Se oscurece el panorama para la economía global
La EIU redujo sus previsiones para el crecimiento del PIB mundial en 2011 y 2012, reflejando datos más débiles en los Estados Unidos y el recrudecimiento de la crisis en la zona euro.
Por: | Publicado: Jueves 18 de agosto de 2011 a las 05:00 hrs.
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Las perspectivas para la economía global se están ensombreciendo. Una combinación de factores, entre ellos una rebaja en la calificación de crédito de Estados Unidos, nuevas dudas sobre la recuperación estadounidense y sobre todo un deterioro en la crisis de la deuda en la zona del euro, han minado la confianza. Como resultado, la Economist Intelligence Unit recortó sus previsiones para el crecimiento mundial. También pensamos que los riesgos de una recesión en “W” y de una ruptura de la zona euro han aumentado.
El PIB mundial crecerá 3,6% en paridad de poder adquisitivo en 2011 y 3,5% en 2012. Esto marca un descenso significativo en comparación con el pronóstico global del mes pasado, en el que anticipábamos un crecimiento de poco más del 4% en ambos años. Hemos reducido nuestras proyecciones de crecimiento para todas las grandes regiones del mundo. Esto refleja principalmente el hecho de que nos hemos vuelto más pesimistas sobre EEUU y la zona del euro, que a su vez tendrán un efecto dominó sobre el crecimiento en el mundo en desarrollo.
Mal período
El mes pasado sin duda marcó el peor período para la economía mundial desde los sombríos días de fines de 2008. Los mercados accionarios sufrieron oscilaciones violentas a medida que los inversionistas digerían las consecuencias de diversos acontecimientos inquietantes. Las disputas políticas sobre el techo de la deuda en EEUU llevaron a Standard & Poor’s, una agencia calificadora de crédito, a dar el paso sin precedentes de recortar su calificación AAA para el gobierno de Estados Unidos. Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, aumenta la alarma sobre el futuro de la zona euro, con la crisis de la deuda ahora amenazando a Italia y España. El desafío inmediato es adoptar políticas convincentes que satisfagan las preocupaciones de solvencia del mercado y evite que los rendimientos de la deuda del gobierno (el costo de emisión de nueva deuda) suban más. Pero una solución a largo plazo se ve difícil de alcanzar, dada la incapacidad permanente de los miembros del euro de acordar acciones concertadas.
Las preocupaciones sobre el crecimiento estadounidense y los temores en la zona del euro han elevado sustancialmente el riesgo de una contracción, o al menos un estancamiento, de la producción mundial. Los gobiernos tienen pocas herramientas de política para hacer frente a una recesión renovada, en comparación con el enorme estímulo fiscal y monetario desatado en 2008-09.
Nuestra previsión central no es, por ahora, de otra recesión, definida en general como dos o más trimestres de contracción en Estados Unidos y euro zona y un crecimiento global del 1,5% o menos (a tipos de cambio de mercado). Sin embargo, creemos que una doble caída es cada vez más probable, con al menos un 40% de posibilidades de que se produzca una en los próximos dos años. Ahora creemos que existe un riesgo muy alto (al menos 40%) de un quiebre de la eurozona durante el mismo período.
Los problemas más recientes agravan los efectos de otros golpes a la economía mundial, incluyendo la agitación política en el mundo árabe, el terremoto y tsunami en Japón y aumento en la inflación en muchos países.
Hasta hace poco, pensábamos que la economía mundial estaba en un punto suave temporal que cedería en el segundo semestre de este año a medida que los precios del petróleo y otros productos básicos bajaran, que desaparecieran las interrupciones relacionadas con Japón y las autoridades de la eurozona hicieran frente a la crisis de la deuda. Algo de esto está sucediendo, pero el efecto acumulado de tal serie sin precedentes de golpes ha sido más dañino que lo esperado. Incluso cuando poco a poco están mejorando las condiciones económicas subyacentes, la falta de confianza puede obligar a las empresas a frenar las contrataciones y a los consumidores a elegir ahorrar y pagar deudas sobre el gasto. Esto comienza un círculo vicioso que conduce a la reducción de la demanda y a todavía menos contratación e inversión.
Mundo emergente
El sobrecalentamiento ya no es la mayor amenaza que enfrentan las economías de Asia, dadas las perspectivas de deterioro en Estados Unidos y Europa. De hecho, ahora existe el peligro de que las economías de Asia experimenten algo más que una desaceleración benigna en el próximo año. Otra preocupación es que la política monetaria relajada en otros lugares empeorará las burbujas de precios de los activos asiáticos, en especial si la Reserva Federal lanza otra ronda de relajamiento cuantitativo. Con todo, los fundamentos económicos de la región siguen en buena forma. El surgimiento de China como un motor independiente de crecimiento regional mitigará el impacto de los problemas económicos de Occidente, asegurando que Asia seguirá siendo la región de más rápido crecimiento en el mundo.
Las economías de América Latina en general tienen un buen desempeño, pero el aumento en los precios de los productos básicos y la fuerte demanda interna están necesitando alzas de tasas de interés para alejar una mayor inflación. El patrón de dos velocidades tradicional de la región está reapareciendo. Los exportadores de productos básicos, como Brasil, Perú y Chile crecerán con fuerza en los próximos años, gracias a la pujanza de la demanda asiática. Pero gran parte del resto de la región, en particular los países con vínculos más estrechos a la economía estadounidense, tendrán una expansión más débil.
El PIB mundial crecerá 3,6% en paridad de poder adquisitivo en 2011 y 3,5% en 2012. Esto marca un descenso significativo en comparación con el pronóstico global del mes pasado, en el que anticipábamos un crecimiento de poco más del 4% en ambos años. Hemos reducido nuestras proyecciones de crecimiento para todas las grandes regiones del mundo. Esto refleja principalmente el hecho de que nos hemos vuelto más pesimistas sobre EEUU y la zona del euro, que a su vez tendrán un efecto dominó sobre el crecimiento en el mundo en desarrollo.
Mal período
El mes pasado sin duda marcó el peor período para la economía mundial desde los sombríos días de fines de 2008. Los mercados accionarios sufrieron oscilaciones violentas a medida que los inversionistas digerían las consecuencias de diversos acontecimientos inquietantes. Las disputas políticas sobre el techo de la deuda en EEUU llevaron a Standard & Poor’s, una agencia calificadora de crédito, a dar el paso sin precedentes de recortar su calificación AAA para el gobierno de Estados Unidos. Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, aumenta la alarma sobre el futuro de la zona euro, con la crisis de la deuda ahora amenazando a Italia y España. El desafío inmediato es adoptar políticas convincentes que satisfagan las preocupaciones de solvencia del mercado y evite que los rendimientos de la deuda del gobierno (el costo de emisión de nueva deuda) suban más. Pero una solución a largo plazo se ve difícil de alcanzar, dada la incapacidad permanente de los miembros del euro de acordar acciones concertadas.
Las preocupaciones sobre el crecimiento estadounidense y los temores en la zona del euro han elevado sustancialmente el riesgo de una contracción, o al menos un estancamiento, de la producción mundial. Los gobiernos tienen pocas herramientas de política para hacer frente a una recesión renovada, en comparación con el enorme estímulo fiscal y monetario desatado en 2008-09.
Nuestra previsión central no es, por ahora, de otra recesión, definida en general como dos o más trimestres de contracción en Estados Unidos y euro zona y un crecimiento global del 1,5% o menos (a tipos de cambio de mercado). Sin embargo, creemos que una doble caída es cada vez más probable, con al menos un 40% de posibilidades de que se produzca una en los próximos dos años. Ahora creemos que existe un riesgo muy alto (al menos 40%) de un quiebre de la eurozona durante el mismo período.
Los problemas más recientes agravan los efectos de otros golpes a la economía mundial, incluyendo la agitación política en el mundo árabe, el terremoto y tsunami en Japón y aumento en la inflación en muchos países.
Hasta hace poco, pensábamos que la economía mundial estaba en un punto suave temporal que cedería en el segundo semestre de este año a medida que los precios del petróleo y otros productos básicos bajaran, que desaparecieran las interrupciones relacionadas con Japón y las autoridades de la eurozona hicieran frente a la crisis de la deuda. Algo de esto está sucediendo, pero el efecto acumulado de tal serie sin precedentes de golpes ha sido más dañino que lo esperado. Incluso cuando poco a poco están mejorando las condiciones económicas subyacentes, la falta de confianza puede obligar a las empresas a frenar las contrataciones y a los consumidores a elegir ahorrar y pagar deudas sobre el gasto. Esto comienza un círculo vicioso que conduce a la reducción de la demanda y a todavía menos contratación e inversión.
Mundo emergente
El sobrecalentamiento ya no es la mayor amenaza que enfrentan las economías de Asia, dadas las perspectivas de deterioro en Estados Unidos y Europa. De hecho, ahora existe el peligro de que las economías de Asia experimenten algo más que una desaceleración benigna en el próximo año. Otra preocupación es que la política monetaria relajada en otros lugares empeorará las burbujas de precios de los activos asiáticos, en especial si la Reserva Federal lanza otra ronda de relajamiento cuantitativo. Con todo, los fundamentos económicos de la región siguen en buena forma. El surgimiento de China como un motor independiente de crecimiento regional mitigará el impacto de los problemas económicos de Occidente, asegurando que Asia seguirá siendo la región de más rápido crecimiento en el mundo.
Las economías de América Latina en general tienen un buen desempeño, pero el aumento en los precios de los productos básicos y la fuerte demanda interna están necesitando alzas de tasas de interés para alejar una mayor inflación. El patrón de dos velocidades tradicional de la región está reapareciendo. Los exportadores de productos básicos, como Brasil, Perú y Chile crecerán con fuerza en los próximos años, gracias a la pujanza de la demanda asiática. Pero gran parte del resto de la región, en particular los países con vínculos más estrechos a la economía estadounidense, tendrán una expansión más débil.