Brecha de género, cuidados y la píldora: las investigaciones de la Nobel de Economía
Claudia Goldin ha dedicado su carrera a la investigación de la fuerza laboral femenina y a demostrar la existencia de la diferencia de género salarial.
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Este lunes, Claudia Goldin se convirtió en la tercera mujer en la historia en ganar el Premio Nobel de Economía.
El galardón otorgado por la Real Academia Sueca de Ciencias reconoce a la economista por ser la primera en estudiar el panorama general de los ingresos y la participación de las mujeres en el mercado laboral a lo largo de los siglos. “Su investigación arroja luz sobre las fuerzas impulsoras detrás de los cambios y señala las razones principales de las diferencias de género que persisten hasta el día de hoy”, indicó la institución en su anuncio de la ganadora.
Graduada de la Universidad de Chicago, Goldin obtuvo su doctorado en Economía en 1972 y ha dedicado su carrera a la investigación de la fuerza laboral femenina y a demostrar la existencia de la brecha de género salarial.
Su más reciente libro -de 2021- es sobre carrera y familia. Aquí analiza 120 años de la conciliación de la vida laboral femenina.
Su más reciente libro es Carrera y familia: el viaje centenario de las mujeres hacia la equidad, publicado en 2021 y en el cual analiza 120 años de la conciliación de la vida laboral femenina y la familia. Ahí explica que, a pesar de que se ha reducido, todavía se mantiene la brecha en ingresos entre hombres y mujeres en una proporción de 0,8.
Basado en su investigación, señala que la diferencia no se debe solamente a que las mujeres trabajan menos horas, sino que se da tanto por ingresos anuales como los obtenidos por horas. Además, apunta al problema de la inequidad de parejas y el fenómeno de “trabajo codicioso”, es decir, esos empleos que más recompensa ofrecen por la mayor cantidad de tiempo que se les dedique.
En una entrevista a la Universidad de Princeton, la economista explicó que esto se debe a que, al tener hijos, uno de los dos se debe quedar al cuidado y ocupará un empleo más flexible, pero que pague menos. Y, generalmente, son las mujeres quienes están a cargo del cuidado.
“¿Por qué las familias con dos carreras no pueden compartir por igual las alegrías y los deberes de ser padres? Podrían, pero si lo hicieran, dejarían dinero sobre la mesa, a menudo bastante. La pareja 50-50 podría ser más feliz, pero sería más pobre”, indicó.
Pero esta no fue la primera vez que Goldin investigó la brecha de género en salarios.
En 1990 publicó su libro Comprender la brecha de género, en el cual analizó la evolución de la fuerza laboral femenina en Estados Unidos y “refuta la idea de que los avances del empleo de las mujeres fueron una respuesta a la revolución social más que a un progreso económico de largo plazo”.
Así, nació su teoría de La función de la fuerza laboral femenina en forma de U en el desarrollo económico y la historia económica, en la cual se demostró que la participación de la mujer empezó a escalar a principios del siglo XX, mejorando su situación social, política y jurídica en general con el progreso económico.
Lo anterior, explicado principalmente por los cambios en educación de ellas con respecto a la contraparte de hombres y su capacidad para obtener puestos de trabajo en el sector de cuello blanco tras la finalización de los estudios.
La píldora
Goldin también demostró que la introducción de los anticonceptivos tuvieron impacto en la participación laboral femenina y mejoraron su situación de bienestar económico.
En su investigación de 2002 El poder de la píldora: Los anticonceptivos orales y las decisiones profesionales y matrimoniales de las mujeres apuntó a que, desde su introducción y desde el momento que estuvo disponible para las solteras, aumentó la profesionalización de las mujeres.
En este contexto, señaló que el porcentaje de abogadas y juezas creció desde el 5,1% en 1970 hasta el 13,6% en 1980 y ya en el año 2000 era de 29,7%. Mientras que las mujeres médicos pasaron de ser el 9,1% en 1970 a 14,1% diez años después y a 27,9% para principios del milenio.
En 2020, Goldin participó del estudio Dinámica de la brecha de género para jóvenes profesionales en los sectores financiero y corporativo, que analizó las dinámicas de los graduados de MBA en función del género.
En este caso, concluyó que al inicio de sus carreras, hombres y mujeres tienen ingresos casi iguales, pero que a medida que van avanzando profesionalmente -e, incluso, una década después de su graduación-, los hombres terminan con una ventaja cercana a 60 puntos logarítmicos. E, incluso, marcan más diferencias en el caso de tener hijos.
Las razones se dieron por parte de la discrepancia de ingresos entre géneros, la formación previa a la obtención del MBA y las diferencias que se dan en las interrupciones de la carrera y horas semanales, apuntando a la maternidad.