Washington
El economista jefe del Banco Mundial ha perdido las facultades de control administrativo de su equipo de investigación, meses después de asumir el cargo, tras una revuelta contra su campaña para eliminar la escritura redundante.
A pesar del conflicto, Paul Romer, economista de la Universidad de Chicago que ha sido nombrado como candidato al Premio Nobel, no se ha dado por vencido.
En un correo electrónico a su equipo la semana pasada, señaló que bloquearía la publicación del próximo Reporte de Desarrollo Mundial si la palabra “y” representaba más del 2,6% del texto. La amenaza se suma a exigencias de que los correos electrónicos y los informes sean más breves.
Autoridades dijeron que Romer despidió a trabajadores que, según él, “sobraban” en las reuniones y canceló el Reporte de Monitoreo Global, argumentando que no entendía cuál era su objetivo, según personas cercanas al banco.
“Algunos dicen que no transmití las críticas de la manera correcta”, dijo Romer. “Cuando es un mensaje que la gente no quiere escuchar, no hay una forma correcta”, aseguró.
Jim Yong King, presidente del Banco Mundial, anunció que había entregado la administración del Grupo de Economía del Desarrollo a otra autoridad senior para fortalecer el vínculo entre las ramas investigativas y operacionales.
Algunos funcionarios en el banco dijeron que el cambio respondía a una revisión externa y permitiría a Romer enfocarse más en su investigación. Pero otros sostuvieron que ese estilo de investigación, particularmente su visión dogmática sobre la escritura clara, generó la medida, citando el episodio de las “y”.
Circulando un borrador del próximo reporte de desarrollo, Romer advirtió a los funcionarios que no intentaran incorporar demasiados proyectos y mensajes en el informe. Esa tendencia, argumenta, llevó a la proliferación de los “y”, diluyendo el impacto de los reportes.
“Debido a este tipo de presión de decir que nuestro mensaje es esto, y lo otro, la palabra ‘y’ se ha convertido en la más frecuente en la prosa bancaria”, dijo en su e-mail. “Un reporte del Banco Mundial, como un cuchillo, tiene que ser delgado para penetrar profundamente”, añadió.