Crisis de la eurozona se encamina a dominar la cumbre del G-20 en México este fin de semana

La crisis de la deuda europea dominará las conversaciones entre los miembros del G-20 este fin de semana, mientras el resto del mundo espera compromisos para que la eurozona se refuerce.

Tanto las naciones avanzadas como en desarrollo desean ver garantías de que la Unión Europea hará todo lo posible para limitar el impacto de la crisis, mientras se evalúa reforzar los fondos del FMI para ayudar a los países afectados.

El secretario del Tesoro de EEUU, Timothy Geithner, y el presidente de la Junta de Estabilidad Financiera del G20, el canadiense Mark Carney, se encuentran entre los que asistirán a la reunión del 25 al 26 de febrero, junto con funcionarios de potencias en desarrollo como Brasil, India y China, cuyo apoyo es crucial para cualquier impulso a los recursos del FMI.

Sin embargo, no se espera que los líderes del G-20 decidan medidas específicas en su reunión de Ciudad de México antes de las conversaciones de la semana siguiente entre los líderes de la UE sobre sus planes de establecer un cortafuegos financiero.

El FMI busca más que doblar su potencia de fuego al reunir unos US$ 600.000 millones adicionales, pero el plan enfrenta la resistencia de países que incluyen a EEUU y Canadá.

Muchos países fuera de la zona euro dicen que la región primero debe poner más de su propio dinero para contener el contagio, por ejemplo, mediante la combinación de las capacidades de préstamo de sus dos fondos de rescate, que juntos suman alrededor de 750.000 millones de euros (US$ 992.000 millones) de fondos aún no comprometidos.

Los líderes de la UE decidirán si se combinan los fondos temporales y permanentes en una cumbre del 1 al 2 de marzo y borradores de conclusiones a las que Reuters tuvo acceso muestran que planean pedir al G20 que aumente los fondos del FMI en abril, cuando las autoridades reúnan nuevamente en Washington.

“Todo gira en torno a Grecia, la crisis de la zona euro y de contener el contagio a ella”, dijo el economista de Capital Economics Neil Shearing.

“El nivel de expectativas es muy bajo”, agregó. (Reuters)