En las últimas semanas de 2022, justo cuando China estaba desmantelando tres años de controles por la pandemia, Jack Ma se encontraba en un punto bajo.
Alibaba, su colosal imperio de internet, estaba bajo asedio tanto por parte de los reguladores como de sus rivales, quienes le estaban arrebatando cuota de mercado en el comercio electrónico y la computación en la nube. El precio de sus acciones había caído un 80% desde su cima. El propio multimillonario se había trasladado a Tokio, alejándose de la vida pública tras caer en desgracia con Beijing.
El lanzamiento en noviembre de ese año del potente chatbot ChatGPT de OpenAI solo le hizo ver a Ma cuán rezagado estaba Alibaba. Reconoció la importancia de una tecnología con el potencial de transformar la economía global. Pero también supo que Alibaba estaba muy por detrás.
En ese momento, se sembraron las semillas de una transformación. En los dos años transcurridos desde entonces, Ma ha dirigido discretamente un giro estratégico que los inversonistas apuestan por que colocará a Alibaba en una posición de liderazgo en el impulso de China para desplegar la IA a nivel nacional.
Resurgimiento de Alibaba
Ahora se considera que Alibaba está en una posición privilegiada para capitalizar un auge esperado en la demanda de IA en China, impulsado por el entusiasmo en torno a DeepSeek, una startup local cuyo avanzado modelo de inteligencia artificial fue desarrollado con menos recursos.
En los últimos tres años, el gigante tecnológico ha aumentado su inversión en IA, respaldando startups, gastando generosamente en chips y contratando decenas de investigadores. Qwen, su familia de modelos de lenguaje de gran escala, ahora es considerada líder en el mercado chino, y Apple la ha elegido para ejecutar funciones de IA en los iPhones dentro del país.
Ma también ha regresado del exilio. En un movimiento altamente simbólico, fue seleccionado para sentarse en la primera fila junto a otros líderes empresariales en una reunión con el presidente chino Xi Jinping el mes pasado. Los inversonista reaccionaron con entusiasmo, y el precio de las acciones de Alibaba ha subido un 66% desde el comienzo del año.
La recuperación de Alibaba marca un regreso notable para una empresa que simbolizó el auge de la industria tecnológica de China en las dos primeras décadas de este siglo. También resalta la creciente influencia del país como actor global en inteligencia artificial (IA).
El Financial Times entrevistó a más de dos docenas de empleados actuales y antiguos de Alibaba, socios comerciales, competidores y analistas, quienes describieron cómo la compañía ejecutó su cambio estratégico, aunque también plantearon dudas sobre si podrá mantener un liderazgo a largo plazo en la feroz competencia por la IA. Alibaba declinó hacer comentarios.
El extenso campus de la empresa en Hangzhou, a dos horas en auto de Shanghái, ha recibido una afluencia de visitantes interesados en conocer de primera mano su estrategia de recuperación. En una visita en febrero, los invitados fueron guiados por una sala de exhibición con una variedad de productos de IA, incluyendo altavoces inteligentes similares a Alexa y televisores.
“La diferencia entre el campus de Alibaba ahora y hace seis meses es palpable”, afirma Brian Wong, emprendedor y exejecutivo de Alibaba. “Hoy en día, se siente un ambiente de energía y dinamismo. La gente tiene una dirección mucho más clara”.
La caída de Alibaba: de la cima al abismo
El declive de Alibaba fue abrupto. A comienzos de noviembre de 2020, la empresa era una de las más valiosas del mundo y se preparaba para otro hito en los mercados financieros.
Ant Group, su brazo fintech y campeón nacional, estaba listo para recaudar US$ 34.500 millones en la mayor oferta pública inicial (OPI) del mundo, con una valoración de más de US$ 310 mil millones. La propia Alibaba tenía una valoración de casi US$ 700 mil millones en Nueva York la semana anterior.
Pero el panorama cambió drásticamente. Reguladores chinos sorprendieron a los mercados al cancelar abruptamente la OPI de Ant, citando problemas regulatorios detectados tardíamente en sus operaciones. Jack Ma fue llamado a Beijing tras un discurso en Shanghai donde criticó el sistema bancario chino, calificándolo de obsoleto y operando como casas de empeño. Poco después, desapareció de la esfera pública.
Las acciones de Alibaba se desplomaron. Los inversionista temían que estar en desacuerdo con Beijing fuera letal para el negocio, y no estaban equivocados. Ant Group enfrentó tres años de investigaciones regulatorias hasta que finalmente fue sancionada con multas de miles de millones de dólares y obligada a reducir su poder monopólico.
Un giro estratégico fallido y la crisis interna
La empresa tampoco estaba logrando buenos resultados en su negocio principal. Daniel Zhang, quien asumió como director ejecutivo en 2015, impulsó una estrategia denominada “nuevo retail”, con inversiones en tiendas físicas, un movimiento similar al de Amazon con la compra de Whole Foods en 2017 por US $ 13.700 millones.
Pero Alibaba fue mucho más ambicioso, invirtiendo miles de millones en tiendas de muebles, centros de salud, malls y supermercados. Incluso creó desde cero Freshippo, su cadena de supermercados premium.
Los ingresos de estas unidades crecieron, pero la pandemia forzó a los consumidores a comprar en línea. Al mismo tiempo, la división de comercio electrónico de Alibaba comenzó a perder participación de mercado frente a rivales como PDD Holdings, que atrajo a compradores de clase media con precios más bajos, y ByteDance, que conquistó a los jóvenes con su plataforma de videos cortos y transmisión en vivo.
Las ganancias de Alibaba cayeron a US$ 10 mil millones en 2023, menos de la mitad de su pico dos años antes.
Jack Ma, aunque retirado oficialmente desde 2019, seguía influyendo en la estrategia de la empresa. Se aseguró de que las especulaciones sobre su paradero no dañaran demasiado la confianza en Alibaba. En marzo de 2023, cuando medios estadounidenses preguntaron si no podía regresar a China, Ma tomó medidas inmediatas: abordó su jet privado en Tokio y apareció públicamente en una escuela en Hangzhou que había fundado. Si la historia se hubiera publicado, podría haber erosionado aún más la confianza de los inversores.
Pero entendió que era necesario un cambio. Decidió nombrar a su cofundador y aliado cercano, Joe Tsai, como presidente para estabilizar la empresa.
El regreso de Jack Ma y el giro hacia la IA
Tsai, que dividía su tiempo entre Nueva York y San Diego, inicialmente dudó en asumir el cargo tras casi una década alejado de las operaciones de Alibaba. Pero Ma lo convenció. Su tarea principal era vender activos no estratégicos y mejorar la relación con los inversores.
En marzo de 2023, Alibaba anunció un ambicioso plan de reestructuración para dividirse en seis unidades independientes, permitiéndoles cotizar en bolsa para mejorar su valoración. Sin embargo, seis meses después, con el pesimismo en los mercados chinos, el plan fue abandonado.
Fue entonces cuando Ma y Tsai decidieron una estrategia más radical: transformar Alibaba en una empresa de inteligencia artificial.
Para esta nueva apuesta, era necesaria una nueva dirección. Eddie Wu, uno de los 18 fundadores originales y experto en tecnología, fue designado como nuevo director ejecutivo. Wu argumentó que la unidad de computación en la nube debía liderar la transformación hacia la IA, y Ma y Tsai estuvieron de acuerdo.
Alibaba ya había hecho algunas inversiones en modelos de lenguaje en 2019, pero solo después del lanzamiento de ChatGPT formó un equipo de investigación interno y comenzó a invertir agresivamente en startups de IA para convertirse en el equivalente chino de OpenAI.
Wu centralizó la toma de decisiones, vendió negocios minoristas en problemas y redirigió recursos a la inteligencia artificial. En los 15 meses desde su nombramiento, Alibaba ha gastado 81 mil millones de yuanes (US $ 11 mil millones) en inversión de capital, más del doble que en el periodo anterior.
Alibaba en la carrera global por la IA
Alibaba también fortaleció su equipo de desarrollo de modelos de IA, con cerca de 100 investigadores en su unidad Qwen, convirtiéndose en uno de los mayores equipos en China. Su decisión de hacer los modelos de código abierto ayudó a atraer desarrolladores y mejorar rápidamente sus capacidades.
La confianza en la empresa se vio impulsada cuando Apple eligió a Alibaba como su socio en China para introducir funciones de IA en los iPhones, lo que refuerza su liderazgo en el sector.
Alibaba ha presupuestado 39 mil millones de yuanes este año para la compra de chips de IA, un 50% más que el año pasado. También ha contratado a Steven Hoi, exejecutivo de Salesforce, para liderar su estrategia de IA para consumidores.
¿Puede Alibaba mantener su liderazgo?
A pesar de su resurgimiento, Alibaba enfrenta una competencia feroz. Tencent está integrando los modelos de IA de DeepSeek en sus productos, mientras que ByteDance planea gastar US$ 12 mil millones en chips de IA este año.
Las tensiones geopolíticas con EEUU también podrían afectar su crecimiento, ya que Washington ha restringido la exportación de chips avanzados de Nvidia a China.
Aunque Alibaba apuesta por la inteligencia artificial general (AGI), algunos expertos creen que equipos más ágiles como DeepSeek podrían superarlo en innovación. Sin embargo, la moral interna ha mejorado. “Cuando Eddie habló sobre la AGI y cómo impulsará todos nuestros negocios, casi lloro”, comentó un veterano empleado.
Alibaba aún enfrenta incertidumbres, pero ha recuperado la confianza y la ambición que lo llevaron a la cima. Como dice un empleado: “Nuestros problemas no han desaparecido de la noche a la mañana, pero volvemos a tener esperanza”.