiman que durará el impacto económico de la pandemia?
- Somos muy cautos dado que la situación evoluciona día a día. Lo principal para las perspectivas económicas mundiales es durante cuánto tiempo se extenderá el virus y hasta dónde llegará. De ello dependerán las medidas de contención y el tiempo que se tarde en controlar la pandemia. En este momento, nadie tiene ninguna certeza. La duración del impacto económico está estrechamente relacionada con el tiempo que se tarde en conseguir una trayectoria descendente en el número de casos y en aliviar las fuertes presiones a las que se han visto sometidos muchos sistemas de salud. Los gobiernos podrán entonces reducir progresivamente las medidas de contención, permitiendo la reanudación de las actividades en las que el distanciamiento social sea más factible, como la fabricación, la construcción y algunos tipos de comercio minorista. Lamentablemente, es probable que actividades como el turismo y los viajes, la restauración y el ocio, así como las reuniones multitudinarias, tarden más tiempo en volver.
Ya hemos visto algunos planes y medidas para el desconfinamiento pero, en muchos países, los acontecimientos actuales sugieren que el grueso de la relajación de las medidas de contención y el consiguiente repunte de la actividad económica no empezarán hasta finales del segundo trimestre de 2020. La reanudación de las actividades también dependerá de la confianza de los hogares y las empresas, lo cual requerirá una combinación de políticas favorables y sostenidas en materia fiscal y monetaria para respaldar la demanda, así como mayores medidas de higiene, mascarillas y medidas de distanciamiento social.
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