El estreno de las IFRS: los números de las empresas bajo el nuevo lenguaje
La experiencia en Europa, que implementó las IFRS en 2005, indica que no se pueden establecer criterios de variaciones patrimoniales de acuerdo al rubro de una compañía.
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Hasta la construcción de la torre de Babel, la existencia de un
único lenguaje era la base de cualquier empresa humana. No había
confusiones ni dispersión. Nada de traducciones. Tampoco doble lectura.
La aplicación de la norma IFRS ha revertido, al menos en el mundo
contable, el castigo bíblico.
Como ocurre en toda revolución,
aunque sea pacífica, gradual y en formato Excel, la convergencia en
Chile está dejando algunas paradojas, que seguramente desaparecerán en
la medida que la fórmula se extienda y sea asimilada. La más elemental:
un reglamento que invoca a la simplicidad, como su principal condición,
ha tenido de cabeza a los equipos financieros de las compañías que se
han sometido voluntariamente a sus indicaciones en el primer trimestre.
Los ajustes en marcha
Tal como se anticipó, los cambios
–que con toda seguridad seguirán apareciendo- comienzan a ser
evidentes. A modo de ejemplo, bien vale la mención a que el uso de IFRS
ha modificado el valor de las empresas. Mientras LAN bajó su patrimonio
9% hasta US$ 898 millones, FASA lo aumentó 11,6% y llegó a US$ 137
millones.
Para el director de IFRS de PricewaterhouseCoopers
Chile, Alejandro Merajver, los efectos de retasaciones, moneda
funcional, corrección monetaria o valorizaciones de inversiones
explican muchas de las bajas o alzas. Pero –advierte-, al ser la
primera foto que se ve bajo esta norma, todos los efectos del análisis
que realizaron las empresas de los valores de sus activos y pasivos,
así como los cambios de políticas contables ayudaron a estos efectos,
en mayor o menor medida.
Para el socio del centro de excelencia
regional de IFRS de KPMG, Jason Anglin, hay impactos que se pueden
atribuir a las opciones que cada compañía decidió utilizar y obviamente
éstas eligen las que generan un beneficio mayor para ellos, ya sea para
aumentar sus activos y disminuir sus pasivos, o para incrementar sus
ingresos futuros, entre otras cosas.
En el país, la mayoría de
las compañías ha elegido la primera aplicación de la nueva normativa,
denominada sencillamente IFRS 1, que consiste en definir el valor justo
para valorizar sus terrenos.
Lo anterior, como lo expone el
socio de IFRS en Chile de KPMG, José Galindo, tiene un impacto positivo
en sus activos y no tiene un impacto futuro sobre sus resultados, pues
los terrenos no son depreciables. “Esto explicaría que las compañías
que tienen mucho terreno presentan un alza en su patrimonio”, grafica.
Según
el informe de conciliación patrimonial entregado por las compañías a la
SVS en septiembre del año pasado, la actividad forestal sería, en
teoría, el sector con mayor aumento, con una variación cercana al 25%.
Sin embargo, los expertos coinciden en que no es posible diferenciar
entre ganadores y perdedores.
En suma, no se puede establecer si
uno u otro sector ha sido más beneficiado, ya que habría que analizar
todos los resultados entregados explica el socio líder de Auditoría y
Asesoría de Negocios de Ernst & Young, Rubén López. Además, precisa
que la experiencia en Europa, que implementó las IFRS en 2005, indica
que no se pueden establecer criterios de variaciones patrimoniales de
acuerdo al rubro de una compañía.
De todas formas, hay aspectos
de IFRS que están pegando más fuerte en algunos sectores. Las
energéticas han hecho el reconocimiento contable de las obligaciones
surgidas de acuerdos verbales adoptados con las comunidades y
autoridades de los lugares donde llevan a cabo sus labores, tal como en
el sector pesquero, como ocurrió con Corpesca del grupo Angelini, se ha
incorporado el concepto de activos biológicos y su medición a valor
justo.
“También es importante ver el contexto completo de la
empresa, si los activos que mantienen están cerca o no del final de su
vida útil y qué perspectivas tiene el negocio en medio de esta
situación para poder evaluar el valor de uso de los mismos activos”,
expone Merajver.
En un balance preliminar, las auditoras
coinciden en que los cambios de ratios en las compañías, ya sea de
patrimonio o deuda, podría generar la necesidad de modificar ciertas
condiciones, como la manera de endeudarse.
A juicio de Anglin,
no conviene exagerar este fenómeno, porque, bajo el sistema anterior,
los financiamientos, covenants y el flujo efectivo se emitían
considerando el cambio de paradigma que venía.
Bajo su óptica,
los bancos están tomando una posición más proactiva debido a que
quieren mantener los mismos indicadores y condiciones. Por eso que ya
están surgiendo criterios para medirlos bajo estos principios.
El IFRS Lead senior manager de Deloitte, Mauricio Cuevas, también destaca el ejercicio de anticipación de las empresas.
En
general, sostiene que las compañías que están sujetas al cumplimiento
de covenants producto de endeudamiento a largo plazo, tomaron las
medidas de resguardo necesarias, evaluando los potenciales impactos que
la conversión a IFRS podría tener en dichos indicadores, y en caso de
que alguno de los covenants estuviera en default, tomaron las medidas
tendientes a modificar el índice.