Economía y Política
Piñera en su programa de gobierno de 2009: ”Mantendremos la carga tributaria global”
A partir de las movilizaciones estudiantiles de 2011 y para financiar las propuestas en educación, el mandatario vuelve a echarle mano a los tributos.
Por: | Publicado: Viernes 27 de abril de 2012 a las 05:00 hrs.
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“En materia impositiva mantendremos la carga tributaria global, pues consideramos que el tamaño actual del Estado es el adecuado para satisfacer las demandas de bienes públicos de nuestra sociedad”. De esta forma, el entonces candidato presidencial Sebastian Piñera, se comprometía en su programa de gobierno a no modificar el actual sistema impostivo para lo que serían sus cuatro años de gestión, al tiempo que enviaba una señal en materia económica para lograr la meta de crecimiento que se había proyectado.
Sin embargo, ese compromiso se relativizó con el devenir de la campaña y sobre todo tras la primera vuelta presidencial, de diciembre de 2010. Y es que con miras al ballotage y a fin de captar el millar de electores que le dieron su voto a los entonces candidatos Marco Enríquez-Ominami y Jorge Arrate -que sí habían prometido una reforma tributaria- tanto Piñera como su contrincante, Eduardo Frei recogieron el guante.
Aunque sólo el candidato de la Concertación fue más allá y le puso plazo al tema. De hecho, anunció que una vez que asumiera el gobierno convocaría una Comisión Presidencial “de alto nivel técnico y gran representatividad política” que tendría 90 días para elaborar una propuesta a presentar ante el Parlamento.
El actual mandatario y entonces presidenciable, en tanto, junto con valorar las propuestas en la materia formuladas por Enríquez-Ominami, aseguraba que su programa de gobierno estaba financiado y que “si fuera necesario recurrir a una reforma tributaria, lo vamos a hacer”, decía.
Los imponderables
El punto es que aún cuando el mandatario se abría -por esos días- a la opción de tocar el sistema tributario, tal como lo consigna su programa al establecer que “debemos fomentar la inversión y el ahorro, ante lo cual el sistema tributario tiene una gran capacidad, que se incrementará al realizársele los correspondientes perfeccionamientos”, en concreto Piñera se comprometía a dejar otras cosas tal como estaban.
“Mantendremos en 0,6% la tasa del Impuesto de Timbres y Estampillas”, además que “para estimular la inversión y la capitalización de las micro, pequeñas y medianas empresas, vamos a ampliar el sistema vigente en el artículo 14 bis de la Ley de Renta a empresas que vendan hasta UF 25 mil al año y de manera gradual para aquellas que vendan hasta UF 100 mil al año”, se lee también en el texto.
Con todo, lo que Piñera ni sus asesores sabían, es que a días de asumir el gobierno el país viviría un terremoto y posterior tsunami que devastó buena parte de la zona centro-sur del territorio, dejando perdidas que el mismo gobierno cifró en US$ 30.000 millones.
En ese escenario y toda vez que se requerían recursos para la reconstrucción, el mandatario debió modificar sus compromisos enviando al Congreso un proyecto de ley que incluyó un aumento transitorio al Impuesto de Primera Categoría, de 3% en 2011 y 1,5% en 2012; además de una modificación al royalty y una rebaja temporal del Impuesto de Timbre y Estampilla, entre otras.
Un escenario que se repite a partir de las movilizaciones estudiantiles del 2011 y los compromisos asumidos para la educación, entre ellos la reestructuración del CAE y eliminación de la banca del sistema, que requieran recursos adicionales.
Las medidas de ME-O y Frei
Pero qué planteaban los contrincantes de Piñera en 2009 en materia de reforma tributaria. Mientras MEO proponía un aumento en los impuestos de las grandes empresas; el cobro de un royalty a las hidroeléctricas de más de 20 años de antigüedad, además de subir el royalty minero y el gravámen a los alcoholes y al tabaco. En el comando de Frei sugerían subir la recaudación a 1 punto del PIB, con un sistema más equitativo, a favor del emprendimiento, las PYME y la familias de clase media, descontando, por ejemplo, las inversiones que se realizaran en educación.
Sin embargo, ese compromiso se relativizó con el devenir de la campaña y sobre todo tras la primera vuelta presidencial, de diciembre de 2010. Y es que con miras al ballotage y a fin de captar el millar de electores que le dieron su voto a los entonces candidatos Marco Enríquez-Ominami y Jorge Arrate -que sí habían prometido una reforma tributaria- tanto Piñera como su contrincante, Eduardo Frei recogieron el guante.
Aunque sólo el candidato de la Concertación fue más allá y le puso plazo al tema. De hecho, anunció que una vez que asumiera el gobierno convocaría una Comisión Presidencial “de alto nivel técnico y gran representatividad política” que tendría 90 días para elaborar una propuesta a presentar ante el Parlamento.
El actual mandatario y entonces presidenciable, en tanto, junto con valorar las propuestas en la materia formuladas por Enríquez-Ominami, aseguraba que su programa de gobierno estaba financiado y que “si fuera necesario recurrir a una reforma tributaria, lo vamos a hacer”, decía.
Los imponderables
El punto es que aún cuando el mandatario se abría -por esos días- a la opción de tocar el sistema tributario, tal como lo consigna su programa al establecer que “debemos fomentar la inversión y el ahorro, ante lo cual el sistema tributario tiene una gran capacidad, que se incrementará al realizársele los correspondientes perfeccionamientos”, en concreto Piñera se comprometía a dejar otras cosas tal como estaban.
“Mantendremos en 0,6% la tasa del Impuesto de Timbres y Estampillas”, además que “para estimular la inversión y la capitalización de las micro, pequeñas y medianas empresas, vamos a ampliar el sistema vigente en el artículo 14 bis de la Ley de Renta a empresas que vendan hasta UF 25 mil al año y de manera gradual para aquellas que vendan hasta UF 100 mil al año”, se lee también en el texto.
Con todo, lo que Piñera ni sus asesores sabían, es que a días de asumir el gobierno el país viviría un terremoto y posterior tsunami que devastó buena parte de la zona centro-sur del territorio, dejando perdidas que el mismo gobierno cifró en US$ 30.000 millones.
En ese escenario y toda vez que se requerían recursos para la reconstrucción, el mandatario debió modificar sus compromisos enviando al Congreso un proyecto de ley que incluyó un aumento transitorio al Impuesto de Primera Categoría, de 3% en 2011 y 1,5% en 2012; además de una modificación al royalty y una rebaja temporal del Impuesto de Timbre y Estampilla, entre otras.
Un escenario que se repite a partir de las movilizaciones estudiantiles del 2011 y los compromisos asumidos para la educación, entre ellos la reestructuración del CAE y eliminación de la banca del sistema, que requieran recursos adicionales.
Las medidas de ME-O y Frei
Pero qué planteaban los contrincantes de Piñera en 2009 en materia de reforma tributaria. Mientras MEO proponía un aumento en los impuestos de las grandes empresas; el cobro de un royalty a las hidroeléctricas de más de 20 años de antigüedad, además de subir el royalty minero y el gravámen a los alcoholes y al tabaco. En el comando de Frei sugerían subir la recaudación a 1 punto del PIB, con un sistema más equitativo, a favor del emprendimiento, las PYME y la familias de clase media, descontando, por ejemplo, las inversiones que se realizaran en educación.