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DF Conexión a China | Visita de Boric a China: DDHH y negocios

Andreas Pierotic Abogado y ex agregado Comercial en Beijing

Por: Andreas Pierotic | Publicado: Martes 3 de octubre de 2023 a las 04:00 hrs.
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Andreas Pierotic

Chile no debe salir trasquilado con la próxima visita del presidente Boric a China, como todo hace parecer.

Él no practica el ser amo de sus silencios. Y se quieren aprovechar periodistas de falsa altura moral y con conocimientos de pobreza franciscana sobre China, que no quieren perderse en vivo y directo el espectáculo de un presidente liliputiense humillando al gigante, sin medir las consecuencias para nuestro país. No ayudan mucho sus amigos Becas Chile, que con un paso de uno o dos años por EEUUU o Europa, en su ingenuidad creen que porque compartimos valores como la democracia y los DDHH nuestros intereses de política exterior en el mundo serían los mismos. Vaya confusión.

Partamos: debemos tener conciencia de que China ya no pone la otra mejilla. El Siglo de Humillación (1839-1940) inaugurado por los británicos, y que llevó a las potencias occidentales y Japón a una catarsis de menoscabos a la integridad territorial de China y su orgullo, está aún a flor de piel. Consúltese sino a Noruega, Australia o Lituania las represalias comerciales que han padecido por haber “herido los sentimientos del pueblo chino”.

“Algunos periodistas de falsa altura moral, y escaso conocimiento de China, no quieren perderse el espectáculo de un presidente liliputiense humillando al gigante, sin medir las consecuencias para nuestro país”.

Descontada la integridad territorial de China (“Una Sola China”), la crítica foránea de la situación de DDHH es el tema más sensible para los chinos. Hoy no hay dobles lecturas: se asimila la crítica en derechos humanos con el alineamiento inmediato del país que la emite a los intereses de la política exterior estadounidense frente a China. El tema está tan incrustado en la confrontación norteamericana con China, que cualquiera que lo haga en público para los chinos obra de mala fe y se presta como coadyuvante en un tablero de esfuerzos desesperados para que EEUU conserve su hegemonía global, en un mundo destinado a ser multipolar.

Será difícil para el presidente Boric rehuir la tentación de hablar sobre DDHH en su visita a China. Su preocupación por salvaguardarlos en el mundo parece genuina y no táctica. China no pide que renuncie a ello; pero sí que lo haga a puertas cerradas, bien informado, y alejado de tonos de condena. A nadie herirá el presidente si dice en China: “Los buenos amigos con franqueza hablamos de todo, y así lo hemos hecho aquí, en Ginebra y lo haremos en los mecanismos bilaterales correspondientes”.

A los periodistas del avión presidencial se les invita a ser más responsables en la gira, a abrir un poco más sus ojos, hablar con el chino de a pie, y sólo para empezar se pregunten ¿por qué desde el Occidente desarrollado, mientras se antagoniza con China y se la condena, se trata como aliados estratégicos a los comunistas vietnamitas, se festeja con los jeques de las monarquías absolutas árabes, y se ignora a los déspotas africanos?

No hay incoherencia en todo aquello. Los países y los buenos estadistas persiguen intereses con su política exterior y no valores, aunque algunas veces se disfrace, con moralina, de algo distinto.

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