Las 6 claves del nuevo orden comercial que impulsa Trump
A más de dos años de su victoria, en Diario Financiero recopilamos las claves para entender la política económica internacional de la Casa Blanca, que ha iniciado y puesto en pausa una serie de guerras comerciales, dejando en jaque el orden que su propio país levantó.
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Donald Trump pasó de ser un candidato improbable a uno de los presidentes más controvertidos que ha tenido Estados Unidos en la era moderna.
Con su estilo confrontacional e impredecible, el mandatario ha puesto en jaque las normas tácitas que, hasta su llegada, regulaban el comercio global, posicionando a la primera economía mundial en contra de antiguos aliados e, incluso, de las instituciones multilaterales que su propio país ayudó a instalar.
Este año, inició guerras comerciales con la Unión Europea, México, Canadá y China, aunque ha sido esta última la que más se ha prolongado y enervado a los inversionistas.
Y mientras el mercado sigue reaccionando al día a día de las políticas de la Casa Blanca de Trump, ya hay quienes se preguntan cuán duraderos serán los efectos de su presidencia sobre el funcionamiento del comercio mundial.
Nosotros primero
Poner a "EEUU primero" fue una de las promesas con las que Trump llegó a la Casa Blanca. Aunque en campaña sonara vago, esa aproximación tuvo consecuencias casi inmediatas en la arena comercial. Ha llevado al mandatario, incluso, a cuestionar si EEUU debería continuar siendo parte de la Organización Mundial del Comercio (OMC), una de varias entidades multilaterales que su propio país ayudó a instalar. Al mismo tiempo, su administración ha frenado el nombramiento de jueces en la entidad, que permiten operar el sistema de resolución de disputas.
La consigna de poner a su país frente a todo le sirvió para impulsar las políticas más proteccionistas de su agenda: aranceles contra una serie de países, la salida de pactos comerciales y la renegociación de otros. Pero también para otras medidas controvertidas, como retirarse del acuerdo de París sobre el cambio climático o dejar de financiar el fondo de conservación patrimonial de Naciones Unidas, Unesco.
La excusa de la seguridad nacional
El presidente estadounidense ha justificado gran parte de sus actos más polémicos como un esfuerzo para proteger la seguridad nacional de su país. Fue con esa motivación que impuso los primeros aranceles, en febrero de este año, que inicialmente se enfocaban en la importación de lavadoras y paneles solares, y que pusieron a su gobierno en contra del de China, Japón y la Unión Europea.
Esa misma excusa se repetiría para el resto de los gravámenes que implementó durante el año: el acero y aluminio europeo, mexicano y canadiense, así como productos chinos que ya suman US$ 250 mil millones. En el mundo académico se reconoce que los desafíos para la seguridad de los países son cada vez más amplios, pero el mandatario ha convertido esa justificación en la base de la mayoría de sus medidas.
No hay aliados
A diferencia de sus antecesores, Trump no ha tenido miedo de provocar la ira y el rechazo de los países que, históricamente, han sido socios comerciales y políticos de EEUU.
Una de las primeras víctimas de sus aranceles fue Japón, cuyo primer ministro, Shinzo Abe, ha estado entre quienes evitan las críticas y más bien buscan formas de colaborar con el mandatario. También estuvo la Unión Europea que, aunque sí ha esgrimido más cuestionamientos al estilo del mandatario (particularmente por parte de la canciller alemana, Angela Merkel), tiene un intercambio con la potencia norteamericana más que relevante.
Ambos son los dos mayores importadores del planeta y su relación comercial mueve más volúmenes que cualquier otra en todo el mundo.
Luego vinieron México y Canadá, con los cuales logró sellar el acuerdo que bautizó como Acuerdo EEUU, México y Canadá (Usmca, su sigla en inglés) y que reemplazará al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, su sigla en inglés), aunque no sin antes aplicarse aranceles cruzados. La sensación entre los socios de EEUU es que nadie está libre.
Crear la crisis, luego solucionarla
El mandatario ha sabido tomar el crédito por resolver los enfrentamientos que ha tenido con gran parte de los gobiernos desarrollados, pero pocas veces reconoce que él mismo los inicia.
En la arena comercial, ocurrió con la Unión Europea: Trump amenazó con aranceles, luego los impuso, y celebró y tomó el crédito por un acuerdo que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se vio obligado a ir a buscar a Washington.
Lo mismo sucedió con México y Canadá: el jefe de la Casa Blanca celebró un pacto que reemplazará al Nafta, pero que sólo fue posible luego de la presión que él mismo puso sobre esos países.
Pero su estrategia ha llegado más allá del intercambio de bienes y servicios. La reunión histórica con el líder norcoreano, Kim Jong-un, ocurrió tras una dura guerra de palabras entre ambos, que puso al mundo alerta ante la posibilidad de un enfrentamiento armado.
amenazas por Twitter
Probablemente uno de los aspectos más visibles de la presidencia de Trump ha sido su insistencia en realizar los anuncios a través de la red social Twitter, muchas veces sin consultar a sus asesores.
Hace más de un año, por ejemplo, criticaba que México y Canadá eran "difíciles" en la renegociación del Nafta. "Podríamos tener que terminar" el acuerdo, escribió. En julio de este año, se adelantaba a una reunión con Juncker diciendo: "Tengo una idea: que EEUU y la UE recorten todos los aranceles, barreras y subsidios. Eso finalmente sería un mercado libre y un comercio justo. Ojalá lo hicieran, nosotros estamos listos – pero no lo harán".
La presión a través de la red social que más usa el presidente estadounidense también la han sentido sus críticos o algunas empresas a las que ataca abiertamente. Una de las más recientes fue Google, a la que acusó de manipular su motor de búsqueda para poner noticias negativas sobre él en los primeros resultados.
La soledad de EEUU
Con el liderazgo estadounidense cada vez más difuso, el resto del mundo ha optado por acomodarse. La primera gran señal ocurrió en Chile: luego de que Trump anunciara, días después de asumir, que sacaría a su país del Acuerdo Transpacífico (TPP, su sigla en inglés), el resto de los países, incluido Chile, firmaron una nueva versión del pacto en Santiago en marzo de este año.
Más tarde, mientras el jefe de la Casa Blanca amenazaba a la UE con nuevos aranceles, el bloque firmó un tratado de libre comercio con Japón, que creó la mayor zona económica abierta del planeta.
Hasta ahora, la estrategia de los países ha sido doble: sin alejarse demasiado ni entrar en conflicto directo con el presidente, buscan alianzas entre ellos para contrarrestar el proteccionismo de Washington. El mundo comienza a acomodarse a un nuevo escenario, aún con dudas de cuánto tiempo durará.
2016
noviembre
Donald Trump gana la presidencia de Estados Unidos
Contra todos los pronósticos, el magnate y exestrella de televisión Donald Trump venció a Hillary Clinton en la carrera por la Casa Blanca, tras una campaña cargada de polémicas. Sus promesas de aumentar el control migratorio en su país y reevaluar la relación comercial con el resto del mundo enervaban a los mercados. Y las sospechas comenzaron a confirmarse rápidamente: el día después de asumir su gobierno, se retiró del Acuerdo Transpacífico (TPP, su sigla en inglés), un pacto comercial que incluía a Chile y Japón, entre otras potencias. Este año, golpeó con aranceles a gran parte de sus aliados y también a China, con quien desató una guerra comercial que ya cumple cuatro meses. Así es el comercio global en la visión de Trump.