China, el mayor consumidor mundial de cobre, automóviles y teléfonos celulares, entre otros productos, está dando cada vez más señales de una desaceleración con efectos especialmente en el mercado de las materias primas. Durante el fin de semana, una batería de datos económicos del gigante asiático sugirió que su actividad se debilitó levemente en mayo, despertando interrogantes sobre si Beijing podrá cumplir con la meta oficial de una expansión de la economía en su conjunto de 7,5% durante 2013, luego del crecimiento de 7,8% de 2012, cuando fue el registro más lento en los últimos 13 años.
En particular, preocuparon en los mercados las cifras del comercio exterior. Mientras las exportaciones de China subieron 1% interanual en mayo -el menor incremento desde julio del año pasado-, las importaciones cayeron 0,3% frente a las proyecciones de un aumento de 6%. Este último dato propinó que el cobre se derrumbara a un mínimo de tres semanas en su sesión de ayer, para cotizarse a niveles de US$ 3,23 la libra, mientras el peso chileno se negociaba en torno a las 503 unidades por dólar.
Pese a las preocupaciones, el primer ministro Li Keqiang ha asegurado, según versiones de medios internacionales, que la economía aún está creciendo a un ritmo “relativamente rápido”, mientras que las tasas de empleo permanecen estables. Asimismo, ha señalado a líderes provinciales de su país que la política macroeconómica debería mantenerse estable, que el gasto del gobierno debería ser controlado y que los responsables de las políticas deberían enfocarse en cambios regulatorios, para mejorar la eficiencia total de la economía china.