Editorial

Nuevas señales económicas

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Noticias provenientes del Banco Central son las que han acaparado los titulares de la última semana. Primero fue la publicación del Imacec de julio, que sorprendió con una expansión de 4,2%; luego vino la decisión del instituto emisor de reducir la tasa de interés de política monetaria en 25 puntos base, en línea con lo que se esperaba; y ayer se informó que el IPoM de septiembre incorpora un alza a 4,5% en la inflación proyectada para 2024 y una disminución en el límite superior del rango de crecimiento del PIB estimado, el que se ajustó a 2,25%-2,75%.

A 1,8% promedio anual redujo el Banco Central la expansion del PIB tendencial en la próxima década, lo que es la peor noticia del último IPoM.

El Imacec de julio no ha hecho sino confirmar que las cifras mensuales están sujetas a una alta volatilidad, ya que si se despejan los efectos estacionales lo que se observa es una tendencia que apunta precisamente al rango medio proyectado por el Banco Central para este año. A su vez, éste supera el crecimiento del PIB tendencial proyectado por el propio instituto emisor para los próximos 10 años, el que se redujo a 1,8% como promedio anual. Esta es tal vez la peor noticia que trae este nuevo IPoM, sumada a la constatación de que la recuperación del gasto va más lenta de lo previsto, lo cual se está notando tanto en el consumo como en la inversión.

La reducción de la tasa de interés de política monetaria, sumada al anuncio de que el proceso de normalización hacia el nivel que se considera como tasa “neutral” será más rápido de lo previsto, se enmarca plenamente en el escenario descrito, por cuanto si bien la inflación proyectada para este año sube transitoriamente de 4,2% a 4,5%, en opinión del instituto emisor las menores presiones de demanda van a contribuir a que el ajuste hacia la meta de 3% se manifieste con mayor rapidez que lo inicialmente estimado. Obviamente, todo esto deberá estar sujeto a lo que se vaya observando en la economía internacional, cuya incidencia en nuestro mercado local es de alta gravitación, de la cual no nos podemos abstraer.

Ante un cuadro económico interno que da cuenta de severas falencias, lo anunciado por el Banco Central en materia de tasas de interés constituye una buena noticia, en tanto va a contribuir a impulsar la alicaída demanda interna. Debiendo tenerse presente que aunque la política monetaria no tiene incidencia en el crecimiento de largo plazo de la economía, sí tiene capacidad de influir en la forma como se transita a través de los ciclos económicos. Desde esta perspectiva, el instituto emisor hace bien en acelerar el tranco en materia de normalización monetaria, con todos los resguardos que ello amerita, pero ello no debe llevar a desatender los problemas de fondo que aún están pendientes de solución.

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