Una recuperación global más balanceada
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Desde hace algunos meses que Europa viene dando señales más positivas. La última buena noticia fue el crecimiento de 0,4% que registró el PIB en el primer trimestre.
Aunque la cifra puede parecer modesta, superó la expansión de Estados Unidos y de Reino Unido, y llega justo en momentos en que la potencia norteamericana está dando muestras de menor dinamismo.
Esto no sólo apunta a una recuperación global más balanceada, sino también dentro de la propia Europa hay señales de mayor equilibrio. Francia, la segunda economía de la eurozona, que está rezagada respecto de sus vecinos, creció más rápido que Alemania. E Italia quedó a un paso de salir de una prolongada recesión.
La deflación, que desde hace meses amenaza con instalarse en el continente, tal como ha agobiado a Japón por más de una década, está dando muestras de retirada, con los precios finalmente repuntando en la mayoría de los países miembros, incluso con el petróleo todavía bajo para sus niveles históricos.
Con la recuperación de EEUU flaqueando, las perspectivas para el inicio de las alzas de tasas en ese país se están alejando. Eso desdibuja un potencial escenario de crecientes brechas de tasas y desequilibrios globales.