Los mercados internacionales de acciones, bonos y divisas están incorporando en forma más evidente en sus precios la posibilidad de que -más temprano que tarde- la Reserva Federal de Estados Unidos empezará a reducir su programa de compras mensuales de bonos del Tesoro por US$ 85.000 millones que ha sido clave, junto con otras piezas como mantener las tasas de interés en el suelo, en su estrategia para reanimar a la mayor economía mundial tras la crisis financiera de 2008-09.
Hasta hace un par de semanas las señales de algunos miembros de la Fed apuntaban a que incluso tan pronto como desde de este mismo mes pudiera empezar el recorte en las compras de los bonos del gobierno. Pero otros indicios también aconsejaban esperar algo hasta que surgieran más evidencias, especialmente en el mercado laboral, sobre si la salud de la economía estadounidense ya está en condiciones de ser dada de alta como para empezar quitarle su medicina. Como sea, aún cuando no empiece en junio, las declaraciones más recientes de altos funcionarios del banco central estadounidense sugieren que tampoco habría que esperar demasiado para ver el inicio del retiro del estímulo.
Y así lo han entendido los mercados globales: caída en las acciones, el peor mayo para los bonos en nueve años y un generalizado desplome de las monedas de las economías emergentes - incluyendo al peso chileno-, que se habían fortalecido durante el boom de liquidez propiciado por la Reserva Federal y que se acerca a su fin. Algo de alivio en el plano cambiario para los exportadores nacionales pero, en la otra cara de la moneda -literalmente-, presiones inflacionarias por el mayor costo de los bienes importados.