Tokman y la jornada: “No es tan evidente hablar de un número mágico, sea 48, 45 o 40”
Para la economista jefa de Quiñenco lo relevante es abordar las temáticas de regulación laboral y la baja productividad.
- T+
- T-
Una invitación a hacer un debate más amplio sobre la regulación laboral en el país y la misma productividad hace la economista jefa de Quiñenco, Andrea Tokman, en el marco del revuelo que ha generado la moción de la diputada del Partido Comunista, Camila Vallejo, sobre reducir la jornada de trabajo de 45 a 40 horas.
Integrante del Consejo Superior Laboral, la instancia tripartita de análisis del mundo del trabajo que también conforman representantes empresariales y sindicales, la experta valora lo propicio de que la discusión aborde los temas de fondo.
Estudiosa de la materia, ya durante este año la profesional ha puesto el foco en la necesidad de enfrentar el desafío de la tecnología -la rapidez de su irrupción-, de modo de abrir camino a oportunidades.
La capacitación, dijo hace unos meses en el contexto de los cambios que se están observando en el mercado laboral, juega un rol central, pero bajo cánones que quizás hasta ahora no hemos visto.
- ¿Le parece oportuno y/o saludable debatir hoy en el país sobre la extensión de la jornada laboral?
- Siempre es bueno pensar mejorar las políticas públicas. Como muchos han planteado, acortar la jornada, bajo ciertas circunstancias, puede aumentar la productividad promedio por hora -si se estaba trabajando horas en el margen de retornos decrecientes-, pero no hay que olvidar que habrá menor producción total y mayor costo laboral por hora, lo que afecta competitividad, incentiva la automatización y repercute en los precios de bienes y servicios.
Lo que me parece interesante de esta discusión es que la podemos abrir a un debate más amplio sobre determinantes de jornadas laborales y productividad.
- ¿A qué se refiere?
- La relación entre largo de la jornada y productividad marginal tiene forma de “U” invertida: crece en las primeras horas, es constante o proporcional en las del medio y luego empiezan a operar los rendimientos marginales decrecientes pasado un umbral que no sabemos exactamente cuál es.
Los costos fijos laborales tales como seguros y otros beneficios sociales, costos de reclutamiento, entrenamiento y despido, uniformes, que imponen la regulación laboral o la cultura, pueden incentivar a que se contrate en jornadas más largas que las que maximizan la productividad, pues así diluye los costos fijos y rebaja el costo laboral por hora.
Mientras más costos fijos haya, ya sea por regulación, más allá del largo de la jornada, o por cultura, más costoso es acortar la jornada.
- ¿Y las 40 horas son una opción viable o parece más propicio la fórmula de las 180 horas mensuales con flexibilidad?
- Volviendo a la figura de “U” invertida que representa la relación entre horas y productividad, no tengo claro si 45 está por sobre ese límite, pero a juzgar por la literatura empírica, esto depende de condiciones sectoriales y del tipo de trabajo particular, por lo que no es tan evidente hablar de un número mágico, sea 48, 45 o 40.
En este sentido, dada la heterogeneidad de esta relación, me parece que abrirnos a la idea de que el óptimo no es único nos lleva a políticas orientadas a dar espacios de flexibilidad para ajustarse a condiciones particulares. Esto en un contexto donde los organismos internacionales no solo advierten de nuestra baja productividad, sino de la rigidez de las jornadas establecidas en el Código Laboral y que cada sector tenga que estar negociando excepciones en sus jornadas.
Hacia un debate más amplio
- ¿Ha hecho algún análisis de cambios en que se haya traducido la reducción en 2005 de 48 a 45 horas?
- No tengo un estudio propio de la reducción de jornada en 2005, pero hoy tenemos mayores costos laborales y menores costos de capital que hace 14 años, por lo que no debieran ser totalmente extrapolables los resultados de estudios de ese cambio legal.
Además, como dije antes, no sabemos si 45 horas está antes o después de que empiecen los retornos decrecientes, por lo que el efecto de bajar a 40 puede ser distinto que el experimentado al bajar a 45 horas.
Dado que el proyecto plantea una rebaja sin tiempo de ajuste (a diferencia de 2001-2005), que existen efectos sectoriales heterogéneos y que el contexto económico ya está amenazado, esta modificación podría traer efectos indeseados en empleo, salarios y crecimiento, y por eso insisto en que tengamos un debate más amplio sobre la regulación laboral y productividad.
- Pero dada su visión sobre el mercado laboral, ¿es pertinente este debate de reducción de jornada o hay otros más urgentes?
- Me gusta que estemos discutiendo estos temas porque debiera hacernos pensar más a fondo en dos elementos urgentes del funcionamiento de nuestro mercado laboral: bajísima productividad y regulación excesiva.
También nos abre una puerta a estudiar la heterogeneidad sectorial, algo que los economistas tendemos a simplificar, y al peso relativo de trabajadores y empleadores al determinar las condiciones contractuales, incluida la jornada.