FT Español

Especial FT China II: El plan de Xi para una dictadura digital

Al controlar un gran volumen de datos, Beijing está llevando a cabo un gran experimento sobre el gobierno autoritario del siglo XXI.

Por: Financial Times, traducido por Renato García J. | Publicado: Viernes 17 de septiembre de 2021 a las 21:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

J. Kynge en Hong Kong y S. Yu en Beijing

Cuando Elon Musk insistió en marzo en que los autos Tesla no se estaban usando para espiar en China, la noticia fue destacada como una interacción excepcional entre el director de la compañía automotriz más valiosa del mundo y los guardianes de su mercado de crecimiento más acelerado.

"Si Tesla usara sus autos para espiar en China o en cualquier lugar, nos cerrarían", dijo Musk en una teleconferencia de alto nivel en ese país. En respuesta a la prohibición del gobierno chino de que sus autos ingresen a recintos militares, Musk insistió en que los datos recopilados por los sensores instalados en los vehículos se manejan de manera confidencial.

Ahora, sin embargo, las tribulaciones de Tesla parecen el inicio de un cambio geopolítico más amplio. En las últimas semanas, Beijing ha impulsado una gran cantidad de regulaciones y políticas diseñadas para apuntalar la seguridad de los datos, reforzando el control que ejerce sobre los enormes volúmenes de información utilizados para gobernar el país, impulsando la economía y ordenando la vida de las personas.

Estos movimientos representan una parte crucial de la visión del presidente chino Xi Jinping de construir lo que algunos analistas llaman una "superpotencia tecnoautoritaria" en la que las personas son monitoreadas y dirigidas en un grado sin precedentes a través de la agencia de redes cibernéticas controladas por el gobierno, sistemas de vigilancia y algoritmos.

"Con un mejor control sobre los datos, no solo podemos construir una economía más productiva, sino también un gobierno más eficiente que tome decisiones basadas en ciencia sólida en lugar de intuición", dijo He Aoxuan, investigador de la Universidad de Beihang, una institución tecnológica líder en Beijing. "La adopción de la soberanía digital juega un papel clave en la protección de nuestro interés nacional contra las fuerzas enemigas en el país y en el extranjero".

La visión de Xi para los datos siempre ha enfatizado el control. En 2013, dijo que “quien controle los datos tendrá la ventaja”. Un año después, dijo que el control de la información se ha convertido en un aspecto importante del "poder blando y la competitividad" de un país. La clasificación oficial de los datos en 2020 como un "quinto factor de producción", junto con la mano de obra, la tierra, el capital y la tecnología, reveló aún más su importancia para Beijing.

Los datos personales se recopilan no solo a través de interacciones en línea, sino de toda una gama de tecnologías diseñadas para ordenar una sociedad de 1.400 millones de personas. Las tarjetas digitales de seguridad social, el dinero electrónico, las ciudades inteligentes, las cámaras de vigilancia, los sistemas de crédito social y otras tecnologías se están implementando en todo el país, creando un gran experimento para la gobernanza autoritaria del siglo XXI.

Todo esto contrasta con los ecos maoístas de la retórica política actual de Xi. El líder está exhortando al país a impulsar la "prosperidad común", mientras que un destacado comentarista ha sido elogiado por denunciar a los "grandes capitalistas" y a las "estrellas afeminadas" de la industria del entretenimiento. Pero cuando se trata de datos y tecnología, Xi parece estar revelando el plan para una dictadura moderna y de alta tecnología.

Beijing apunta a tener ambas cosas. Cree que las tecnologías reforzarán el control social y reprimirán la disidencia política sin amortiguar el vigor empresarial o la innovación que animan la gran economía de más rápido crecimiento del mundo.

“El fomento de la innovación sigue siendo una de las principales prioridades de Beijing”, dice Kendra Schaefer, directora de investigación de políticas tecnológicas en Trivium China, una consultora en Beijing. “No pretende echar agua sobre las llamas de la innovación”, agrega. "Más bien, Beijing ve estas reglas de datos como una malla que guíe la dirección del desarrollo y determine la forma final de la economía digital de China".

Golpe a las empresas

Con el fin de utilizar estos tesoros de datos a su voluntad, Beijing ha adoptado una estrategia de múltiples frentes. Está publicando leyes que gobiernan su uso, aumentando el acceso del Estado a los datos de las empresas privadas y recopilando grandes inventarios.

El propósito principal detrás de estos esfuerzos se refleja en la publicación el mes pasado del borrador de las regulaciones sobre los algoritmos, instrucciones matemáticas que gobiernan gran parte del comportamiento en línea. Estos deben, dice el proyecto de ley, "orientarse hacia los valores dominantes" y "transmitir activamente energía positiva". En otras palabras, deben apoyar los mensajes del Partido Comunista Chino.

Pero algunos sienten escalofríos. El endurecimiento del régimen legal de China en torno al uso de datos está causando graves trastornos a las multinacionales que operan en China, las grandes empresas locales y los mercados financieros.

La Ley de Protección de la Información Personal, que entrará en vigor en noviembre, estipula que los datos que se trasladen fuera de China deben pasar una evaluación de seguridad por parte de la Administración del Ciberespacio de China (CAC, sigla en inglés), un regulador gubernamental, u obtener otras formas de aprobación oficial.

Otra ley que entró en vigor este mes, la Ley de Seguridad de Datos, exige la protección de "datos importantes" y "datos básicos". Estos últimos se definen como información relacionada con la seguridad nacional y económica, el bienestar de las personas o un interés público importante. La definición es tan amplia que podría cubrir casi cualquier cosa relacionada con datos privados, dicen los expertos.

"Las leyes significan o significarán que todos los datos generados en China deben permanecer en China, a menos que tenga un permiso explícito para enviar algunos de ellos al extranjero según el caso", dice un alto ejecutivo de un gran conglomerado tecnológico chino. "China se está convirtiendo en un imperio de datos en sí mismo".

Esto deja a las multinacionales que operan en China con pocas opciones más que establecer centros de datos en el país para mantener la información de sus clientes. En la práctica, esto significa que si las agencias desean verificar los datos de los consumidores recopilados por una multinacional en China, podrán hacerlo en el momento que lo deseen, dijeron funcionarios y ejecutivos chinos a FT.

Tesla, por ejemplo, se dio cuenta rápidamente de que la creación de un centro de datos era una ruta hacia una mayor armonía con las autoridades chinas. Lo instaló en Shanghái en mayo, un par de meses después de que Musk ofreciera garantías de que los automóviles de su empresa no estaban espiando a sus clientes chinos. "Todos los datos generados a partir de automóviles vendidos en China continental se almacenarán dentro de China", dijo la compañía en una publicación en mayo en Weibo, una plataforma de redes sociales china.

Apple es otro caso revelador. En respuesta al endurecimiento de los controles de datos de Beijing, instaló un centro de almacenamiento de datos en la provincia sureña de Guizhou en 2017. Al año siguiente anunció que su servicio iCloud en China sería administrado por la empresa estatal de gestión de datos Guizhou-Cloud Big Data Industry.

Apple dijo en un comunicado que "controlamos las claves de cifrado de los datos de nuestros usuarios" en sus centros de datos de China. Sin embargo, la compañía también cumple con las solicitudes de las autoridades chinas para entregar los datos de los clientes.

La empresa extranjera que los funcionarios chinos presentan con mayor frecuencia como un "modelo" de cómo deben comportarse las multinacionales es Microsoft. El gigante tecnológico estadounidense ya tiene cuatro centros de datos en China continental, todos operados por su socio local 21Vianet, y se espera que un quinto entre en funcionamiento el próximo año.

Cuando se le preguntó si las autoridades chinas pueden acceder a los datos de sus plataformas, como LinkedIn, de forma no encriptada, agregó: "Microsoft está comprometido a seguir todas las leyes y regulaciones aplicables a la provisión de servicios en línea".

Lista de tensiones

El nuevo régimen de datos está afectando la relación de mercados de capitales entre Estados Unidos y China en virtud de la cual 248 empresas chinas con una capitalización de mercado total de US$ 2,1 billones (millones de millones) habían cotizados en las bolsas de EEUU a mayo de este año. El futuro de las aperturas a bolsas de empresas de China continental en Hong Kong también se ve ensombrecido por las nuevas regulaciones.

El foco de atención actual es Didi Chuxing, una empresa china de transporte compartido, que inició sus planes para una apertura a bolsa de US$ 4.400 millones en Nueva York antes de que la CAC completara todas sus autorizaciones de seguridad de datos, dijeron las autoridades.

En respuesta, el organismo abrió una revisión de seguridad nacional a la empresa y expulsó la aplicación de Didi de las tiendas en línea de China. La seriedad de la investigación está demostrada por el hecho de que involucra a múltiples agencias, incluidos los ministerios de Transporte y Recursos Naturales de China, su agencia de espionaje, la administración tributaria, la policía y la CAC.

En Nueva York, los abogados presentaron una demanda colectiva a nombre de los inversionistas de Didi alegando que la empresa y sus ejecutivos los engañaron sobre sus tratos anteriores con los reguladores chinos. Las preguntas sobre si Didi reveló con precisión las presiones que enfrentaba de la CAC también llevaron al escrutinio de los bancos que suscribieron su cotización, que incluían a Goldman Sachs y Morgan Stanley. Didi no respondió a las solicitudes de comentarios.

Sheng Ronghua, viceministro de la CAC, ha dicho que las nuevas reglas de Beijing sobre la divulgación de datos críticos por parte de las empresas del territorio continental que cotizan en los mercados de valores son las mismas sin importar dónde se realice la operación, por lo que es poco probable que el tratamiento de la bolsa de Hong Kong sea más indulgente que el que rige a los listamientos en Nueva York.

“Las reglas se publican para proteger la seguridad de la infraestructura de información crítica y todas las empresas, sin importar de qué tipo sean o dónde se encuentren, deben cumplir con las leyes y regulaciones del país”, dijo.

Sin embargo, está claro que los reguladores chinos hacen una distinción entre ofrecer acciones en el continente y cotizar en Hong Kong o en Nueva York. La CAC ha propuesto, por ejemplo, que las empresas con más de 1 millón de usuarios se sometan a revisiones de seguridad antes de cotizar en el extranjero.

Los reguladores también están considerando reglas que requerirían que las empresas ricas en datos entreguen su administración a terceros si buscan realizar una oferta de acciones en EEUU, dijeron funcionarios a Financial Times.

Estado tecnoautoritario

Una debilidad persistente de los sistemas autoritarios a lo largo de la historia ha sido una brecha de información entre la sociedad de base y la élite gobernante. La ex Unión Soviética se hundió tanto por la corrupción y la escasez endémica de productos básicos como por su costosa rivalidad de la guerra fría con Estados Unidos.

Pero los líderes de China creen que han encontrado una manera de evitar estas amenazas a su control del poder como resultado del tesoro de datos que ahora controlan.

Dimitar Gueorguiev, profesor asociado de la Universidad de Syracuse, dice que las tecnologías digitales desplegadas por Beijing le han ayudado a controlar el sentimiento y las necesidades populares.

“El Partido Comunista de China ha superado el problema de la adquisición de información, gracias en gran parte a los ecosistemas digitales que ha establecido”, dice Gueorguiev, autor de un nuevo libro sobre el tema, Retrofitting Leninism. "Como resultado, la China de hoy es más perceptiva de la opinión pública, menos propensa a errores políticos y mejor equipada para manejar su enorme  burocracia".

Varios países, tanto democráticos como autoritarios, han comenzado a utilizar sistemas digitales para ayudar en la gobernanza y proporcionar servicios. Pero la escala e intrusión del despliegue de China están en un nivel completamente diferente.

“Se le ha llamado leninismo digital o tecno-autoritarismo”, dice Andrew Gilholm, director de Control Risks, una consultora de riesgos. “El concepto ciertamente tiene ese enorme elemento de control político, pero no se centra únicamente en eso. La visión también trata de gobernar de manera más eficaz utilizando diversas tecnologías para superar los problemas perennes de gobernanza. "Y no se trata solo del gran hermano", agrega. “El atractivo para Beijing es utilizar la gobernanza electrónica en lugar de la responsabilidad electoral para frenar la corrupción local. Puede utilizar los datos en lugar de la privatización para impulsar la competencia".

Comprender la forma en que funcionan los ecosistemas digitales de China revela tanto los objetivos finales del programa como las deficiencias de este gran experimento "tecnoautoritario".

Algunas tecnologías forman bloques de construcción básicos. La instalación de aproximadamente 415 millones de cámaras de vigilancia en todo el país, con densidades de más de 8 mil cámaras por milla cuadrada en ciudades como el centro industrial del sur de Shenzhen, hace que la población china sea, con mucho, la más vigilada del mundo.

Pero el uso de tecnologías de reconocimiento facial para identificar a las personas que caminan por la calle no parece popular; casi 90% de los participantes de una encuesta anónima en Beijing dijeron que se oponían al uso de la tecnología de reconocimiento facial en áreas comerciales.

Sin embargo, las cámaras de vigilancia permiten otra tecnología en la que el despliegue de China también lidera al mundo: las ciudades inteligentes. En 2020, se estimó que el país tiene unas 800 ciudades inteligentes en construcción o en planificación, aproximadamente la mitad del total mundial. El concepto detrás de una ciudad inteligente es utilizar tecnologías en red para controlar el tráfico, asignar el uso de energía y dispensar otros servicios, así como para combatir el crimen.

La provisión de servicios es también el propósito detrás de las tarjetas digitales de seguridad social, con las que más de 300 millones de personas pueden acceder o solicitar beneficios de desempleo, medicamentos con receta, transporte público y otros servicios a través de aplicaciones de teléfonos móviles.

Pero en términos de su capacidad de control social, estas tecnologías palidecen al lado del yuan digital, que está siendo probado en varias ciudades este año y puede estar listo para un lanzamiento formal después de los Juegos Olímpicos de Invierno el próximo año en Beijing.

La moneda está diseñada para que todas las transacciones sean rastreables en tiempo real, proporcionando una capacidad de vigilancia estatal que no existe con la combinación actual de efectivo y pagos digitales operados por plataformas privadas como WeChat Pay y Alipay.

Mu Changchun, del Instituto de Investigación de Monedas Digitales, un organismo oficial, ha dicho que se implementará un sistema de "anonimato controlable", lo que significa que solo serán visibles las transacciones que las autoridades soliciten ver. Sin embargo, esto permitirá a Beijing rastrear a posibles delincuentes, tomar medidas enérgicas contra el lavado de dinero y combatir la corrupción oficial.

"Es probable que el yuan digital sea un gran impulso para la vigilancia del Partido Comunista Chino a la economía y para la interferencia del gobierno en la vida de los ciudadanos", escribieron Yaya Fanusie y Emily Jin en un reciente informe para el Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense, un think-tank basado en Washington.

Sin embargo, otros elementos del esquema siguen siendo imperfectos. Un sistema de crédito social que incluye a los morosos en una lista negra para evitar que compren artículos de alta gama funciona solo de manera parcial.

El problema es que muchos de los hoteles de alta nivel, estaciones de tren, aerolíneas y otros proveedores de servicios no se han inscrito, lo que significa que algunos morosos pueden saltarse la detección y continuar con sus gastos.

En última instancia, el nuevo modelo de Xi aún no se ha probado. Todavía no se ha demostrado que la recopilación de grandes volúmenes de datos proporcione al régimen chino inteligencia útil para corregir las políticas cuando sea necesario. Y algunos expertos ven un diseño más siniestro.

"Creo que la solución que Xi  ha elegido es orwelliana", dijo Scott Kennedy, un experto en China del grupo de expertos CSIS con sede en Washington, en referencia a George Orwell, autor de 1984, la novela distópica en la que los ojos omnipresentes del partido y su gobernante, el Gran Hermano, utilizan la información para mantener sometidos a los ciudadanos.

“Eso es inteligencia artificial y datos… Te aseguras de tener asimétricamente más información que los demás", agregó Kennedy en un reciente podcast sobre política china.

Lo más leído