La advertencia de Marcel: Chile está envejeciendo y “lamentablemente esa conciencia no está instalada”
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El consejero del Banco Central, Mario Marcel, advirtió ayer que en la actualidad no se le da la importancia requerida al fenómeno del envejecimiento de la población y que las personas tienden a subestimar su sobrevida y a sobreestimar su capacidad de seguir trabajando.
“Chile está envejeciendo y lamentablemente esa conciencia no está instalada” dijo el economista en referencia al debate para mejorar el actual sistema de previsión social.
En el marco del lanzamiento del reporte del Banco Interamericano del Desarrollo (BID), “Ahorrar para desarrollarse”, planteó que es común que las personas vean la pensión como un complemento del ingreso, “pero en algún momento eso se transformará en el único ingreso”.
Marcel estimó más conveniente hacer del régimen de renta vitalicia el dominante dentro del sistema de pensiones, principalmente por la preocupación que le genera los problemas existentes en la proximidad de edad de jubilación.
“En la medida que uno es capaz de poner esa información sobre la mesa, mejorar la comprensión de lo que va a ser el sistema de pensiones y ofrecer soluciones prácticas a las cosas, yo creo que es posible ir avanzando en estos temas de reforma”, expuso en el marco del encuentro en que autoridades y expertos abordaron los resultados del informe del BID.
Crisis de ahorro en la región
El libro del BID señala que América Latina y el Caribe enfrenta una crisis de ahorro, con realidades fiscales y demográficas que auguran un futuro difícil, un factor clave para garantizar el crecimiento de las economías.
La tasa de ahorro nacional en la región fue 17,5% del PIB entre 1980 y 2014, muy por debajo del 33,7% de economías emergentes asiáticas y 22,8% de las avanzadas y sólo mayor al 13,8% de África sub-sahariana.
Según los cálculos, para financiar aeropuertos, rutas y otras obras de infraestructura se requiere subir entre 2 y 4 puntos porcentuales del PIB anual (según el país) durante décadas.
Una tarea para la cual dan algunas pistas. Por ejemplo, el reporte advierte que las políticas fiscales también han tenido impacto sobre el ahorro, pues “el gasto público es demasiado alto en subsidios y demasiado bajo en inversiones de capital”.
Así, el análisis identifica que la asistencia social, gastos tributarios (exenciones fiscales) y subsidios energéticos sufren “filtraciones” prominentes, entendiendo por esto que acaban beneficiando más a los ricos que a los pobres, por un monto de unos US$ 100.000 millones al año. Ineficiencias en salud y educación representan otros US$ 50.000 milones en potenciales desahorros anuales.
“De evitarse podrían proveer fondos suficientes para cerrar la brecha de inversion en infraestructura de la región al nivel de la de economías avanzadas”, asegura el BID.