Dudas sobre sostenibilidad y ajustes por crisis afectan pensiones y edad jubilatoria en Europa
Un reciente informe de la Comisión Europea advierte que habrá que trabajar más por jubilaciones más bajas.
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Por Marco Fajardo
A comienzos de febrero, el primer ministro de Suecia, Fredrik Reinfeldt, desató una fuerte controversia al recomendar subir la edad de jubilación hasta los 75 años, diez más que en la actualidad en su país.
“El sistema de pensiones no se basa en la magia, es una ambición de bienestar basada en una redistribución a gran escala y el propio trabajo de los ciudadanos. Si la gente cree que podemos vivir más y acortar nuestra vida laboral, entonces las pensiones tendrán que reducirse”, argumentó.
La polémica es parte del debate sobre la sostenibilidad del sistema previsional. A eso se suma que tanto la pensión pública -que es mayoritaria en Europa- como la privada, se han visto afectadas por la crisis de deuda, que ha provocado la caída de ingresos públicos y del valor de los activos financieros.
La crisis impulsó que diversos gobiernos implementaran planes de ajuste que, entre otros, han provocado el congelamiento de las pensiones y el aumento de la edad de retiro en países como España, Italia, Grecia y Francia. En Grecia e Italia la edad para pensionarse subió en dos años de 57 y 59, respectivamente, a 65, como era en España hasta que allí subió a 67.
Sin embargo, más allá de la coyuntura, las pensiones sufren de un problema sistémico: la mayor esperanza de vida y menor natalidad en el Viejo Continente aumenta el número de jubilados y disminuye el de cotizantes.
Por eso, las pensiones europeas, que ya muestran grandes diferencias al interior de la UE, comparten un destino común: habrá que trabajar más años y serán más bajas en el futuro, según un reciente informe de la Comisión Europea.
El “Libro Blanco” de la entidad alerta que el gasto público en pensiones ya representa el 10% del PIB de la UE, donde los jubilados son el 14% de la población.
Diferencias norte-sur
Los países de la eurozona varían fuertemente en su legislación, monto de pensiones y años trabajados.
Francia tiene una jubilación mínima legal, pero en Alemania sólo existe un piso de 650 euros a partir del cual se suma según su situación social. En Holanda, a diferencia de Bélgica, tampoco hay un cifra básica específica: allí se calcula a partir del 70% del salario mínimo.
De la misma forma difieren por país las edades de término de la vida laboral, aunque la brecha tiende a cerrase en torno a los 65 años. Hace dos años, los griegos se jubilaban a los 57 años; hoy deben trabajar ocho años más.
Además, contra lo que podría creerse, las pensiones tampoco están relacionadas con los años trabajados. Los chipriotas (36,9) aspiran a una jubilación mínima de 346 euros, mucho menor que la de los alemanes (650 euros), que laboran prácticamente la misma cantidad de años (36,8). En Malta, en cambio, se trabajan sólo 30,2, la menor cifra de la zona euro, pero aún así como pensionado allí se gana más que en Chipre.
Si bien las pensiones mínimas son mayores en el norte que en el sur, los que sin duda se llevan la peor parte son los países del ex bloque socialista: Eslovaquia, Eslovenia y Estonia tienen las peores jubilaciones de la eurozona, y en éste último apenas supera la mínima de Chile.
Las recomendaciones de la comisión
Según la Comisión, en la UE los pensionados disponen de ingresos que prácticamente igualan la media de la población de su país. Sin embargo, la jubilación estatal se ha visto afectada por la crisis de deuda, y las pensiones privadas por la crisis financiera. En este marco, y para garantizar la sostenibilidad del sistema, en su reporte de mediados de febrero la entidad realizó cinco recomendaciones concretas para enfrentar los problemas.
En primer lugar, vincular la edad de jubilación a los aumentos de la esperanza de vida, es decir, retrasar el retiro.
Luego, restringir el acceso a la jubilación anticipada.
También pide “favorecer la prolongación de la vida laboral facilitando el acceso al aprendizaje a lo largo de la vida, adaptando los lugares de trabajo a una mano de obra más diversificada, desarrollando oportunidades de empleo para los trabajadores de más edad y fomentando el envejecimiento activo y saludable”.
Además, aconsejó igualar la edad de jubilación de hombres y mujeres, como ya sucede en 12 de los 17 países de la zona euro.
Finalmente, sugirió “fomentar la constitución de planes de ahorro privados complementarios para mejorar los ingresos de la jubilación”.