Ministra de Agricultura buscará instalar el desarrollo rural en el debate de la nueva Constitución
"Si queremos alimento y queremos producción, necesitamos también preocuparnos de los sectores rurales para que ellos puedan permanecer en el largo plazo en esta actividad", afirma María Emilia Undurraga.
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Con poco más de un mes en el cargo, María Emilia Undurraga dice que está "feliz" como ministra de Agricultura, por la oportunidad de dirigir un equipo con el que ha estado ligada durante los últimos tres años como directora de Odepa y porque se siente muy cómoda con el programa de gobierno y con lo avanzado hasta ahora
Sí admite que quiere poner ciertos énfasis -"luces en las distintas líneas de acción", le llama- y, sobre todo, visibilizar la realidad del mundo rural "no solamente desde la brecha, sino que desde la gran oportunidad para el país completo".
Ingeniera agrónoma UC, magister en Sociología UC y máster en Políticas Públicas de la Universidad de Duke, cuatro hijos, militante de Evopoli, afirma que su "gran sueño y es lo que me hizo venir al sector público, es el desarrollo rural. Es un tema en el que hemos avanzado en estos tres años y sin duda ahora, siendo ministra, voy a poder empujar con más energía".
-¿Qué significa en la práctica impulsar el desarrollo rural?
-En concreto, es hablar de todo lo que ocurre fuera de las grandes ciudades y eso es una comprensión integral del desarrollo territorial. ¿Por qué lo hablamos desde la agricultura? Porque, en general, el principal motor económico de las regiones centro-sur son la agricultura y el sector forestal. Lo que planteamos es una visión que va más allá de los sectores y entendemos que desde el ministerio tenemos mucho que coordinar para que finalmente una persona que nace en un pueblo pequeño tenga las mismas oportunidades que uno que nace en las grandes urbes.
La ciudad concentra muchas oportunidades y eso no hay que negarlo, pero creemos que si pensamos el territorio de una forma más equilibrada, vamos a lograr desarrollar asentamientos de distinto tamaño.
-¿Hay planes en este tema para lo que resta de gobierno?
-En abril del año pasado se firmó la política nacional de desarrollo rural, que reúne a 14 ministerios en torno a objetivos comunes. A partir de esa política, que son buenas intenciones, estamos ahora elaborando un plan para ver cómo cada ministerio, con sus programas, se pone a disposición de estos objetivos, a nivel regional y comunal, para hacer una bajada y empezar a acortar la brecha. Desde el Ministerio no solamente tenemos la política y este plan, sino que hemos trabajado durante dos años es un sistema de indicadores de calidad de vida rural. Son 50 indicadores que estamos trabajando con el INE y con esta información la idea es enfrentar el doble desafío de ponerla a disposición de los distintos servicios y ministerios, y entusiasmar al sector privado y a la sociedad civil, especialmente a las universidades regionales, para que se conecten con estos desafíos de sus territorios.
-¿Cuándo deberían estar listos estos indicadores?
-Este año vamos a tener indicadores de base y eso nos va a permitir hacer un plan de acción. También durante el año se va a conformar el consejo público privado para la política de desarrollo rural, que va a generar un plan 2050 con una mirada de largo plazo.
-¿La pandemia ha cambiado en algo la visión de esta política rural?
-La pandemia ha sido una gran oportunidad de visibilizar el sector de la alimentación y la producción de recursos renovables derivados del sector forestal. Estábamos acostumbrados y nunca cuestionamos de dónde venían los alimentos y lo relevante que era mantener esa cadena, y de pronto pusimos a la alimentación en la primera línea. Los agricultores siguieron trabajando este año y medio y en verdad a los chilenos no les ha faltado alimento y eso es un gran logro no solamente de los agricultores, sino de toda la cadena. Si queremos alimento y queremos producción, necesitamos también preocuparnos de los sectores rurales para que ellos puedan permanecer en el largo plazo en esta actividad.
-¿Cuál es su diagnóstico respecto de la situación del agro hoy? ¿Cuáles son las tareas más apremiantes?
-Yo separaría en dos, contingencia y largo plazo. Lo primero es la sequía, que tiene de ambos, pero que en el día a día implica mejorar el acceso al agua para producir alimentos, y eso es algo que nos ocupa a diario y para lo que se ha duplicado el presupuesto de la Comisión Nacional de Riego. En la contingencia también están los incendios. Llevamos más o menos la misma cantidad de incendios que el año pasado, pero un 50% menos de hectáreas afectadas. Lo tercero, es el acceso a alimentos, y lo cuarto, en este año tan revuelto, de tantas decisiones políticas, es cómo logramos posicionar los temas del sector rural como parte del debate nacional. Se nos viene una discusión de la nueva Constitución y vamos a conversar acerca de cómo queremos el Chile de los próximos 30 años. Y creemos que eso también es una contingencia, si bien uno quiere pensar a largo plazo, es algo que nos ocupa hoy día. Queremos ser actores relevantes en generar espacios de diálogo para permitir que las problemáticas, los desafíos y las oportunidades del sector rural queden plasmados en esta discusión.
En los temas de largo plazo, y queremos como ministerio dejar para una discusión más amplia y profunda, están la sustentabilidad, que incluye cambio climático y agua; desarrollo rural, pensado, como decía, con una visión integral y positiva de lo que pueda ocurrir en los espacios rurales; asociatividad; y cuarto, modernización e innovación. Creemos que tenemos que ir tomando decisiones basadas en evidencia científica y eso es importante para adaptar nuestro sector a las nuevas condiciones climáticas y a las nuevas tendencias de consumo. El quinto punto es la seguridad alimentaria, que es un desafío global.
-Respecto del debate constitucional, ¿cómo piensa el ministerio jugar ese rol?
-Uno es cómo incluimos a las personas del mundo rural para que se sientan parte de esta discusión. En el plebiscito sobre la Constitución, vimos que había un aumento de participación, pero en las comunas rurales la participación disminuyó entre un 10% y un 15%. O sea, quienes se sumaron a esta votación fueron los jóvenes de las grandes ciudades. Entonces, lo primero que queremos como ministerio es promover que las personas participen, eligiendo una constituyente en una primera instancia. Y lo segundo es que queremos continuar en un trabajo en el que ya llevamos años: la escucha rural y el diálogo para poder poner las problemáticas rurales en la discusión nacional. Que el mundo rural sienta que hay un espacio para pensar en lo rural desde lo nacional y por eso es tan importante esta visión de desarrollo rural más propositiva, que no solamente busca de acceder al agua, sino que dice yo con agua soy un aporte al país.
-Un tema que ha surgido en el último tiempo es el de la escasez de mano de obra, ¿cómo lo están viendo desde el ministerio?
-Se suman muchos factores aquí. No es fácil determinar la causa o cuál es la línea de acción. Tenemos una población que está asustada por lo que está pasando sanitariamente. Y eso lo estamos trabajando a nivel regional, principalmente con protocolos en conjunto con los gremios, de modo de mostrar al sector como seguro para trabajar. El norte estuvo afectado por la disminución de migrantes peruanos y bolivianos que apoyaba la faena en esta temporada.
¿Cree que tendrá impacto en la producción'
-Yo diría que es bastante focalizado en algunas regiones y tenemos que esperar a ver qué pasa en el resto del año. Además, tuvimos el tema de las lluvias. No me atrevería a proyectar hoy día qué porcentaje o si es que va a haber un porcentaje producto de esto. Recordemos que también esto ha agilizado el tema tecnológico en los rubros en que se puede hacer.
-¿Qué tan importante ha sido la disminución de los migrantes?
-Para nosotros, los migrantes son parte importante de los trabajadores en el sector en ciertas temporadas. A medida que los países se van desarrollando, hay ciertas actividades primarias que van atrayendo mano de obra migrante. Y lo que queremos es tener una política global que nos permita tener la casa ordenada de modo que si la migración ocurre, sea de buena forma, con seguridad para los trabajadores, con buenas condiciones. Más que pensar en la temporada propiamente tal, hay que pensar en el sistema completo. Es una discusión que se está dando, porque además hay topes, porcentajes, y quizá para algunas regiones necesitamos ir flexibilizándolos. Estamos en conversaciones al respecto.
-¿Habrá alguna decisión pronto?
-No, no hay decisiones pronto. No estamos en esas conversaciones en el día de hoy para esta temporada.
-¿Cuáles son las expectativas para las exportaciones y los precios?
Estábamos justamente viendo los volúmenes de exportación de enero. Con respecto al año pasado, hay especies que han aumentado el volumen y hay que ver qué pasa con los precios finales y tenemos que hacer un balance entre el volumen y el precio.
Chile es un país muy diverso y si bien vimos afectación por la lluvia entre este Valparaíso y el norte del Biobío, esa afectación tampoco fue pareja, lo que nos va a permitir ir supliendo dentro de las mismas regiones y entre regiones la producción de esta temporada. Van a haber especies bien afectadas, por ejemplo la uva de mesa, pero es principalmente de exportación, por lo que no esperamos cambio de precio interno relevante. Los precios, al igual como lo han hecho todos los años, van fluctuando por la temporada.
-¿Hay producciones en las que ve cambios más estructurales?
-Revisamos los principales productos que subieron de precios y vimos que los limones, por ejemplo, están dentro del ciclo, pero las paltas, si bien están dentro del ciclo, han tenido un aumento con respecto al año anterior. Y ahí tenemos que ver cómo se va comportando la situación del país. Sí creo que deberemos tener una discusión más estructural con respecto a nuestra forma de producir, que no solamente se va a ligar al tema de sustentabilidad de agua, sino que también, y lo vemos ya con los jóvenes, cuál es la huella de su consumo, del agua. Tenemos un desafío muy bonito como sector de plantearlo como un productor de alimento sustentable y estar en la mesa como actor relevante en el debate, por ejemplo, del agua y mostrar que el sector lo que hace es transformar el agua en alimento.
-¿Esto de una nueva forma de producir tiene que ver con más tecnología?
-Tiene que ver, por una parte, con más tecnología, o con más conocimiento, porque el conocimiento incluye los sistemas ancestrales.
-¿Cuáles son las proyecciones para el año?
-El año pasado terminó con un PIB agrícola de entre -2% y -4% y esperamos para este año poder crecer, dependiendo también de las condiciones climáticas y de la pandemia. Somos un sector muy sensible a lo que ocurre en los flujos de personas. Hemos visto cambios importantes en las formas de consumo. Dos ejemplos: el consumo de legumbres aumentó tres veces durante este año y disminuyó el de pechuga de pollo porque está muy ligado a los casinos, a los almuerzos en las empresas. Se dieron muchos ajustes de ese tipo.