¿Qué viene en la política chilena?
Tres miradas sobre los principales hitos que marcarán el año que inauguramos este domingo, los procesos a los que hay que estar atentos y los fenómenos de los próximos 12 meses, como la recesión y el control del gasto. La amenaza del malestar nuevamente sobrevuela al país, con un Gobierno debilitado.
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Este 2022 termina distinto a 2019, a 2020 y a 2021: con un nuevo ciclo político. Tras el triunfo del rechazo el 4 de septiembre se inauguró un clima diferente en el país, pero ha quedado un Gobierno debilitado, con pocas fuerza para emprender los cambios tal y como los tenía concebidos, pero que parece todavía no darse cuenta de su falta de fuerzas. El que viene será un año marcado por un nuevo proceso constituyente, pero sobre todo por las urgencias de una ciudadanía que deberá enfrentar recesión, menos ayudas estatales y la sensación creciente de inseguridad. Con mayores necesidades y menos recursos, 2023 será un año desafiante para la política en su conjunto, con una población impaciente y volátil que podría dar espacios a fuerzas no convencionales en la escena chilena.
Ernesto Ottone, ensayista:
“El Gobierno debe convencerse que es de minoría”
“Hay que partir de una base: todavía no se le termina de tomar el peso al resultado del plebiscito del 4 de septiembre, que fue un cambio muy fuerte en la atmósfera política del país, en la correlación de fuerzas, en el tipo de cosas que le hacen sentido a los chilenos y una gran derrota de la izquierda radical.
En definitiva, hay un Gobierno de minoría, que si no se convence de esta realidad, no podrá gobernar. Ser un gobierno de minoría invita a la prudencia y significa que no puede llevar adelante su programa, sino que buscar algo que se le acerque, pero de acuerdo a la realidad que existe. Ya no hay un Gobierno que tenga la fuerza para hacer las cosas.
El segundo elemento es que 2023 será muy difícil, porque Chile va a decrecer. Para que no se vaya toda la economía al diablo en el futuro, Chile va a tener que ajustar y es lo que está haciendo el ministro Mario Marcel. Y ese ajuste significa que hay menos gasto social del necesario y, por lo tanto, habrá una demanda enorme y la capacidad de respuesta será limitada. Es decir, será un año estructuralmente difícil, donde se necesitará más que nunca la política: llegar a acuerdos, hacer concesiones, poder avanzar en lo que se puede, crear un clima que permita morigerar el malestar que habrá por la mala situación económica.
Estos dos asuntos llegan a un tercer tema: el Gobierno no puede hacer las reformas que quiere tal y como quiere, porque no tiene mayoría y porque, además, será un año complicado. Entonces, hay que seleccionar muy bien qué puede hacer y qué no. Por lo tanto, hay que invertir en que no siga creciendo la criminalidad, observar focalizadamente cómo ayudar a la gente que va a quedar más mal en 2023 y la reforma tributaria hacerla muy cuidadosamente para que no adquiera un carácter ideologizado, lo mismo que la de pensiones.
Todo esto será muy complejo para un presidente que ha dicho todo lo que ha dicho y a cuyas fuerzas de apoyo no les va a ir bien políticamente, porque están decaídas.
Y además de esto, está el proceso constitucional que hay que ponerlo en una vía férrea distinta para que funcione de una manera muy autónoma. Debería concluir en un acuerdo aceptable para una gran mayoría”.
María José Naudon, abogada y académica UAI:
“El gran asunto en cuestión es el sistema político”
“Terminamos el año 2022 y lo hacemos de mejor manera que los tres anteriores. El sentido común y el pragmatismo han entrado a la escena política y han cambiado el rumbo del país, del Gobierno y de parte de la oposición.
La irrupción generacional ha devenido en una articulación intergeneracional que merece ser destacada. Los desafíos de cara a 2023, sin embargo, siguen siendo enormes y las condiciones, inestables.
Por una parte, los requerimientos ciudadanos exigen soluciones políticas que se concreten en cambios perceptibles. Por otra parte, el debate constituyente que parece, en principio, alejado de esas demandas (pero que sabemos está íntimamente relacionado con ellas) sigue abierto como uno de los grandes desafíos para el año que comienza.
La articulación entre ambos fenómenos (requerimientos ciudadanos y proceso constituyente) será un asunto para observar en 2023. Entre otras cosas, la elección de convencionales se llevará a cabo a fines de abril o principios de mayo, meses en los que las restricciones económicas y la inflación estarán en alza, generando condiciones de entorno que pueden desenfocar los objetivos.
En este mismo ámbito, la actitud y la responsabilidad de quienes forman parte del acuerdo resulta central, como la capacidad de contener los desbordes que puedan venir desde sectores que se han restado. Las alianzas que puedan surgir serán clave para definiciones futuras.
Pero, sin duda, el gran asunto en cuestión para el 2023 es el sistema político. Chile, al igual que otros países en el mundo, exhibe un agudo problema de gobernabilidad que se expresa en un sistema bloqueado y una fragmentación que impide avanzar en soluciones. Hacerse cargo de este asunto es imprescindible para prevenir los riesgos de la crisis de la democracia, que suelen manifestarse en forma de tecnocracias o populismos, ambos escenarios factibles en nuestro país”.
Octavio Avendaño, sociólogo y profesor Universidad de Chile:
“Es muy probable que se produzca
un reacomodo de bloques y partidos”
“Para el año 2023, cinco serán los principales desafíos e hitos políticos de mayor relevancia. En su mayoría, se desprenden de lo que ha sido una agenda imprecisa y carente de concreción por parte del actual gobierno, como del rechazo al proyecto de nueva Constitución en el plebiscito.
1 Se espera que el oficialismo mantenga la cohesión interna y avance en una agenda que se haga cargo, de manera definitiva, de los temas de seguridad, la materialización de la reforma previsional y tributaria. Hasta el momento el saldo es negativo, al punto que la única política pública que el gobierno logra aprobar, a regañadientes, es el TPP11.
2 Otro tema clave para el gobierno y para la proyección del actual oficialismo será contrarrestar la inflación y amortizar, en materia de empleo, los efectos de la contracción económica. No se ha propuesto una agenda pro-empleo, o de empleos de emergencia, pese a las proyecciones que existen en relación al crecimiento de la economía.
3 A nivel general, se espera que esta vez tenga éxito el proceso de cambio constitucional. Se asume que más que una nueva carta fundamental que permita impulsar cambios estructurales, lo que está en juego es la sostenibilidad del propio sistema democrático. Fundamental para lograr el cambio constitucional será la participación y el reencanto de la ciudadanía con la idea de cambio constitucional.
4 Es muy probable que se produzca un reacomodo de los bloques y partidos existentes. Esto se producirá tras la elección de los 50 representantes del consejo constitucional. Todo indica que el resultado será completamente distinto al de la elección de los 155 integrantes de la convención realizada en mayo de 2021.
5 Va a consolidarse el proyecto de una derecha radical, en parte por el protagonismo que ha estado alcanzando el Partido Republicano dentro del Congreso y que tendrá dentro del nuevo consejo constitucional”.