Transformación tecnológica: las claves para pasar de expectadores a protagonistas
“Durante los próximos cinco años seremos testigos de un cambio tecnológico mucho mayor al de las últimas dos décadas. Y, en ese marco, no hay duda de que la capacidad de las empresas de adaptarse ágilmente a las nuevas configuraciones, será crucial para agregar el máximo valor posible”.
BCI
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Durante los últimos 20 años hemos sido testigos de grandes cambios en el mundo empresarial en todo el mundo, destacando especialmente la influencia creciente que está teniendo la transformación digital. Es interesante analizar, por ejemplo, el impacto del e-commerce con actores como Amazon, al inicio mostrando una gran expansión en EE.UU. y Europa y ahora, sobre competidores de economías emergentes. Es relevante también reflexionar respecto de la influencia de los medios digitales sobre el comportamiento del consumidor y el efecto de los millennials sobre las diferentes industrias, con exigencias cada vez más sofisticadas. Los ejemplos a nivel global son múltiples, destacando casos emblemáticos como Netflix, que desplazó totalmente a Blockbuster con un nuevo modelo de negocios, o la expansión que ha tenido Google en diversas industrias.
Pero más interesante aún es analizar la velocidad de dicha transformación, cuáles son los cambios que vienen y la importancia de integrarse a la nueva era.
En los análisis de mercado, las sensibilizaciones en proyecciones de diferentes escenarios son claves para reaccionar a tiempo ante potenciales transformaciones que, en algunos casos, pueden ser bastante disruptivas. Es importante también tener claridad respecto a cuáles podrían ser los nuevos avances y la dirección que puedan tomar las diferentes industrias.
Y si bien las transformaciones tecnológicas más emblemáticas se han producido en EE.UU., junto con mercados desarrollados y parte de Asia, principalmente, en Chile también hemos experimentado importantes cambios que vale la pena estudiar. Como la caída de precios de la energía que se ha observado desde el año pasado ante la entrada de proyectos de energías renovables no convencionales (ERNC) y una sobreoferta impulsada por el crecimiento en generación eléctrica de menor costo por sobre el aumento de la demanda proyectada. Esto gracias a las nuevas tecnologías que permitieron reducir las inversiones necesarias para implementar ERNC.
Pero, como mencionamos antes, lo más interesante es analizar la velocidad del cambio y cuáles son los factores disruptivos que podrían materializarse en el futuro.
Una transformación relevante para el sector eléctrico, por ejemplo, podría darse por la inclusión de baterías de almacenamiento de larga duración, especialmente ante caídas en los costos de inversión. Ello aceleraría significativamente la eficiencia y el desarrollo e implementación de parques eólicos y solares, desplazando a la generación termoeléctrica. Y los cambios no sólo dejarán de ser lineales, como en el pasado, sino que también serán múltiples. En ese sentido, es muy probable que este cambio venga acompañado de un mayor consumo per cápita de energía eléctrica con los nuevos avances tecnológicos, especialmente gracias a una potencial masificación de los autos eléctricos, la automatización y el Internet de las Cosas (IoT), entre otros factores. Junto con ello, dado que el litio es uno de los principales componentes de las baterías eléctricas, las perspectivas de demanda de este mineral son cada vez más favorables, lo que favorece a esta industria.
Los servicios también se verán beneficiados por sistemas más sofisticados de atención, lo que contribuirá a satisfacer de manera más exacta a clientes cada vez más exigentes.
Los ejemplos pueden ser innumerables y, probablemente, durante los próximos cinco años seremos testigos de una transformación tecnológica mucho mayor a la de las últimas dos décadas. En ese marco, no hay duda de que la capacidad de las empresas de adaptarse ágilmente a las nuevas configuraciones, será clave para agregar el máximo valor posible.