Exposición forzada
Por: | Publicado: Miércoles 22 de junio de 2011 a las 05:00 hrs.
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Además de los votos de confianza, hay otro aspecto en las negociaciones de rescate que demora los avances: los líderes europeos insisten en que los acreedores privados participen voluntariamente en una prórroga de las deudas de Grecia.
El modelo es la “Iniciativa Viena”, un acuerdo de 2009 que vio a los bancos en Europa occidental comprometerse a mantener su exposición a las economías en Europa durante la crisis financiera. En el caso griego, esto sugiere que los bancos aceptarían reemplazar los bonos de gobierno que vayan venciendo con nuevos papeles de duración y rendimiento equivalentes. Esto podría disminuir el costo total del rescate para la UE, el BCE y el FMI.
La insistencia en la participación voluntaria como condición para el rescate es errada. También es un signo preocupante que se permita que las preocupaciones internas por la salud de firmas financieras en Alemania, Francia y otros lugares dicten el enfoque de los líderes europeos hacia la complicada periferia de la eurozona. Incluso asumiendo que se consiga que los bancos participen en el financiamiento de emergencia para Grecia, una eventual reestructuración de la deuda del país es inevitable. ¿Por qué aceptarían los bancos comprar nuevos bonos griegos a precios inflados si una pérdida futura está prácticamente asegurada? De hecho, las agencias calificadoras han advertido que cualquier incentivo oficial para inducir la participación de los bancos en la prórroga de la deuda griega desencadenaría un incumplimiento técnico. Esto es expresamente lo que los líderes europeos quieren evitar, con el comunicado de los ministros de hacienda resaltando la importancia de un acuerdo “informal y voluntario” de parte de los acreedores privados.
El modelo es la “Iniciativa Viena”, un acuerdo de 2009 que vio a los bancos en Europa occidental comprometerse a mantener su exposición a las economías en Europa durante la crisis financiera. En el caso griego, esto sugiere que los bancos aceptarían reemplazar los bonos de gobierno que vayan venciendo con nuevos papeles de duración y rendimiento equivalentes. Esto podría disminuir el costo total del rescate para la UE, el BCE y el FMI.
La insistencia en la participación voluntaria como condición para el rescate es errada. También es un signo preocupante que se permita que las preocupaciones internas por la salud de firmas financieras en Alemania, Francia y otros lugares dicten el enfoque de los líderes europeos hacia la complicada periferia de la eurozona. Incluso asumiendo que se consiga que los bancos participen en el financiamiento de emergencia para Grecia, una eventual reestructuración de la deuda del país es inevitable. ¿Por qué aceptarían los bancos comprar nuevos bonos griegos a precios inflados si una pérdida futura está prácticamente asegurada? De hecho, las agencias calificadoras han advertido que cualquier incentivo oficial para inducir la participación de los bancos en la prórroga de la deuda griega desencadenaría un incumplimiento técnico. Esto es expresamente lo que los líderes europeos quieren evitar, con el comunicado de los ministros de hacienda resaltando la importancia de un acuerdo “informal y voluntario” de parte de los acreedores privados.