Con promesa de reformar empresas y autonomía frente a EEUU candidato liberal se impuso en Corea del Sur
Moon Jae-in recibió 40% del apoyo por su propuesta de combatir la corrupción de los poderosos conglomerados industriales locales.
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Tras casi una década de gobierno conservador, Corea del Sur –golpeada por los escándalos de corrupción que terminaron con la destitución de la presidenta Park Geun-hye– optó ayer por el cambio. El líder del Partido Democrático, Moon Jae-in obtuvo la presidencia con 40% de apoyo.
“La victoria de hoy se debe a la pura desesperación del pueblo que quiso un cambio de régimen. Alcanzaremos los dos objetivos: reforma y la unidad nacional que desea la gente”, afirmó Moon tras la publicación de los primeros resultados.
El escándalo político levantó el espíritu ciudadano de los coreanos. Más de 77% de los votantes acudieron a las urnas, el mayor nivel de participación en 20 años.
El presidente electo asumirá el cargo por los próximos cinco años inmediatamente a partir de hoy.
Un bicho raro
Abogado de derechos humanos, durante su vida estudiantil Moon fue encarcelado dos veces por participar en protestas contra la dictadura de Park Chung-hee, padre de la destituida mandataria.
Confesó que nunca se sintió cómodo trabajando en la Casa Azul (la sede del gobierno) donde se desempeñó entre 2003 y 2008 como asesor del presidente liberal, Roh Moo-hyun, y prometió convertirla en “un espacio de descanso para las personas”.
De visiones de centro-izquierda, el nuevo mandatario prometió aumentar el gasto estatal para estimular el empleo. Pero su promesa clave es la reforma al sistema de los chaebols, como se denominan los poderosos conglomerados empresariales familiares como Samsung y Hyundai que ejercen una enorme influencia en la política local. Éstos desencadenaron un escándalo político el año pasado, cuando salieron a la luz los sobornos que pagaban a fondos relacionados con el círculo cercano de la presidenta Park.
Por eso Moon recibió un sólido apoyo de los votantes más jóvenes, muchos de los cuales participaron en las largas jornadas de protestas para impugnar a la exmandataria. “Él tiene una imagen fuerte de reformista, una característica que valoran las personas que han pasado por el llamado Park Geun-hye gate”, afirmó a FT Choi Jin-bong, profesor de la universidad de Sungkonghoe.
Hong Joon-pyo, exfiscal que presentó su candidatura por el Partido de la Libertad de Corea (LKP) de Park, logró sólo un cuarto de los votos. “Aceptaré el resultado y estaré satisfecho con el hecho de que el LKP será reformado”, afirmó.
El giro externo
Mientras tanto, los mayores desafíos para Moon se plantean en la política externa. Hijo de refugiados norcoreanos, ayudó a Roh a abrir el parque industrial Kaesong, símbolo de un breve acercamiento entre las dos Coreas, y en 2007 participó en la preparación de una rara cumbre con el entonces líder norcoreano, Kim Jong-il.
Moon criticó a los gobiernos conservadores, que practicaban la mano dura con Pyongyang, por fracasar en detener su programa nuclear, y ahora buscará un enfoque distinto. Así, pretende renovar la cooperación económica de los tiempos de la “Sunshine Politics”, una estrategia que es rechazada en Washington, donde no se descarta una “opción militar” contra el régimen comunista.
Pero el nuevo mandatario aboga por una política de Seúl más independiente y dijo ayer que el país debe asumir un papel más activo en el asunto norcoreano y no mirar desde fuera las conversaciones entre EEUU y China.
A pesar de las críticas, su enfoque parece estar dando frutos al otro lado de la frontera. “Tenemos que terminar con la historia de confrontación entre el norte y el sur que fue promovida por el grupo conservador, y como una nación única tenemos que juntar fuerzas para abrir la nueva era de unificación”, señaló el lunes una editorial de Rodong Sinmun, el medio oficial del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte.
Agenda estadounidense
En cuanto a las relaciones con EEUU, Moon promueve una política de “intereses nacionales primero”. A pesar de ser similar a la “América primero” de Donald Trump, pone en duda la alianza estratégica con Washington.
En su libro, Moon afirmó que el país tiene que aprender a “decir que no a EEUU”. Durante su campaña, prometió revisar el acuerdo que permitió el despliegue en su territorio del escudo antimisiles estadounidenses THAAD porque “no se cumplió con el procedimiento democrático” para su aprobación.
Los surcoreanos han sufrido un boicot económico de China, su principal socio comercial, que prohibió el ingreso de ciudadanos e impuso sanciones a empresas locales que operan en el país, ya que considera al sistema como una amenaza a su seguridad.
Desafíos parlamentarios
Moon ya dijo que tras la confirmación oficial no habrá una ceremonia de inauguración y empezará a trabajar inmediatamente. Prometiendo unidad nacional y “servir a los que no lo han elegido también”, Moon, sin embargo, tendrá que enfrentar un parlamento donde su partido cuenta con sólo 40% de los asientos.
“Tendrá que negociar una coalición, y no estoy seguro que Moon será capaz de mantener su posición inalterada anti-THAAD. Eso agrega algo de volatilidad, pero no creo que cambiará significativamente la alianza”, dijo un funcionario estadounidense a Reuters.
PROMESAS DE CAMPAÑA
Chaebols: reforma a los gobiernos societarios para transparentar a los poderosos conglomerados familiares y limitar su participación en la vida política.
Corea del Norte: enfoque de cooperación económica y acercamiento.
EEUU: política de "intereses nacionales primero". "Aprender a decir no" a EEUU y revisar el despliegue del sistema antimisiles estadounidense THAAD en país.
Política fiscal: aumento del gasto público para crear empleo e impulsar las inversiones en diez áreas clave.
Política laboral: 500.000 nuevos empleos al año, 800.000 nuevos empleos en públicos durante su mandato, mayores sueldos y pensiones.