La falsa frontera entre las Coreas en la que los turistas imitan a Kim Jong-un
Jubilados, escolares, familias, parejas de novios o turistas de otros países asiáticos: todos quieren la foto.
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Cruzar fácilmente entre las dos Coreas como hicieron Kim Jong-un y Moon Jae-in es posible en unos estudios de cine cerca de Seúl gracias a una réplica exacta de la militarizada frontera convertida en gran reclamo turístico tras la histórica cumbre.
Jubilados, escolares, familias, parejas de novios o turistas de otros países asiáticos: todos quieren la foto en torno a la línea de demarcación militar que ambos mandatarios cruzaron el 27 de abril como preámbulo a su reunión, dejando una imagen para la historia (fue la primera vez que un líder norcoreano cruzaba al Sur).
Aunque la Zona de Seguridad Conjunta (JSA), donde se celebró la cumbre, volvió a abrirse al turismo el 1 de mayo, por motivos de seguridad es imposible acercarse a la divisoria y mucho menos hacer lo que Kim y Moon, que cruzaron juntos la línea un par de veces en un gesto cargado de simbolismo.
Por eso, los estudios de cine Namyangju, a unos 30 kilómetros al este de Seúl, se antojan el sustituto ideal gracias al decorado construido ahí en 1999 para la aclamada y taquillera película "JSA" del director Park Chan-wook, que imita casi al milímetro a la propia demarcación fronteriza.
"Yo nací en Corea del Norte antes de la guerra y he decidido que sería una buena idea venir de visita con mis compañeros de estudios, muchos también norcoreanos de nacimiento, para empaparnos de lo histórico del momento y no olvidar la trágica historia de nuestro país", cuenta a Efe Kim Hae-young, exfuncionario público de 78 años.
Sus acompañantes ya se han hecho la foto imitando el momento en que los líderes de Norte y Sur se dieron por primera vez la mano en la línea fronteriza antes de reunirse a firmar una declaración en la que las dos Coreas, técnicamente aún en guerra, se comprometieron a lograr la paz y la "total desnuclearización" de la península.
El verdadero alcance de ese acuerdo dependerá en gran parte de lo que suceda en la otra histórica y crucial cumbre que el 12 de junio reúne en Singapur a Kim Jong-un y a Donald Trump para tratar el futuro del programa nuclear norcoreano.
"He venido a raíz de la reunión entre Kim y Moon. Tenía mucha curiosidad por ver cómo es el sitio", cuenta Kang Dae-bom, un comerciante que ha venido con su mujer y su hijo sabedor de que solo se podrá visitar el lugar hasta el próximo 31 de mayo, ya que los estudios retomarán los rodajes y cerrarán hasta nuevo aviso a los visitantes.
Desde que se celebró la cumbre hace dos semanas, más de 14.700 personas (un 30 % más que en el mismo lapso de 2017) han visitado estos estudios abiertos a los turistas y que incluyen también decorados usados para grabar los populares dramas (telenovelas) históricos surcoreanos que seducen a mucho público extranjero.
Masako y Eriko, dos japonesas que rondan los 40, han viajado hasta aquí a ver el "set" en el que se ruedan esas telenovelas pero se han acercado a ver la "falsa JSA" cuando se han enterado por boca de su guía surcoreana, Lee Jong-hwa.
"Les he dicho 'vamos a ver a Kim Jong-un, que está ahí al lado' y su primera reacción ha sido de sorpresa y pánico", cuenta entre risotadas Lee.
Las dos niponas quedan impresionadas con el decorado, que costó 7,5 millones de dólares (unos 6,3 millones de euros) y siete meses de meticuloso trabajo para recrear al dedillo el pabellón norcoreano Panmungak y las famosas barracas azul cielo donde se reúnen las comisiones que supervisan el alto el fuego que puso fin a la Guerra de Corea (1950-1953).
Tras ellas, llega una marabunta de turistas filipinos que va derecha a hacerse la foto de grupo ante el montículo que recrea la línea de demarcación militar, el único punto de la frontera intercoreana donde se ven las caras los soldados de las dos Coreas.
Por su parte, Chung Kye-in, estudiante de primaria de Seúl que ha venido con su hermana menor y sus padres, admite que, al igual que a las visitantes japonesas, Kim Jong-un le ha llegado a dar miedo.
"Pero al ver la cumbre por televisión ahora me parece más amable", explica sonriente y reflejando una opinión que parece haberse extendido entre muchos surcoreanos tras la histórica cita, un evento que por primera vez parece haber retratado al dictador como persona y no tanto como caricatura a ojos de sus vecinos.