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Innovación: la clave para la supervivencia de la industria inmobiliaria chilena

Por Paula Castro, socia de Auditoría EY Chile

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El mercado inmobiliario chileno mostró, durante el cierre financiero de 2023, una tenue llama de esperanza al registrar un alza del 24% en las ventas de viviendas de la Región Metropolitana en comparación con 2022. Este incremento, aunque alentador, carece del brillo de años anteriores al estallido social, reflejando una economía sectorial que todavía titubea en el sendero de la recuperación.

En esta encrucijada, el sector de la construcción e inmobiliario se las ha ingeniado para trasladar las piezas en un tablero golpeado por la inercia de una realidad económica que dista de ser dinámica. Se instaura así un clima de optimismo cauteloso para este año, marcado por las pocas medidas entregadas por el Gobierno para satisfacer la necesidad y alta demanda de la población, asociadas a la adquisición de la casa propia, así como también por la baja de las tasas de interés, pero no para créditos de largo plazo, como son los créditos hipotecarios. 

Entre las estrategias desplegadas para afrontar estos desafíos, destacan aquellas que ofrecen flexibilidad para los aspirantes a propietarios y son un alivio temporal para las inmobiliarias. El arrendamiento con opción a compra se alza como una alternativa promisoria, fomentando un compromiso a largo plazo que culmina en la adquisición de la vivienda, fortalecido con la inversión inicial en forma de arriendo. Asimismo, la renta de inmuebles en espera de interesados en la compra aporta un flujo constante en un mercado estancado.

No se pueden pasar por alto los descuentos equivalentes al valor de la cuota inicial que algunas inmobiliarias están otorgando, incentivando a aquellos que enfrentan barreras financieras a la hora de acceder a un crédito hipotecario. Movimientos audaces que denotan la adaptabilidad de un sector en busca de resolución ante la adversidad.

Paralelamente, se ha observado también una mayor inversión en Multifamily por parte de las inmobiliarias, apostando por el aumento de arriendos ante las crecientes dificultades para la adquisición de propiedades. Esto, acompañado de un plan dedicado a atraer inversores jóvenes, con capacidad de endeudamiento, refleja un enfoque estratégico que prioriza la rentabilidad a largo plazo, que buscan tener más rentabilidad que las opciones de inversión tradicionales.

Las perspectivas para este año, aun cuando se inclinan hacia una recuperación progresiva, el reconocimiento es unánime en cuanto a que la industria inmobiliaria precisa no sólo de resiliencia y creatividad propias, sino del apoyo estatal. Aquí es donde entran en juego las expectativas puestas en las recientes declaraciones del ministro de Hacienda, quien podría traer las medidas necesarias para impulsar una de las industrias con mayor peso en la estructura social y económica de Chile.

El mercado inmobiliario es, sin duda, un termómetro que mide la salud de la economía. Es una industria que se ha reinventado y ha innovado para sobrevivir a la crisis. Esperamos que en 2024 la mejoría siga de forma paulatina, sin embargo, esta activación necesita apoyo y medidas por parte del Gobierno, quienes durante el mes de marzo hicieron declaraciones, confirmadas también en la ENADE 2024 por el ministro de Hacienda que impulsarán esta industria y que esperamos se logren concretar en el corto plazo.

 

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